martes. 23.04.2024

Antes de los Juegos, China ya es récord mundial de ejecuciones

A medida que se acorta la espera para la inauguración de los Juegos Olímpicos y mientras nuestros informativos convencionales (medios de comunicación privados y públicos) se ocupan, por el bien de los atletas de todo el mundo, de medir diariamente las variaciones en la contaminación del aire de Pekín, el dictatorial régimen chino continúa impasible con sus construcciones, inauguraciones, encarcelamientos y ejecuciones sumarias contando con que, salvo
A medida que se acorta la espera para la inauguración de los Juegos Olímpicos y mientras nuestros informativos convencionales (medios de comunicación privados y públicos) se ocupan, por el bien de los atletas de todo el mundo, de medir diariamente las variaciones en la contaminación del aire de Pekín, el dictatorial régimen chino continúa impasible con sus construcciones, inauguraciones, encarcelamientos y ejecuciones sumarias contando con que, salvo honrosas excepciones, tanto los gobiernos democráticos como el Comité Olímpico Internacional ( y todos sus adláteres menores) ya han decidido mirar para otra parte, ignorar el estado de la situación de los derechos humanos en China, y hacer la maleta para no faltar en la foto de familia de la cita olímpica.

La última de las molestias que van a encontrar los turistas en el imperio de la Gran Muralla es un fastidioso mosquito de los que pican que en las últimas semanas parece haber incrementado notablemente su reproducción lo que ha llevado a los responsables de la cosa no solo a poner en marcha los equipos oficiales de desinsectación, sino a tocar el pito y convocar a equipos de voluntarios �oficialmente “cazadores de mosquitos voluntarios”- que deambulan por las zonas verdes de la capital matamoscas de los de toda la vida, de plástico coloreado, en mano, agrediendo directamente al enojoso insecto y repartiendo las famosas paletas entre los viandantes para hacer que el ejército de voluntarios aumente de tal forma que consigan terminar con el visitante indeseado, antes de que lleguen los deseados.

Según las circunstancias, matar mosquitos puede hasta tener su justificación.

Lo que resulta insoportable es que China ostente año tras año el récord de condenas a muerte y ejecuciones, alrededor de 10.000 anuales según fuentes oficiales (es de suponer que son muchas más porque esas cifras en China son “secreto de Estado”). Esta misma semana hemos asistido por televisión a los prolegómenos de la ejecución, la última en el tiempo, de un puñado de personas.

Según la organización Juntos contra la pena de muerte, en general las sentencias se cumplen en estadios o plazas públicas invadidos por espectadores y un fondo musical con los decibelios de una discoteca al aire libre. A los condenados les ponen de rodillas, tobillos esposados y manos atadas a la espalda, y les disparan al corazón o a la nuca. En el colmo del sadismo las autoridades cobran a la familia del ajusticiado el precio de la bala (Y después viene el asunto de los órganos, extraídos a los cadáveres de los ejecutados, utilizados para trasplantes en la propia China o revendidos a países asiáticos� lo que le convierte en el único país del mundo que tiene excedente de órganos para trasplantes. Oficialmente, está prohibida la compraventa de órganos procedentes de ejecutados. Oficialmente, el “donante” tiene que dejar escrito su consentimiento. Pero eso es solo sobre el papel).

Y conviene saber que esos 10.000 ajusticiados anuales no son todos espantosos criminales, autores de asesinatos en serie. Según organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional o Reporteros sin Fronteras, en China se pueden condenar, y se condenan, con pena de muerte delitos no violentos como la evasión fiscal, la falsificación, los juegos de azar, la bigamia, tener un prostíbulo, alterar el orden público, robar vacas, camellos o caballos, vender falsos certificados de esterilidad y, desde hace poco, la piratería informática y otros delitos relacionados con Internet.

Este es otro aspecto del reverso de la medalla del país donde dentro de pocos días se anclará la antorcha y comenzaran los Juegos Olímpicos cuyo lema, desde el Baron de Couvertin allá por los finales del siglo XIX es, dicho con mis palabras, contribuir a que la humanidad viva en paz y armonía.

Antes de los Juegos, China ya es récord mundial de ejecuciones
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