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Ceaucescu, 20 años después

NUEVATRIBUNA.ES - 4.1.2010 Esta semana se han cumplido 20 años de unas imágenes que dieron la vuelta al mundo, el fusilamiento del dictador rumano Ceaucescu y su esposa Elena Petrescu.
NUEVATRIBUNA.ES - 4.1.2010

Esta semana se han cumplido 20 años de unas imágenes que dieron la vuelta al mundo, el fusilamiento del dictador rumano Ceaucescu y su esposa Elena Petrescu. A día de hoy, en una Rumanía integrada en la Unión Europea, irreconocible con respecto a 1989, son pocos los nostálgicos que se acercan cada día de Navidad al cementerio civil de Ghincea, donde se encuentran sus restos, a rendirle tributo y dejar flores en su tumba. Hay quien mantiene que la tumba se encuentra vacía.

Tras la caída del muro de Berlín y desintegración de la URSS, los distintos países que conformaban el bloque comunista vivieron sus transiciones hacia la democracia. Fueron de manera pacífica salvo en el caso de Yugoslavia, donde estallaron una serie de guerras civiles por motivos étnicos, políticos y religiosos, y en Rumanía, donde la existencia de una dictadura tan consolidada y aferrada al poder suponía un lastre para el cambio hacia la democracia.

Nicolae Ceaucescu, nacido en la aldea de Scornicesti (23 de agosto de 1918), en el seno de una familia campesina, ostentaba el poder desde 1965 como conducator (caudillo). Persona ambiciosa como lo era también su mujer, controlaron todo el estado a través de familiares y adeptos. Crearon una policía política, la securitate, integrada por fanáticos defensores del conducator. A día de hoy tiemblan los rumanos al oír el nombre de dicha policía por la serie de desapariciones y asesinatos vinculados a sus actuaciones. Con respecto a la valoración sobre Ceaucescu, las opiniones están más divididas, de héroe a villano al que muchos llaman “Draculescu“, en referencia al sádico príncipe medieval. Incluso en los últimos años hay un deseo de rehabilitar la memoria del dictador o, cuando menos, que se evalúe o analice su figura de una manera más objetiva. Los problemas económicos y la inestabilidad política de los distintos gobiernos en Rumanía, hacen que algunas personas añoren el periodo de la Dictadura.

Ceaucescu mostró muchas contradicciones entre su política exterior e interior. En el interior apostaba por un control total de toda la vida política y económica, de los medios de comunicación y en pro del culto a su persona. Fueron muchos los que se exiliaron temerosos del régimen del conducator o forzados por este. Otro aspecto fue la rígida política de control de la natalidad. En cambio, al exterior realizó un esfuerzo por mostrarse como un régimen moderno. Al respecto, muchos de los datos que aportaba el régimen a los organismos internacionales estaban falseados, como por ejemplo los datos de alimentación de los rumanos, muy retocados a la alza. A pesar de estar Rumania encuadrada en los estados controlados por la URSS, la apuesta de Ceaucescu era mantener relaciones normalizadas con occidente, así la visita de Nixon a Bucarest y sus relaciones con la Francia de De Gaulle o la España de Franco, a pesar de dar cobijo a exiliados comunistas en el país de los Cárpatos. Llegaría a visitar Madrid en 1982 y mantener relaciones con la Unión Europea. En algún caso fue más allá, incluso criticando intervenciones de la URSS como la invasión de Checoslovaquia de 1968. Se podría decir que, como la Yugoslavia de Tito, buscó desmarcarse de la URSS e integrarse en un bloque independiente.

Aspecto importante fueron las excentricidades y salidas de tono del clan Ceaucescu, como demoler parte de Bucarest para levantarla de nuevo a su antojo y realizando un edificio como el Palacio del Pueblo, símbolo de su poder, de dimensiones ciclópeas. Gastos como este y los derivados de la propaganda, junto a una economía mal llevada y una industrialización gestionada de manera torpe llevaron a generar una enorme deuda externa y a la escasez de alimentos o energía. Esta situación fue la que llevó a que comenzase el vía crucis del matrimonio Ceaucescu en diciembre de 1989. Se convocaron una serie de huelgas en Timisoara mientras disidentes políticos establecían relaciones con el ejército, un ejercito marginado en relación a la prioridad que se daba desde el régimen a la securitate. Ceaucescu ordenó abrir fuego contra los manifestantes, lo cual llevó a que, lejos de solucionarse el problema, se extendiese la revolución, siendo rodeado el matrimonio en Bucarest y poniéndose el ejército del lado de los manifestantes, aunque la securitate en su mayor parte permaneció fiel al lado del conducador abriendo fuego contra civiles y militares, y haciendo presagiar la posibilidad de una guerra civil. De manera apresurada el matrimonio Ceaucescu intentó huir por helicóptero pero aterrizaron en Targoviste por temer ser interceptados por los militares, que habían decretado su detención. Allí fueron detenidos por la policía y entregados a los militares el 22 de diciembre. La realidad es que nadie, ni el piloto del helicóptero ni varias personas que se cruzaron en la carretera, querían ayudar a que escapasen y que así Ceaucescu pudiese organizar la resistencia. Por temor a una contrarrevolución fueron encerrados en un tanque y tras un juicio sumarísimo, el matrimonio fue fusilado y enterrado. Estas imágenes, retransmitidas de manera parcial, son las que la Televisión Rumana difundió y dieron la vuelta a todo el mundo. De manera paralela se fueron eliminado todos los focos donde se habían hecho fuertes los miembros de la securitate, que en estos días habían permanecido apostados en edificios a modo de francotiradores.

Las formas del enjuiciamiento de Ceaucescu suscitan muchos problemas de legalidad, junto a otros religiosos o morales como el hecho de ser ajusticiados en el día de Navidad. Se trataba de un tribunal arbitrario y sin garantías de defensa, no reconocido en ningún momento por el matrimonio. Muchas de las personas que fomentaron o intervinieron para que fuese un proceso “express” entrarían en el posterior reparto de poder. También estaba de por medio el temor a una reacción y que fuese liberado el dictador; ese temor se ve en el hecho de ser encerrados en un tanque. Hubo muchas personas, cómplices del régimen, que aceleraron su caída y rápida ejecución, quizá para así quedar liberados de posteriores juicios. Hay que tener en cuenta que el cargo más fuerte contra el dictador fue el de genocidio, y para la ejecución de este delito son necesarios muchos colaboradores y cómplices. Al respecto hay que decir que Ceaucescu, además de dar la orden de abatir manifestantes, había pasado a fuego aldeas de gitanos y muchas personas habían fallecido en prisiones.

Una buena parte del país había estado del lado del dictador y tras su ejecución a marchas forzadas quería lavar su conciencia y hacer desaparecer todo vínculo con el régimen. Un ejemplo puede ser el de la gimnasta Nadia Comaneci, que había mantenido una relación sentimental con el hijo mayor de Ceaucescu y tras la caída del régimen defiende que se la obligó a mantener dicha relación.

En la actualidad el clan Ceacescu está casi desaparecido. El hijo primogénito del matrimonio, Nicolae, falleció en 1996 con 46 años, posiblemente por problemas derivados de su alcoholismo. Persona con muchas excentricidades, tras sus padres era la persona más odiada y en varias ocasiones fue acusado de abusos sexuales. Su hermana Zoia, falleció de cáncer de pulmón en 2006. El hijo pequeño, Valentín, fue adoptado por la pareja y se encuentra vivo. Vivo y coleando, ya que hace unos meses la justicia rumana ha determinado que se le devuelvan los cuadros de la colección de sus padres, de los cuales se había adueñado el Museo Nacional de Arte de Rumanía. Valentín cuenta con 67 años. El sobrino de Ceaucescu, Emil Barbescu, está promoviendo la recuperación de la imagen del conducator. Así fomentó que en 2007 la casa natal de Ceaucescu, en Scornicesti, pasase a ser un museo y que en 2010, esté previsto también en dicha villa la colocación de una estatua con su imagen.

El hecho de que fuera el anterior régimen una República Socialista y de que muchos de sus colaboradores se integraran en el Partido Socialista, hace que muchas personas tengan reticencias a la hora de votar a los socialistas rumanos. Por ello parte de la población vota a los partidos de una derecha que se impuso hace unas semanas en las elecciones presidenciales y que sigue jugando la baza del anticomunismo. La realidad es que hay antiguos colaboradores de régimen de Ceaucescu en casi todos los actuales partidos rumanos y la propia transición hacia la democracia fue dirigida por antiguos comunistas. Quizá por ese interés en borrar todo recuerdo colectivo y toda implicación no se fomenta que los jóvenes tengan interés por conocer al que fuera el “genio de los Cárpatos”. No se puede olvidar que el régimen llegó a tener hasta medio millón de informadores y una cuarta parte de la población era miembro del Partido Comunista. También por ello las investigaciones sobre crímenes de la era Ceaucescu, ya sea a través de la Comisión Nacional de los Archivos de la securitate o del Instituto para la Investigación de los Crímenes del Comunismo, no parece que puedan tener mucho recorrido.

Ceaucescu quiso ser emperador y falleció como algunos de ellos, en el patíbulo.

Juan Pedro Rodríguez Hernández - Profesor-tutor de Historia Contemporánea (UNED).

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