viernes. 19.04.2024

Alegría en la tristeza: el final de ETA

Hoy es el día en que las palabras quedan empañadas por la tozudez de los hechos. Y con un halo de tristeza, me alegro. El halo de tristeza me sobreviene al recordar a Eduardo Puelles en el aniversario de su muerte, ahora que sus presuntos asesinos han caído en las redes del mejor y más justo sistema que se conoce, el del Estado de Derecho.

Hoy es el día en que las palabras quedan empañadas por la tozudez de los hechos. Y con un halo de tristeza, me alegro.

El halo de tristeza me sobreviene al recordar a Eduardo Puelles en el aniversario de su muerte, ahora que sus presuntos asesinos han caído en las redes del mejor y más justo sistema que se conoce, el del Estado de Derecho. Me alegro de que quienes sesgaron la vida de una persona (y me niego a etiquetarla en profesión, sexo o corriente política) acaben entre barrotes, demostrando que, otra vez, lejos del palabrerío hueco y de los mil y un ardides semánticos, la realidad de la lucha democrática contra esta lacra, resulta la única forma y más eficaz descubierta hasta ahora.

No esperaba un sprint contrarreloj de SORTU alegrándose por tales detenciones. Mi capacidad de sorpresa hubiera aumentado en proporciones astronómicas, teniendo en cuenta de que tendrían que ser los mismos que antaño justificaran las barbaries los que ahora las condenaran.  Y sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas, pero sin abusar.

De ese mismo modo, tampoco esperaba que Mayor Oreja y su banda de “secuaces dialécticos”, reconocieran que, lejos de haber negociación y connivencia entre el Gobierno y ETA, la realidad está mostrando justo lo contrario. Pero claro, son años de dar soporte dialéctico a la mentira como para renunciar a semejante inversión de tiempo presencial en canales de televisión de extrema derecha y de extremo pésimo gusto. De esa forma, en los bajos de los suburbios de cualquier barrio de lujoso gusto católico el adalid de la mentira e hipocresía ya estará cociendo cualquier concentración pseudo humanista en contra de no se sabe bien qué, pero en la que sí debe estar presente la mentira, un crucifico y un lema contra ZP.

Puede ser que el PP esté contrariado con las palabras de Mayor Oreja, o no. Nunca se sabe. Ha de confiar uno en el oráculo de Delfos o en la Bruja Lola para encomendarse a tal grado de conocimiento, porque, aunque el sentido común dictara que en este tema no valen las medias tintas, los tozudos antecedentes se empeñan en recordarnos que la ética es un término por reinventar en la sede de los populares. Cosas de la vida.

Y en el páramo de la ética, los nacionalistas inquietos por el devenir de SORTU ante estas detenciones. Es decir, que ni sí ni no, ni todo lo contrario. Y ello es,  aunque dicen alegrarse  de las detenciones no quieren que ésto suponga un menoscabo para la legalización de SORTU. Y hay que entender su inquietud. Hay que recordar los años de los nacionalistas en el Gobierno Vasco en los que dedicaban gran parte de su pericia y medios para la lucha antiterrorista en ejercer de espías de medio pelo a favor de la propia causa nacionalista.

Lo cierto, lo verdaderamente cierto, es que la lucha contra ETA no cesa, ni ha cesado, ni cesará en tanto la banda siga existiendo. Las detenciones, la incautación de explosivos, armas, comandos estables y demás actores de la película de terror hace pensar en que el fin, el definitivo, llegará cuando ETA desaparezca.

Y eso, cueste lo que cueste, le pese a quien le pese y pase lo que pase, será el triunfo de la Democracia.

Alegría en la tristeza: el final de ETA
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