viernes. 29.03.2024

Cayo Lara se ha equivocado

Cayo Lara con la actitud de postergar a Gaspar Llamazares a una cuarta portavocía en el Congreso de Diputados ha demostrado una actitud frustrante para buena parte de los electores de IU.

Cayo Lara con la actitud de postergar a Gaspar Llamazares a una cuarta portavocía en el Congreso de Diputados ha demostrado una actitud frustrante para buena parte de los electores de IU. Debería haberse percatado Lara de que el aumento en votos que esta formación política ha conseguido el pasado 20-N no ha sido únicamente por el rechazo a las políticas económicas de los últimos tiempos de Zapatero, sino al trabajo personal y de respeto a una izquierda de progreso y apoyo a los derechos de los trabajadores que día a día ha mostrado en el Congreso Gaspar Llamazares.

Buena parte de los ciudadanos anteriormente votantes del PSOE podrían haberse abstenido en estas elecciones generales. Sin embargo el índice de abstención no ha sido precisamente llamativo. Y es que ha habido una fuga de votos a otras representaciones políticas. Algunos se han inclinado hacia UPyD, pero desde el PSOE pocos. Los más han ido a arropar con ilusión la idea que una sola persona con su coraje y seriedad ha mantenido nítida y persistente a lo largo de la legislatura, y esa persona ha sido Llamazares. El mundo de la cultura, en su gran mayoría, lo manifestó públicamente. Y si Gaspar Llamazares hubiera ido de candidato por Madrid el número de votos se hubiera visto mayormente incrementado.

Por todo ello relegar en el Congreso a Llamazares a un puesto más bien irrelevante no sólo ha representado una humillación para él, sino una desilusión para sus votantes y la constatación de que todos, sin excepción, cuando alcanzan el 'poder' se olvidan de lo más elemental. Este ha sido el lamentable error de Cayo Lara.

Captar al votante es fácil; lo dificultoso es mantenerlo fiel. Exactamente como sucede con el comerciante, conseguir un cliente es sencillo, mantenerlo ya es más difícil.

Desde el momento presente la formación política IU ha perdido credibilidad para aquellos que a ella acudieron en busca de formalidad, en busca de una actuación más democrática y justa. El nuevo cliente está desencantado.

En la constitución del nuevo Congreso, desde su escaño y con la valentía y claridad de siempre, la voz de Llamazares ha irrumpido con fuerza exigiendo que se cumpliera el art. 72.2: la lectura pública de las normas que pueden informan e ilustrar a todos los diputados -en especial a los nuevos- acerca del tema que se está debatiendo (en este caso la constitución de la Mesa del Congreso), y clarificar que IU, como tercera formación política más votada en España, debería estar representada en dicha Mesa.

Aunque la petición de Llamazares no ha sido atendida por el presidente de la mesa de edad, Juan Manuel Albendea, la singularidad y valentía de este hombre ha puesto una vez más en relieve que su persona es merecedora de una posición más visible en IU.

Cayo Lara se ha equivocado
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