14 de noviembre de 2010, 14:29
NUEVATRIBUNA.ES - 14.6.2010
...para que den un veredicto antes de que cante el gallo. Por lo visto es muy importante no perder el tiempo. Y eso lo dice en nombre de un presidente que tardó tanto en admitir la crisis que hasta las ranas se hicieron rastas con el pelo que criaron. Vivir para ver. Cuánto se añora esa calma chicha en estos tiempos de ‘toma la reforma y corre’ en lo que cuenta es sepultar bajo el peso de la aritmética parlamentaria las voces críticas a ese puñado de medidas que ni servirán para crear empleo ni para salvar los muebles electorales.
A lo sumo han sido útiles para que Zapatero presuma de los SMS que le envía Felipe González por gobernar que, bien mirado, nada tienen de elogioso porque deja entrever que a saber a qué se ha dedicado los dos años anteriores. Sería injusto decir que a nada. No hay que olvidar que buena parte de las tareas económicas se dedicó a firmar cheques de cuatrocientos euros para que algunos ciudadanos llegaran a fin de mes y otros, de bolsillo más desahogado, se compraran unos bermudas de Dolce & Gabbana y unos náuticos a juego. Para esto todos iguales, para el resto unos más iguales que otros. Quizás por ello tampoco faltó la supresión de algún impuesto para las rentas más altas que, de siempre, han sido muy tiquismiquis con esto de los tributos sobre todo si tienen que pagarlos. Otra cosa es evadirlos.
Y se subieron las pensiones. Y tanto se subieron que ya no se suben más porque una cosa es que los jubilados sobrevivan y otras invitarles al derroche, al vicio y a la perdición desde los poderes públicos. Muy bien hecho. Y aquellos que se gastaron la ‘paga del talante’ en cigalas ahora, con el sueldo más recortado que las patillas, la van a tener que devolver céntimo a céntimo aunque no tengan ni para croquetas Findus. Y así las alegrías de ayer, los cheques bebé a discreción ya tuvieran los padres para una cuna con dosel o no les llegara para una colchoneta, las inyecciones multimillonarias a los bancos que son muy solventes pero por si acaso y todas esas bombas fétidas que ahora pretenden camuflar en los frascos de Chanel del sacrificio debido nos han costado los sinsabores de hoy. Y con crisis internacional, con burbuja inmobiliaria, con especuladores y delincuentes, valga la redundancia, y con todo lo que se quiera también ha habido insensatez doméstica. Y mucha.
Y en estas llega una reforma laboral que no le gusta a Díaz Ferrán y, sin embargo, tampoco por ello ha de ser necesariamente buena. Debe ser que al presidente de la patronal tampoco le sirve esta para hundir sus empresas, y con ellas a sus trabajadores, como es debido. El despido ya es más barato pero todavía no es gratis. Hay nuevas modalidades de contratación pero todavía hay que hacer contratos. Contrariedad tras contrariedad. Así no hay quién cree empleo. Ni así ni con decretos por muy deprisa que se firmen. Hay trabajo cuando hay algo que producir o algo que vender y a eso poco ayuda que te metan la tijera en la nómina. Sin ser economista se antoja de sentido común que para salir de una crisis hay que crear economía y no destruirla aún más mermando la capacidad adquisitiva de trabajadores y jubilados. Qué no digo yo que no sea de izquierdas recortar salarios, congelar pensiones y abaratar el despido que luego se pone Zapatero en el Congreso como se pone. Es lo que tiene aprender economía en media hora.
Germán Temprano es escritor y periodista
JAULA DE GRILLOS
...para que den un veredicto antes de que cante el gallo. Por lo visto es muy importante no perder el tiempo. Y eso lo dice en nombre de un presidente que tardó tanto en admitir la crisis que hasta las ranas se hicieron rastas con el pelo que criaron. Vivir para ver. Cuánto se añora esa calma chicha en estos tiempos de ‘toma la reforma y corre’ en lo que cuenta es sepultar bajo el peso de la aritmética parlamentaria las voces críticas a ese puñado de medidas que ni servirán para crear empleo ni para salvar los muebles electorales.
A lo sumo han sido útiles para que Zapatero presuma de los SMS que le envía Felipe González por gobernar que, bien mirado, nada tienen de elogioso porque deja entrever que a saber a qué se ha dedicado los dos años anteriores. Sería injusto decir que a nada. No hay que olvidar que buena parte de las tareas económicas se dedicó a firmar cheques de cuatrocientos euros para que algunos ciudadanos llegaran a fin de mes y otros, de bolsillo más desahogado, se compraran unos bermudas de Dolce & Gabbana y unos náuticos a juego. Para esto todos iguales, para el resto unos más iguales que otros. Quizás por ello tampoco faltó la supresión de algún impuesto para las rentas más altas que, de siempre, han sido muy tiquismiquis con esto de los tributos sobre todo si tienen que pagarlos. Otra cosa es evadirlos.
Y se subieron las pensiones. Y tanto se subieron que ya no se suben más porque una cosa es que los jubilados sobrevivan y otras invitarles al derroche, al vicio y a la perdición desde los poderes públicos. Muy bien hecho. Y aquellos que se gastaron la ‘paga del talante’ en cigalas ahora, con el sueldo más recortado que las patillas, la van a tener que devolver céntimo a céntimo aunque no tengan ni para croquetas Findus. Y así las alegrías de ayer, los cheques bebé a discreción ya tuvieran los padres para una cuna con dosel o no les llegara para una colchoneta, las inyecciones multimillonarias a los bancos que son muy solventes pero por si acaso y todas esas bombas fétidas que ahora pretenden camuflar en los frascos de Chanel del sacrificio debido nos han costado los sinsabores de hoy. Y con crisis internacional, con burbuja inmobiliaria, con especuladores y delincuentes, valga la redundancia, y con todo lo que se quiera también ha habido insensatez doméstica. Y mucha.
Y en estas llega una reforma laboral que no le gusta a Díaz Ferrán y, sin embargo, tampoco por ello ha de ser necesariamente buena. Debe ser que al presidente de la patronal tampoco le sirve esta para hundir sus empresas, y con ellas a sus trabajadores, como es debido. El despido ya es más barato pero todavía no es gratis. Hay nuevas modalidades de contratación pero todavía hay que hacer contratos. Contrariedad tras contrariedad. Así no hay quién cree empleo. Ni así ni con decretos por muy deprisa que se firmen. Hay trabajo cuando hay algo que producir o algo que vender y a eso poco ayuda que te metan la tijera en la nómina. Sin ser economista se antoja de sentido común que para salir de una crisis hay que crear economía y no destruirla aún más mermando la capacidad adquisitiva de trabajadores y jubilados. Qué no digo yo que no sea de izquierdas recortar salarios, congelar pensiones y abaratar el despido que luego se pone Zapatero en el Congreso como se pone. Es lo que tiene aprender economía en media hora.
Germán Temprano es escritor y periodista
JAULA DE GRILLOS