sábado. 20.04.2024

Cerrojazo

NUEVATRIBUNA.ES - 11.3.2009Se veía venir. En la Comunidad de Madrid tenían pocas ganas de investigar el origen y los objetivos de las escuchas clandestinas a miembros de su propio partido, pero pertenecientes al equipo de Gallardón.
NUEVATRIBUNA.ES - 11.3.2009

Se veía venir. En la Comunidad de Madrid tenían pocas ganas de investigar el origen y los objetivos de las escuchas clandestinas a miembros de su propio partido, pero pertenecientes al equipo de Gallardón. Las limitaciones impuestas a la lista de comparecientes solicitada por el PSOE e IU y la deriva que había tomado la comisión, empezando por la comparecencia de un cargo del PSOE de hace 20 años y terminando por la intervención chulesca de Sergio Gamón, no indicaban nada bueno. Y la intervención de hoy del consejero Granados ha puesto la guinda. Siguiendo al pié de la letra el libro de estilo del PP, que prescribe que ante una acusación lo mejor es mentir gritando, ha intervenido para acusar a los miembros de la comisión. Granados sabe lo que hace, pues presidió la comisión de investigación de Tamayo y Sáez, que sufrió igualmente de un exceso de ortopedia que la asfixió. Ha seguido, en esto el guión escrito por su jefa, pero el futuro de esta comisión de entretenimiento, mal llamada de investigación, no se dirimía en Madrid, sino en Galicia y el País Vasco.

La comisión se montó para salir del brete. Empezó a formarse en plena campaña de las elecciones autonómicas y se las arregló para no empezar a funcionar hasta conocerse los resultados. Más que una comisión era un decorado de honradez para aparentar que el PP era un partido de presuntos interesados en conocer la verdad más que de reales interesados en que no se conociera. Y así ha sido. Recuperado el gobierno autonómico de Galicia y habiéndose mantenido el PP como una fuerza importante, y tal vez decisoria, en el País Vasco, la comisión estaba sentenciada; ya carecía de interés y por esa razón ha sido liquidada precipitadamente, no fuera a ocurrir que, a pesar de todas las precauciones adoptadas y de tenerlo todo atado y bien atado, algún compareciente metiera la pata y por ahí se empezara a tirar del hilo. No, lo mejor era acabar con ella y listo. Y así ha sido. Esperanza Aguirre no se arredra y bastante tiene con hacer frente a las salpicaduras que le llegan desde la trama de Correa, el bigotes y el albóndiga. No sea que le vaya a ocurrir lo que al árbitro de la elegancia de la tierra del arroz y de los mitos.

Por otro lado, desprestigiada convenientemente la administración de justicia con la destitución del ministro titular por un asunto menor y sembradas las sospechas sobre los ingresos de Garzón, el asunto de los espías puede quedar en vía muerta sin grandes consecuencias. Esperanza Aguirre juega fuerte. No olvidemos que llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid de la manera más turbia: por un pucherazo perpetrado por portadores de maletines.

Francisco Javier Vivas es escritor

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