viernes. 26.04.2024

Agencias de calificación bajo sospecha

NUEVATRIBUNA.ES - 29.4.2010PARA FUNDACIÓN SISTEMA...de muchos países; que funcionan en régimen de opacidad absoluta; y que sus fallos de diagnóstico y de previsión son tan frecuentes como notables.En consecuencia, las todopoderosas agencias de calificación de riesgo se encuentran bajo sospecha.
NUEVATRIBUNA.ES - 29.4.2010

PARA FUNDACIÓN SISTEMA

...de muchos países; que funcionan en régimen de opacidad absoluta; y que sus fallos de diagnóstico y de previsión son tan frecuentes como notables.

En consecuencia, las todopoderosas agencias de calificación de riesgo se encuentran bajo sospecha. Su creación respondió a la necesidad de contar con herramientas de análisis riguroso, objetivo y neutral sobre la solvencia financiera de las instituciones públicas y de las empresas privadas.

Sin embargo, al día de hoy, estas entidades se consideran más bien una especie de oráculos cuyos pronunciamientos inescrutables establecen orientaciones y estímulos para los movimientos especulativos en los mercados financieros. Más que un instrumento para la estabilidad y el funcionamiento eficiente de los mercados, se han convertido en una suerte de guía para los grandes apostadores de los parqués financieros y una fuente habitual de inestabilidad para todo el sistema económico.

La trascendencia de sus resoluciones está fuera de toda duda. Tan solo es preciso comprobar como una rebaja puntual en la calificación de la deuda de un país, por inexplicable y arbitraria que resulte, provoca el encarecimiento extraordinario del crédito para las administraciones públicas que defienden el interés general y para millones de empresas y ciudadanos. Las agencias de calificación dibujan la diana sobre un país y los especuladores disparan sus estrategias para obtener ventajas millonarias a costa de la ruina general.

¿Con qué claves fundamentan sus decisiones? Nadie lo sabe, aunque muchos lo sospechan. La decisión adoptada recientemente por Standard & Poor´s respecto a la deuda española constituye un buen ejemplo. Cuando nuestra economía decrecía a un ritmo fuerte y todos los indicadores apuntaban hacia abajo, el rating de España era el máximo. Y ahora que el decrecimiento se ha frenado y que todos los indicadores apuntan a una salida pronta de la recesión, la calificación se rebaja. ¿Por qué? Muchos apuntan a la demanda de los especuladores para ir preparando nuevas piezas sobre las que abalanzarse cuando terminen de hundir a Grecia.

Nunca como en estos días el conjunto de los indicadores económicos más relevantes habían pronosticado en España un punto de inflexión hacia la recuperación del crecimiento: aumentan los ingresos públicos, aumentan las exportaciones, la inflación se asienta en valores positivos, se anima el mercado inmobiliario, las ventas de coches baten récords, las reservas de slots en el tráfico aéreo auguran una temporada turística positiva, se mueve el tráfico en los puertos … Y es justamente en esta semana cuando la agencia de evaluación decide rebajar la calificación que indica la solvencia de nuestra economía. Resulta muy difícil llegar a una conclusión que no apunte a intereses espurios.

A todo esto debemos sumar la antología de meteduras de pata en los análisis y los pronósticos de estas agencias internacionales. Baste un botón: Standard & Poor’s mantenía al banco de Lehman Brothers con la máxima calificación de confianza crediticia en septiembre de 2008, justamente cuando la entidad quebró. ¿Qué credibilidad podemos depositar en semejantes oráculos?

El G-20 adoptó recientemente la decisión de revisar el funcionamiento de estas entidades, en el marco de la reforma del sistema financiero internacional. También la Unión Europea tiene planes para afrontar su regulación. Y esta regulación urge, porque no podemos seguir permitiendo que estos instrumentos, con una incidencia crucial sobre el equilibrio de los mercados financieros, sigan actuando desde la opacidad, la falta de rigor, y con la sospecha permanente sobre las motivaciones interesadas de algunas de sus decisiones.

Es cierto que en el caso español la rebaja de calificación afecta a una sola agencia y que incluso esta agencia nos mantiene en un nivel de solvencia notable. También es verdad que, a pesar de las críticas oportunistas de la derecha, en ocho años de gobierno del PP España nunca tuvo la máxima calificación, que sí ha obtenido durante los seis últimos años de gobierno socialista. Pero conviene mantener la tensión en los organismos internacionales para regular estas instituciones con arreglo al interés general.

Rafael Simancas es diputado del PSOE en el Congreso.

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