jueves. 25.04.2024

Austeridad democrática y huelga general

NUEVATRIBUNA.ES - 1.6.2010...precisamente en eso: la capacidad para imponer y justificar la socialización de pérdidas. ¿Cómo evitarlo o al menos paliar sus efectos? No basta con reclamar justicia, hay que saber concentrar el máximo de fuerzas en la buena dirección que es aquella que reparte la carga entre todos dentro de un esquema que deberíamos denominar “austeridad democrática”.
NUEVATRIBUNA.ES - 1.6.2010

...precisamente en eso: la capacidad para imponer y justificar la socialización de pérdidas. ¿Cómo evitarlo o al menos paliar sus efectos? No basta con reclamar justicia, hay que saber concentrar el máximo de fuerzas en la buena dirección que es aquella que reparte la carga entre todos dentro de un esquema que deberíamos denominar “austeridad democrática”.

Intentar evitar que “la crisis la paguen los de siempre” no puede confundirse con salir ilesos de sus efectos. En una crisis financiera como la actual es de ilusos pensar en salir indemnes, mantener poder adquisitivo o mejorar posiciones. Hay que aceptar sacrificios voluntariamente para poder reclamar y exigir reformas que repartan la carga. En eso consiste la “austeridad democrática”.

La huelga general camina, las movilizaciones se han iniciado como protesta ante las medidas del Gobierno. ¿Con qué objetivos? ¿Qué se busca con ellas? ¿”Enseñar los dientes a los mercados como reclamaba Llamazares? No está mal como planteamiento pero, para comprender sus posibles efectos, deberíamos repasar la fortaleza de nuestra dentadura y su capacidad de debilitar los mercados. La realidad es que la huelga general será, fundamentalmente, contra el gobierno de Zapatero y, si no se afina mucho en los objetivos, capitalizada por la derecha más insolidaria que verá expedito el camino hacia su victoria electoral, probablemente, por mayoría absoluta. Y sin embargo, la movilización es imprescindible.

Difícil encrucijada. Los errores del gobierno impulsan, por fin, como llevan deseando la derecha ultramontana desde hace dos años, una movilización social que facilitará, sin duda, la victoria de la derecha y un ajuste más duro e insolidario. ¿Qué hacer, ante ese panorama? Sólo queda una alternativa: definir bien los fines que no pueden ser otros que la defensa de los principios de solidaridad y austeridad democrática: significa no ir contra los recortes en sí sino contra su desequilibrio, proponer las correcciones y complementos indispensables para que el ajuste del cinturón sea “de todos”: tasa financiera, recuperación del impuesto del patrimonio, reversibilidad del ajuste salarial a los funcionarios si se alcanzan unas metas de eficiencia y productividad.

Algunos les parecerá insuficirnte este planteamiento. Entre ellos, destacarán sin duda los que detecten en esta propuesta una valoración de Zapatero como un activo de la izquierda, algo que muchos le niegan. Por eso, prefiero reafirmarlo. Efectivsmente, Zapatero y sus 6 años de gobierno, con todas sus vacilaciones, son un activo esencial que hay que saber defender. Todavía más, salvando las distancias, tambien Obama en el espacio global, es, con todos sus argumentos liberales a favor de un nuevo capitalismo, un activo reformista esencial que hay que saber defender. Son activos frágiles colocados en el ojo del huracán. Desde las distancias cortas, desde su incapacidad para articular una respuesta adecuada pueden parecernos erráticos, aunque ninguno de nosotros, incluso cargados de ideas, coraje y buena voluntad, lo haría mejor. ¿Tan difícil es entenderlo?

Hay serios riesgos de que nos encontremos ante el amanecer de un futuro oscuro. Muy oscuro. Con esa perspectiva, el presente se nos presenta tan difícil y complicado que es fácil caer en la tentación de demonizar a la izquierda gobernante y achacarle la responsabilidad del ajuste como si éste se pudiera evitar, en lugar de trabajar en un programa mínimo de amplio espectro que agrupe a todas las fuerzas reformistas defensoras de una suerte de austeridad democrática. Ha pasado muchas otras veces: mientras la derecha y el poder económico concentra el foco de sus ataques para aumentar la potencia de tiro (y por eso se centra en desacreditar a Zapatero), la izquierda estupenda dispersa sus mensajes o pierde el norte para tratar como “enemigo” a sus Gobiernos. Es parte de “nuestra” tradición infantil que debemos saber superar con responsabilidad.

Ignacio Muro Benayas es economista y profesor de periodismo en la Universidad Carlos III. Autor de “Esta no es mi empresa” (Ecobook, 2008).

www.ignaciomuro.es


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