viernes. 19.04.2024

Aguirre quiere más y pronto

Si algo puede echarle en cara la presidenta de la Comunidad de Madrid al Gobierno de Rajoy es que su programa de recortes es insuficiente. Ella quiere más.

Si algo puede echarle en cara la presidenta de la Comunidad de Madrid al Gobierno de Rajoy es que su programa de recortes es insuficiente. Ella quiere más. No le basta lo que hay sobre la mesa: reforma laboral y liquidación del derecho del trabajo; fin de las ayudas a la dependencia; copago farmacéutico y erosión del poder adquisitivo de las pensiones; golpe a los derechos de los contratados laborales y empleados públicos; ataque sin precedentes a la salud y educación públicas, mientras se mantienen inalterables las ayudas a los servicios privados y/o concertados; drástica reducción de las partidas presupuestarias a los sindicatos; ni un céntimo de recorte a la iglesia católica; amenaza contra los derechos civiles como el matrimonio homosexual o el aborto; retirada de la tarjeta sanitaria para un sector de la inmigración; fin a la cooperación y solidaridad con los países más pobres; varapalo a los salarios; más recursos para el sistema financiero; privatización de todo lo privatizable, también la RENFE; asalto a los medios públicos de comunicación, en unos casos para ponerlos en el mercado, en otros para controlar férreamente la información; inversión pública inexistente; tasa de paro en porcentajes dramáticos; próximo peaje en autovías; revisión del código penal para limitar los derechos democráticos. Es decir, la crisis como oportunidad para acabar con el modelo de convivencia que surgió de la transición.

Esperanza Aguirre, cuya temeridad forma parte de su acción de gobierno, cree posible construir un nuevo orden social. Un programa que combine el ultraliberalismo en la economía y el freno y marcha atrás en la democracia. Algo parecido a un régimen autoritario, estrechamente sometido a poderes públicos que lo son porque salen de las urnas, pero que vulneran cuanto sea necesario una vez en el Gobierno. El Partido Popular se ha especializado en elevar a categoría política el fraude electoral –un programa para pedir el voto y otro para gobernar- y el veto a cualquier iniciativa de participación social y de transparencia. Aguirre está en su salsa. Es una liberal a la que le molesta la libertad, y una conservadora a la que le incomodan los derechos civiles. Quiere liquidar a los sindicatos. Al fin y al cabo los intereses de los trabajadores y trabajadoras son una bandera en desuso. Cosas de bolcheviques. Acaricia peligrosamente aquello de orden, bandera y nación. Invoca a la patria para arremeter contra el Estado autonómico. A Rajoy, no es que le entusiasme Esperanza, pero le resulta de utilidad, sobre todo en tiempos de involución social y democrática como los que él protagoniza.

Aguirre quiere más y pronto
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