jueves. 25.04.2024

Amigos de la I+D+i

Con las urgencias nos están anestesiando los sentidos y ya no percibimos ni lo importante ni lo necesario.

Con las urgencias nos están anestesiando los sentidos y ya no percibimos ni lo importante ni lo necesario. Esta constante y permanente insistencia del gobierno y de los que contribuyen, sin pestañear, a mantener sus tesis, proponiendo una sola dirección para solucionar las cosas que nos apremian, están convirtiendo una única dirección en el paradigma de salida de la crisis y se está asumiendo por una gran parte de la población española, despreciando su ciudadanía y convirtiéndose en meros y pasivos retransmisores de las improvisadas propuestas gubernamentales. Va a ser preciso tomar distancia en el tiempo para sopesar el papel de los españoles en esta especie de Armagedón bíblico, en el que nos hemos visto envueltos en los comienzos de este nuevo milenio y que, como a imagen de lo que opera en la película de igual denominación, haría falta esa disposición que se atribuye al presidente de Estados Unidos, de hacer uso de la tecnología que disfruta la Humanidad, como nunca ha podido exhibir, para evitar la extinción, eso si, disponiendo de catorce valientes capaces de conjurar la amenazas que nos acosan y yendo con decisión a reventar el problema desde sus más íntimas entrañas.

Y, quizás sin duda alguna, las entrañas son aquéllas precisas y concretas cosas capaces de hacer reaccionar a un sistema económico remiso a airear sus miserias y alterar lo más mínimo el statu quo, que ha llevado a los beneficiados a asegurar mantener por mucho tiempo sus privilegios y que sumergen a la mayoría de la población en la indecencia de verse sometidos a las tiranías de los pocos que disfrutan con la situación a la que hemos llegado. El camino de la reducción del déficit como una ventana-puerta de salida, nos sume progresivamente en situaciones cada vez más complicadas. Es una espiral contractiva y explosiva, que se realimenta. Más reducción, más déficit, más paro, más reducción para mantener el nivel, más déficit, más angustia de la población. Los únicos beneficiados son los que reciben los pagos de las deudas, dado que para ellos no opera la reducción, ni tiene efecto el déficit, ni el paro les afecta tampoco, ni siquiera la conciencia les pesa. Sería interesante analizar algún día cual es el papel de la conciencia en este proceso. ¿Tiene el sistema económico conciencia? ¿Es consciente el sistema económico de que sus componentes humanos, tienen conciencia? ¿Cuál es el papel de la conciencia en la propuesta de control del déficit a toda costa y como primera y única premisa para superar una crisis? Bueno y bueno, ¡en que charco nos acabamos de meter!

Las entrañas están constituidas por aquéllos elementos capaces de hacer reventar al sistema económico. La introducción de elementos novedosos convertibles en innovadores es capaz de hacer reaccionar las claves del sistema económico, precisamente por aportar nuevos canales en los que implicar a la economía. Se trata de aportar elementos competitivos que hagan convulsionar las anquilosadas estructuras de un acomodado sistema, que solamente es capaz de defender, hoy por hoy, los intereses establecidos. Todo lo que sea apelar a partes del sistema que tienen papeles muy bien establecidos, como son las relaciones deudor-acreedor, poderoso-asalariado, competitividad-salario, tecnología-recursos humanos, coste-beneficio, no son capaces de alterar el pasitrote del sistema económico ya que cualquier alteración es digerida por el sistema sin inmutarse. Es decir, hay que acertar en el nudo gordiano del sistema económico para provocar su reacción. Y convertir un sistema en otro, a partir del propio sistema, alterándolo hasta que no se reconozca como tal y se haya convertido en otro tan diferente que deje de identificarse con el primigenio, es lo que técnicamente se denomina innovación. Sin confundir ocurrencia, novedad, renovación, deformación con innovación, es de resaltar que no está al alcance de cualquiera promover la innovación. Hay que tener voluntad de lograrla. No se logra mediante una medida gubernamental, solamente. Eso es bueno, porque de no ser así, estaría viciado por las pretensiones canónicas de los gobiernos. Si lo está el fomento de la innovación, porque consiste en la movilización de recursos y agentes capacitados para lograrlo.

¿Se han parado en algún momento a pensar cómo ha evolucionado nuestra vida con la incorporación de las Nuevas Tecnologías a las tareas cotidianas? Hacer las mismas cosas que hacíamos antes, sin tecnología, solamente garantiza que será más costoso. El coche ha sustituido, con ventaja, eso si, al carro. Pero la componente velocidad con que mejora al transporte en carro, hace que cualitativamente aporte una innovación, porque los parámetros de nuestra vida se han visto alterados. El potencial desplazamiento obligó al desarrollo de las vías de comunicación, posibilitando el acceso a los distintos lugares. Hoy vivimos lejos de donde trabajamos, hacemos diferentes tareas, transportamos mercancías diversas, alimentos y un sinfín de cosas que facilitan la vida. Tiene un coste su uso, pero retorna ventajas suficientes. Esto es una innovación. La capacidad de transformación de una energía en otra, fue el soporte científico que lo posibilitó, en este caso energía química almacenada en los combustibles convertida en energía mecánica; el motor de explosión fue el invento capaz de aprovechar el avance científico, es decir la aportación tecnológica; los coches, carreteras y un sinfín de elementos auxiliares, configuraron la innovación, cuando la sociedad los acomodó y asumió aceptando sus pros y contras y sustituyendo el anterior paradigma del transporte. El recorrido comienza con la Ciencia, continúa con la tecnología y acaba en la asunción de las ventajas, con los cambios que supone para nuestras costumbres vitales. Claro que, de aquí se desprende que no toda ocurrencia, ni toda novedad, ni todo invento, ni todo desarrollo se convierte en innovación, aunque todos los pasos sean imprescindibles. Y la Ciencia está detrás, antes, en y después, aportando soluciones tras la búsqueda inteligente de las mismas.

Todo cuanto antecede hace necesario creer en que las posibilidades de nuestra mejora de condiciones de vida, están ligadas inevitablemente a la búsqueda inteligente de alternativas. Fe en que existen, pero solo para eso ya que tras esa fase, se trata de trabajo, dedicación, búsqueda, ensayo y error y, claro está, recursos para posibilitarlo. Y aquí es donde los gobiernos tienen su oportunidad. España está ignorando en estos momentos que la I+D+i es la opción de salida, en todo caso. Si la economía fuera boyante, es la opción de mejora y mantenimiento, cuando los demás están también en ello y perder posiciones es empeorar. Pero si estamos mal, es la única opción para mejorar. No nos podemos conformar en competir en precio, vía bajos salarios, sino en la competencia para competir que es la única vía sensata de mejorar la competitividad, la productividad y no deteriorar el nivel de vida, ya vapuleado demasiado ampliamente. Una inversión inferior al 1% del PIB, que es nuestra posición en estos intentos, cuando los objetivos es situarla en el 3% del PIB en todo país que se precie y esperemos que no baje de esa cifra de forma dramática, es un camino equivocado. La única opción es mantener la inversión (que no gasto) en I+D+i fuera del recorte. Muy al contrario, ahora es el momento de intentarlo. No estaría nada mal una iniciativa por la que al conocimiento acumulado en Universidades y Centros de Investigación se le de la oportunidad de que los emprendedores lo hagan operativo. Es de pensar que los investigadores estarían encantados de tener la oportunidad de ofrecer todo aquello en lo que han trabajado durante toda su vida para que la sociedad pueda mejorar su situación. Si el conocimiento saliera a la calle ¿nada mejoraría?

En Europa estamos en las mismas. Ahora estamos enfrascados en las claves del presupuesto. Los fondos de Cohesión y de la Pac, parecen ser los que más nos afectan en sus recortes. Los países se alinean en posiciones que les son favorables. Surgen así los clubs de amigos de la Cohesión, pongamos por caso (trece países representados por sus primeros Ministros, uno por un Ministro de Asuntos Exteriores y solo uno, España, representado por un Secretario de Estado. Saquen ustedes consecuencias). Y es posible que estas asociaciones mejoren en algo la posición de sus miembros, frente al resto de los países que se suelen oponer a la aportación del nivel de recursos actuales. También es verdad que España, puede empeorar su participación en la tarta, a poco que no tenga claro en que clubs se incluye, ni a qué nivel lo hace, incluso quedando fuera de todos ellos. Pero lo que no parece tener más que un Club, tanto en España como en Europa, es la I+D+i. Solamente el grupo de la Alianza Progresista de los Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo se interesa y ocupa en que la alternativa de la I+D+i pueda aportarnos alguna luz en la obscuridad que atravesamos. Los crecimientos en la inversión en España, en los periodos de gobiernos socialistas son espectaculares, en especial si se comparan con las conductas contraindicadas del PP. Decididamente no hay amigos gubernamentales de la I+D+i en España y en Europa, es posible que tengan dificultades. Y el caso es que lo precisamos, porque es necesario, como alternativa sostenible, no por fe, sino por convencimiento.

Amigos de la I+D+i