miércoles. 24.04.2024

Ahora toca defender y apoyar a los sindicatos

No hay duda de que el movimiento sindical ha sido siempre el hermano pobre de la democracia. A pesar del papel que les otorga la Constitución a los sindicatos jamás se les ha reconocido formalmente su función fundamental de interlocutor social. Así, mientras los partidos tienen sistemas de financiación oficial establecidas los sindicatos no, y su financiación institucional es limitada e insuficiente.

No hay duda de que el movimiento sindical ha sido siempre el hermano pobre de la democracia. A pesar del papel que les otorga la Constitución a los sindicatos jamás se les ha reconocido formalmente su función fundamental de interlocutor social. Así, mientras los partidos tienen sistemas de financiación oficial establecidas los sindicatos no, y su financiación institucional es limitada e insuficiente. A pesar de ello, y debido fundamentalmente a su función pegada al terreno, los sindicatos tienen una afiliación superior a la de los partidos y tanto su autofinanciación como su relación con sus representados y sus afiliados es menos dependiente de factores externos.

Los sindicatos a pesar de su poco reconocimiento institucional han sabido estar a la altura de las circunstancias, tanto concertando con gobiernos y patronal, como movilizándose ante los intentos de agresión a las condiciones laborales o sociales de los trabajadores. Asimismo los sindicatos principales de nuestro país tanto CCOO como UGT han sabido transformarse y adaptarse a la realidad del país y su discurso y su forma de organización se ha actualizado al ritmo del país. Y eso a pesar de que la legislación no les ha sido proclive, ya que como dijo en su día Marcelino Camacho: “la democracia se ha quedado a la puerta de las empresas”. En efecto la organización del trabajo se ha dejado en exclusiva en manos de los empresarios, lo cual dificulta y mucho unas relaciones laborales modernas.

Los sindicatos son la columna vertebral de la izquierda social y han sabido estar a la altura de las circunstancias hasta en momentos de depresión de la izquierda política. Así en el momento de mayor fortaleza del PP de Aznar, debemos recordar que la Huelga General contra el “decretazo” fue sin duda el punto de arranque de la movilización de la izquierda contra el poder de una derecha con mayoría absoluta y el renacimiento de las esperanzas de la izquierda.

Hoy esto hay mucha gente que no lo recuerda, los sindicatos tampoco han tenido jamás el apoyo mediático, su único apoyo han sido sus afiliados y los trabajadores, pero la derecha y el PP no lo olvidan. Es por ello que sin duda con la nueva mayoría absoluta de las derechas, PP y también CiU, uno de sus objetivos es el de debilitar a los sindicatos. Y a los sindicatos no se les debilita negándoles subvenciones y liberados, que también, sino tratando de alejarlos de los trabajadores y limitando su capacidad de interlocución laboral y social.

Es por ello que el mayor ataque contra los sindicatos vendrá sin duda a través de la supuesta reforma de la negociación colectiva, pues esta es la función fundamental de los sindicatos y la que les vincula con fuerza con el conjunto de los asalariados. Propuestas como la de dar prioridad a los convenios de empresa por encima de los sectoriales significan un doble atentado, contra los intereses y derechos de los trabajadores y contra el papel de los sindicatos. ¿Cómo puede hablarse de priorizar la negociación en la empresa en un país donde el 90% son pequeñas empresas de menos de 50 trabajadores? Esa propuesta significa pura y llanamente eliminar la negociación colectiva de estas empresas y dejar a los trabajadores al capricho de los empresarios. Es evidente que en las grandes empresas el sindicalismo se mantendrá, pero si algo distingue a nuestros sindicatos, de los de otros países mucho más avanzados, es que su función llega a través de los convenios sectoriales a las pequeñas empresas. Nadie duda de que debe reestructurarse la negociación colectiva, que debe evitarse la multiplicidad excesiva de los convenios, que deben potenciarse los convenios de amplio espectro, los estatales o autonómicos en lugar de los provinciales. Que debe racionalizarse la negociación colectiva permitiendo la flexibilidad en la aplicación de las normas si, pero eso no debe hacerse eliminando la negociación sino dando mayor poder de decisión a las comisiones paritarias de seguimiento de la aplicación del convenio.

Es evidente que la derecha quiere seguir los pasos de Thatcher y dar un golpe duro al movimiento sindical. Pero eso es desde el punto de vista del interés del país sumamente negativo. Los sindicatos, y lo saben los sectores más dinámicos y modernos de la propia patronal, son imprescindible para establecer reglas para la propia competencia entre las empresas, evitando el dumping y ayudando a potenciar su modernización que es excluyente de un sistema productivo basado en la precariedad y los bajos salarios que algunos sectores patronales retardatarios querrían mantener y que es incompatible con la modernización de nuestro modelo productivo y su competitividad.

Los sindicatos a pesar de las críticas tanto desde la derecha extrema como de sectores radicales minoritarios, a pesar del poco apoyo de los poderes políticos y mediáticos han sido uno de los elementos que más ha ayudado a la modernización de nuestro país. Ahora es el momento de darles todo el apoyo para evitar que, desde el resentimiento de los sectores más extremos de la derecha que nos gobernará en todos los ámbitos los próximos cuatro años, se pretenda atentar contra su papel social imprescindible de representantes de los intereses de los trabajadores.

Ahora más que nunca debemos dar todo el apoyo que precisa al movimiento sindical y las grandes organizaciones de clase.

Ahora toca defender y apoyar a los sindicatos
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