viernes. 19.04.2024

La banalidad de Ciudadanos

Rivera empieza a competir a destajo con la política viejuna en decir patochadas. Lo que no tiene nada de particular, pues al fin y al cabo la patochada es algo que está repartido en la corrala política.

El primer dirigente de Ciudadanos -disfrazado de Peter Pan para no infundir demasiadas sospechas, se ha dirigido a Mariano Rajoy, camuflado de Antiguo Testamento para evitar las mismas sospechas- ha puesto una singular condición para poder pactar, esto es, que el Partido Popular haga primarias. Naturalmente, lo mismo medad y me da lo mismo que pacten o no pacten e, incluso, que el PP haga o deje de hacer primarias. Pero una cosa es clara: Rivera empieza a competir a destajo con la política viejuna en decir patochadas. Lo que no tiene nada de particular, pues al fin y al cabo la patochada –forme parte de la infraestructura o de la base--  es algo que, aunque irregularmente, está repartido ampliamente en la corrala política.

Por lo demás, ¿qué relación existe entre las próximas elecciones –autonómicas y locales--  con que el Partido Popular haga o no haga primarias? Me temo que dicha relación ni siquiera tiene acomodo en el magín de Peter Pan. De igual manera que, en la mayoría de las fuerzas políticas, apenas si hay vínculo entre sus propuestas electorales y los próximos comicios, pues todo indica que tanto las propuestas como los principales oradores están en clave de elecciones generales. O sea, ninguna reflexión o indicación en torno a la ciudad y al territorio. Que ni siquiera aparecen como pretexto. Tres cuartos de lo mismo que cuando se celebran elecciones europeas: nada de lo que se dice guarda relación con el carácter central de lo que se está ventilando. Por supuesto, hay excepciones meritorias: Colau Carmena -dos ancianas, según el pollo Rivera- en Barcelona y Madrid, respectivamente. Y otras, aunque pocas.

En todo caso, algo parece claro en este rifirrafe entre Ciudadanos y el Partido Popular: la derecha tiene pocas cosas en la recámara en lo referente a la ciudad y el territorio. De ahí que sus interpelaciones mutuas sean una banasta de quisicosas, o –por mejor decir--  de chuminadas de tres al cuarto. Y que su pugna por una pretendida modernización sea pura cháchara. O gilipollescencias mediáticas.  

La banalidad de Ciudadanos