miércoles. 24.04.2024

Aires de cambio en Europa

Los resultados electorales en Francia y Alemania muestran como todos los gobiernos están pagando la crisis económica. En el caso alemán, el “oportunismo antinuclear” de Merkel y la CDU, no les ha servido para frenar la sangría de votos, agudizada por la caida libre del partido de las grandes empresas, su socio en el gobierno federal, el liberal FDP.

Los resultados electorales en Francia y Alemania muestran como todos los gobiernos están pagando la crisis económica. En el caso alemán, el “oportunismo antinuclear” de Merkel y la CDU, no les ha servido para frenar la sangría de votos, agudizada por la caida libre del partido de las grandes empresas, su socio en el gobierno federal, el liberal FDP. El crecimiento de Los Verdes, la recuperación de los socialdemócratas del SPD y la consolidación de la izquierda socialista y postcomunista de La Izquierda en la zona este del país, puede poner fin al fenómeno Merkel, deteriorada sin duda por el giro neoliberal de sus políticas ajenas al ADN conservador pero social de la histórica Democracia Cristiana. Cuando muchos comentaristas nos ponen a Merkel como ejemplo de buen hacer, habría que preguntarse porque sus compatriotas cada vez más no piensan lo mismo.

¿Y Francia? El giro derechista de la UMP que marginó a esa nebulosa de centro y centro izquierda que también formaba parte de la llamada apertura de la Mayoría Presidencial, unida a la renovación del populismo representado por Marine Le Pen y el Frente Nacional, que se ha postulado como “el primer partido republicano, social y laico de Francia”, ha puesto al centro derecha en sus horas más bajas, cuestionando incluso la idoneidad de que Sarkozy sea de nuevo el candidato a las Presidenciales. ¿Y la izquierda? A la espera de que se decida quien va a ser el candidato socialista que sea capaz de sumar en la segunda vuelta de las Presidenciales al resto de la izquierda, junto a unos pujantes verdes que representan sin duda la verdadera renovación del espectro político francés, necesitado desde hace años de un nuevo impulso.

Una vez más España va a contrapié del resto de Europa. Mientras las encuestas dan aquí como posible un triunfo de la derecha en las generales del año que viene, en el resto de Europa la suma de socialdemócratas y verdes se postula como una opción más que realista para desbancar a la mayoría conservadora que actualmente ocupa los gobiernos de la Unión Europea. ¿Seremos capaces de no ser otra vez diferentes? ¿Podremos hacer nuestra renovación y autocrítica desde dentro (de la izquierda) antes de que nos la hagan desde fuera (los ciudadanos dando el poder a la derecha)?

Nunca he ocultado mi compromiso con un replanteamiento de la izquierda. Con un realineamiento de las propuestas sinceramente reformistas y racionalmente transformadoras de la izquierda, ante la brutal reacción del capitalismo y los mercados en esta crisis donde lejos de asumirse errores por parte de quien la ha causado, hemos consentido que estos (los errores y las perdidas) se hayan socializado entre quienes menos tienen. Es el momento de que digamos que queremos hacer, como y cuando. En Alemania, Francia, Italia, Reino Unido…, las fuerzas socialdemócratas y verdes, apoyadas en un nuevo movimiento sindical y ciudadano están reflotando un discurso de esperanza y de cambio. Aquí también es posible. No permitamos que esta posibilidad se pierda en manos de comodos alternativos de salón ni de profesionales del izquierdismo de ocho a tres.

Aprovecho y les recomiendo dos libros:

Un tiempo para la igualdad, de Jesus Caldera.

¿Que hacer? Pequeño tratado de imaginación política, de Daniel Cohn Bendit.

Algo tienen que ver con lo que estoy diciendo…

Aires de cambio en Europa
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