Carmena pisa un charco

La Alcaldesa no ha sabido explicar bien, porque lo ha hecho a la defensiva, la apertura del canal informativo del que se habla tanto.

La iniciativa del Ayuntamiento de Madrid de abrir una página web para trasmitir su versión de las noticias que, a juicio del equipo municipal, estaban siendo distorsionadas o manipuladas por los medios de comunicación, ha reabierto un debate de largo recorrido sobre las relaciones de los poderes políticos y la prensa. Con práctica unanimidad, los profesionales de la información y sus órganos colegiales han reaccionado con dureza, calificando la medida con expresiones que van desde “un halo de censura” a “totalitarismo bolivariano”. Como era de esperar, el Partido Popular no ha desaprovechado la ocasión para cargar contra el conjunto de la política de Manuela Carmena y, de paso, contra el Partido Socialista como habilitante de esa Alcaldía, ignorando la crítica expresada por la dirigencia de Ferraz. En la misma línea argumental exhibida por Mariano Rajoy contra Pedro Sánchez en el debate sobre Grecia.

Escuchar a los dirigentes populares un alegato vibrante en defensa de la independencia de los medios de comunicación produce sonrojo, cuando ese mismo día el telediario de TVE censura una frase del dirigente del principal partido de la oposición, que desvirtúa su discurso, y se retrasa la prometida profesionalización y despolitización de Telemadrid. En Barcelona, Ada Colau ha adoptado una medida -escasamente comentada- de mayor carga de profundidad que la web de Carmena: ha decidido repartir la publicidad institucional con criterios objetivos y no en función de afinidades políticas. El Ayuntamiento de Madrid dispone también de una considerable partida presupuestaria para publicidad que merecería un estudio en profundidad sobre sus fines y sus destinos. Y qué decir de los fondos de la Comunidad de Madrid….

Supongo que Manuela Carmena, a la que no me imagino como una represora de ninguna libertad, incluida la de prensa, ha reaccionado con apresuramiento y rabia incontenida ante una acumulación de noticias que hacían mella en la imagen positiva y el buen clima inicial que había logrado durante su campaña. Supongo también que la Alcaldesa se siente preocupada por conseguir un cierto orden interno derivado de la propia composición heterogénea de su equipo de concejales, que se traduce en mensajes contradictorios, anuncio de medidas no adoptadas que pueden interpretarse benévolamente como “globos sonda” o, perversamente, como tensiones de fondo en el seno de un colectivo que no controla totalmente.

Los políticos con experiencia asumen que cada mañana han de tragarse un sapo al repasar los titulares de la prensa o escuchar las tertulias madrugadoras. Alguno hubo que prohibió a su equipo de prensa que le pasara los resúmenes informativos para poder gobernar sin sumirse en la depresión. Manuela Carmena debería vacunarse contra las portadas de “La Razón” y las fotos-denuncia porque use el Metro o utilice circunstancialmente el coche oficial. Sería ingenuo pensar que no van a intentar desgastarla por todos los medios aquellos que aún no se han acostumbrado a la pérdida del poder -¿verdad, Esperanza?- que creyeron eterno. La Alcaldesa no ha sabido explicar bien, porque lo ha hecho a la defensiva, la apertura de ese canal informativo del que hoy se habla tanto -así es este país- como de la crisis griega o la lista independentista de Cataluña. Ha pisado un charco, y no precisamente de aguas limpias. Respetada Manuela Carmena: se van a fijar más en el zapato manchado por el charco que en el lodo del fondo. Límpialo cuanto antes. El zapato y el charco.

PD- El antecendente de "Versión Original" es una web de la Comunidad Europea dedicada a desmentir bulos. O sea que el antecendente no era Venezuela.