martes. 23.04.2024

Apagón ideológico

Estamos en un derrotero en el que la ideología está próxima a sufrir el apagón que deje a oscuras a la Humanidad...

Estamos en un derrotero en el que la ideología está próxima a sufrir el apagón que deje a oscuras a la Humanidad

En situaciones críticas, siempre se dan comportamientos patriotas. Se distinguen por pretender resaltar por ejemplares, Arrastran con su comportamiento, convirtiéndose en líderes del proceso y capaces de animar a los restantes para que todos juntos y en sintonía conviertan la depresión en justo lo contrario y es un proceso que se realimenta e impulsa la salida de la situación recesiva o depresiva. Claro, que en esta categoría no quedan incluidos los que frívolamente animan, sin fundamento, con pronunciamientos vacuos, poco consistentes o temerarios. Se les amortiza, por lo que valen, rápidamente. No es líder quién quiere, sino quién puede. No parece que nuestros actuales gobernantes disfruten de capacidades de este porte.

Además de los comportamiento patrióticos están los normales, los cotidianos, los que, pese a todo, se acomodan a las circunstancias. Los que juzgan que todavía podía haber sido peor. Los que se creen que arrimando el hombro es como se suplen las deficiencias de otros y se logra empujar. Y lo intentan. Consiguen poco, porque hay otras categorías que se encargan de minimizar las aportaciones positivas, pero no se les puede echar en cara que no hayan colaborado. Son muchos. Suelen ser buena gente. Naturalmente que la categoría de los damnificados es muy amplia. Todos aquellos que se han visto desplazados en mayor o menor grado (aquí en mayor casi todos) de sus habituales cometidos, sufren la dureza de decisiones, iniciativas e invectivas de las que son auténticamente inocentes. Son la legión de los que creyeron que formaban parte de una sociedad y que el colectivo velaría por ellos. Han resultado defraudados, cuando han comprobado que esto iba de otra cosa. No sé si les quedarán ganas de probar de nuevo su ingenuidad, pero, seguro que se lo piensan, si es que les queda la cosa como para pensar.

Y en este marasmo de tipologías, emergen, con personalidad propia, los que no llegan a sentirse satisfechos con sus egocéntricas e inacabables aspiraciones y malsanos apetitos, en los que sus congéneres solamente juegan el papel de mal necesario, para el avance de sus pretensiones. Son los que rubrican el apagón ideológico. Curiosamente, no ha debido ser suficiente el apagón eléctrico reciente, para que emeja con perfil muy propio, un eléctrico quejoso del maltrato recibido, porque no es suficiente su estatus labrado a costa de sufrimientos de otros. Los sueldos de José Ignacio Sánchez Galán, Presidente de Iberdrola, 7.4 millones de euros y los de sus secuaces, son indecentes. Es fácil razonar que superada una cantidad que se puede pensar que responde al sudor de la frente de un humano, los excedentes, no se ganan, sino que el  término apropiado es otro para un acto de violencia como resulta ser este al que nos referimos. Lo peor es que, en las circunstancias actuales, mantener el nivel de ingresos o incluso incrementarlos, como sucede con los miembros del consejo de administración de Iberdrola, cuando el pasado año el beneficio neto de la compañía disminuyó en un 7% y está previsto otro para 2014, de un 10%, resulta un sarcasmo, máxime cuando todo lo que se les ocurre es poner en circulación un bono para incentivar a los depauperados directivos, que pueda compensar sus desvelos.

Y viene al caso este tratamiento de los hechos, en el punto y hora en que los susodichos dicen que el maltrato que reciben en su país de origen, donde son auténticos patriotas, les impele a desplazarse a Méjico, donde seguramente serán todavía más inseguras sus inversiones, por mucho que clamen. Cierto es que el déficit de tarifa ha supuesto un incremento de unos 4.000 millones de euros en el pasado año y que el acumulado ya se sitúa próximo a los 30.000 millones de euros y que la pericia de este ejecutivo del PP con un Soria, indeciso, dubitativo, sin puñetera idea de qué hacer y cambiando de un día para otro los planteamientos, cambiando el poco fuste en la propuesta de hoy por ningún en la de mañana. Nada de esto contribuye ni a la tranquilidad ni a la esperanza de que el panorama cambie. Es posible un gobierno sin Soria. Claro que sí. Otra cosa es que pueda esperarse en breve. Rajoy es lento, de actos y de entendederas. Lo tiene acreditado repetidamente. Pero las esperanzas se pueden poner en otros cestos.

El tal Galán razona que la demanda cae. No le preocupa demasiado que pueda ser debido a que la capacidad adquisitiva de los españoles, tras las brillantes reformas estructurales practicadas por el gobierno del PP, ha alcanzado la extenuación. Esto le obliga a ser más competitivo, pero no echando gente a la calle, que contribuirá a la caída de la demanda, todavía más, sino a repasar en su casa, que seguro que tiene rincones ignotos donde optimizar y poner a punto una empresa que requiere mejoras. Pero puede ser tan patriota nuestro personaje, que piense y contabilice los incentivos que, seguro que va a solicitar, por los 9.000 millones de euros que dice que va invertir fuera de España y que exigirá con intereses mínimos. Aleja inversión de España, ahora que Moody’s nos ha subido, nada menos que un escalón y ya somos más confiables para la inversión y se va a producir beneficios fuera, porque los beneficios que pueden dar sus inversiones a sus compatriotas, hay que despreciarlos, en aras de un capitalismo puro y duro que debió aprender en las proximidades de Chicago, no sabemos exactamente en qué época histórica.

Venimos reflexionando desde hace tiempo en los aledaños de los disparatados planteamientos capitalistas, ciegos, egoístas e inhumanos, de los que nos tenemos que desprender para poder emanciparnos. No seremos una sociedad adulta, mientras no seamos capaces de no producir monstruos sin alma capaces de devorarnos sin el menor remordimiento. Seguro que la incapacidad de Rajoy y su gobierno y, en especial, la de su ministro Soria, tengan que ver en el hecho concreto de las eléctricas, pero resulta ilustrativo que las reacciones de estos personajes, como Galán, pongan de relieve lo que subyace en determinados niveles e instancias de nuestra sociedad. Estamos en un derrotero en el que la ideología está próxima a sufrir el apagón que deje a oscuras a la Humanidad. Esto no es casual, ni incidental ni exagerado. Esto es consecuencia directa de una ideología practicada, difundida y asumida por el amparo de una cultura del culto al dinero, al hedonismo y carente de valores humanos. Los episodios de corrupción en los que están implicados miembros del PP, es una broma, al lado de la contaminación de una  sociedad que se derrumba en manos de gente desalmada. Estamos en emergencia, no es alarmista la llamada. ¡Desgraciadamente no es alarmista!

Apagón ideológico