jueves. 28.03.2024

Asturias: “De la subvención a la intervención”. Teoría de una de las leyendas asturianas

Desde lo de Pelayo para acá (y ya llovió) han sido muchos los mitos y leyendas nacidos y desarrollados alrededor de la historia, la política, la cultura y la economía asturiana.

Desde lo de Pelayo para acá (y ya llovió) han sido muchos los mitos y leyendas nacidos y desarrollados alrededor de la historia, la política, la cultura y la economía asturiana. Sobre esta última, y en la etapa más reciente, se forjó la idea y creencia, perfectamente diseñada y proyectada desde sectores muy ligados a lo que hoy se entiende como “señores del mercado”, de que el único sustento material o financiero de nuestra economía eran los Presupuestos del Estado, olvidándose, conscientemente, de la tradicional deserción de la burguesía asturiana para llevar a cabo la tarea histórica que le correspondía: la industrialización de la región y la transformación de las relaciones sociales predominantes en las propias de una sociedad capitalista avanzada.

Esa dejación de funciones, tal como escribió J. L García Delgado: “contribuye a explicar no sólo la abrumadora presencia de la Empresa Pública en la economía asturiana, sino también, y muy fundamentalmente, el hecho de que la actuación del sector público en Asturias haya sido en ocasiones realizada a espaldas de los intereses regionales asturianos y, en muchos casos sin generar para la región todos los efectos positivos que razonablemente podían esperarse de una participación pública tan considerable”.

Desde aquellas lejanas fechas de los inicios de la transición hemos pasado por diversas fases, tanto políticas (aprobación del Estatuto de Autonomía, prolongados gobiernos socialistas, alternativas fallidas de la derecha, hasta llegar a la situación de absoluto desgobierno, incluida la amenaza de intervención como si esto fuese una vulgar República bananera) como económicas, cuyas etapas, en síntesis, pasamos a describir:

• Primera reconversión industrial (1981-19886), con un crecimiento económico del 0,8%, la mitad que en el conjunto del Estado, se perdió en dicho periodo cerca de 30.000 empleos (un 70% en la industria) en momentos en que éste último sector representaba el 30% del empleo regional y los servicios no llegaban al 40% (en el conjunto del Estado ya se alcanzaba el 47%) y la tasa de paro ascendía hasta el 19,21% (un punto menos que en toda España).

• Reindustrialización de Carlos Solchaga (1986-1990). Como consecuencia de la movilización del conjunto de trabajadores de la industria, nacen una serie de planes que, al final del ciclo, lograron recuperar 21.700 empleos, pero ninguno en la industria que siguió perdiendo ocupación, fruto de los enormes ajustes que sufrieron las empresas públicas industriales. Todo ello en un contexto de crecimiento del 3% (dos puntos por debajo de la media estatal), con un índice de desempleo que tan sólo se reduce hasta el 17% (situándose ya por encima de la media estatal.).

Coincide este periodo con la incorporación de importantes empresas multinacionales como THYSSEN, DUPONT, VESUBIUS, SUZUKI, consolidación de BAYER,.. si bien esto no supuso un incremento del peso de la industria en la estructura económica asturiana, lo que hace que el profesor Juan Vázquez (1) señale que: “la recuperación asturiana se ha visto así truncada en buena medida, limitando seriamente las posibilidades de un aprovechamiento pleno de la excepcional fase expansiva vivida por la economía española en la segunda mitad de los ochenta, para proceder a la renovación, el reequipamiento y la diversificación productiva, como ha ocurrido en otras zonas del país”.

• Segunda reconversión industrial (1990-1994). Apenas traspasado el umbral de los años 90 han vuelto a resurgir las dificultades y, tanto en la economía nacional como en la regional, se han impuesto las tendencias recesivas. De nuevo Asturias pierde, proporcionalmente, más empleo que el conjunto del Estado (36.700 puestos de trabajo), de los que 2/3 provienen de la industria, de tal forma que su estructura sectorial cada vez se acerca más a la española puesto que dicho sector queda por debajo del 20% en 1994. Todo ello con apenas un 0,7% de crecimiento en ambos territorios.

• Ciclo largo expansivo (1994-2007). Con un crecimiento medio del 2,7%, un punto por debajo de la media nacional, Asturias generó más de 100.000 empleos (+33,3%) que, aún así, representa la mitad del incremento estatal. También aumentó el número de empleos en la industria que, con todo, es el sector que menos puestos de trabajo crea, de tal forma que la industria queda con una representación del 15,7%, la construcción con un 12,6% y los servicios superando el 67%, es decir dos de cada tres empleos asturianos se sitúan en el sector terciario. La tasa de desempleo se reduce hasta mínimos históricos (por debajo del 9% en 2007).

En este amplio periodo tanto los Fondos Estructurales Europeos como los Fondos Mineros jugaron un papel decisivo en el crecimiento de la economía asturiana, de tal forma que entre 1994 y 2006 la Comunidad Autónoma asturiana recibió una media de 200 millones de euros anuales, a lo que hay que añadir, sobre todo en el plan 2000-2006, lo correspondiente a los Fondos de cohesión que permitió cofinanciar numerosos proyectos de infraestructura, formación e inversión empresarial.

A lo anterior hay que añadirle los Fondos Mineros procedentes de la Administración Central que alcanzaron, en el periodo 2000-2006, del orden de los 700 millones de euros.

• Crisis de la globalización (2007-2011). Aún en la fase más dura del ciclo, hasta finales de 2011 ya se habían perdido la mitad del empleo generado en los momentos de expansión.

Sin embargo, al contrario de lo que venía ocurriendo hasta ahora en los ciclos anteriores, Asturias pierde más empleo (proporcionalmente) que el conjunto del Estado, con una tasa de decrecimiento menor y un índice de paro por debajo de la media estatal (22,85% para el Estado y 18,9% para Asturias) lo que hace que la estructura sectorial sea muy similar a la española, incluso con un porcentaje en la industria estatal por encima de la asturiana.

Llegados aquí podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que Asturias no saldrá de la recesión antes que el conjunto del Estado, pero tampoco después, pese a todas las trabas administrativas y políticas de un gobierno (el central) empeñado en castigar a una región cuyo único demérito es haber sido capaz de haber soportado los envites de un megalómano con aires de virrey dispuesto a “barrer del mapa” a quienes, en teoría, tendrían que haber sido sus naturales interlocutores.

Pero frente a la irracionalidad política y la dictadura de los mercados, aún caben alternativas que busquen salidas fuera de los terribles ajustes cuyos efectos son claramente procíclicos, cuando de lo que se trata es de buscar movimientos antcíclicos que conviertan el crecimiento económico en un arma compensatoria del declive económico.

En este sentido, la llamada de atención al nuevo gobierno regional va dirigido hacia la necesidad de impulsar un nuevo modelo que no trate de compaginar austeridad con crecimiento económico sino “enterrar” la austeridad para dar paso a nuevas vías de desarrollo basadas en políticas solidarias y renovadoras.

Como señala Nicolás Sartorius “un nuevo modelo que exigiría un cambio histórico, al menos como el nacido de los Pactos de la Moncloa” y que contemplase unas líneas programáticas que, de forma muy esquemática, se resumen en dos partes:

a) Crecimiento sostenible. A través de un modelo no contaminante que reúna las siguientes características: Producción de mayor valor añadido; Una forma diferente de producir y consumir, en términos de ahorro de materias primas y de eficiencia energética; Mejores condiciones laborales, defendiendo claramente la igualdad de oportunidades y la conciliación de la vida laboral y familiar; y participativo.

b) Futuros escenarios sectoriales y nueva política industrial. El cambio de modelo productivo es mucho más que un cambio sectorial de actividades, es necesario definir no sólo lo que se produce sino cómo se produce.

Todo ello en un contexto de defensa de una mayor protección social y una reforma fiscal progresista y progresiva.

Asturias: “De la subvención a la intervención”. Teoría de una de las leyendas asturianas
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