viernes. 19.04.2024

Adelanto electoral e intereses en juego

1.- La conjunción, en un mismo día, del artículo del Consejero Delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, y del editorial del diario del grupo han colocado en otro nivel político la demanda del PP y de sus apoyos mediáticos de adelantar la convocatoria de elecciones generales.

1.- La conjunción, en un mismo día, del artículo del Consejero Delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, y del editorial del diario del grupo han colocado en otro nivel político la demanda del PP y de sus apoyos mediáticos de adelantar la convocatoria de elecciones generales. Que el diario El País haya irrumpido de una manera tan agresiva en el debate político sorprende por la forma y tampoco son fáciles de interpretar en toda su extensión los objetivos que persigue con ello.

Es, desde luego, llamativo que, sobre todo en su editorial, un diario que se ha distinguido por criticar muy duramente al PP por la negativa influencia que pueden tener en el exterior del país y en los mercados las declaraciones alarmistas que aquel realiza, hable de un país “amenazado de ruina”, “sin perspectiva” y con graves problemas de “cohesión social y territorial”. Hasta ahora, la línea editorial del periódico, en consonancia con las tesis del Gobierno y con una elemental prudencia, no criticaba tanto las cuestiones denunciadas como el propio hecho de denunciarlas. Por su negativa repercusión, se argumentaba, sobre el delicado momento que atraviesa España como consecuencia de la crisis. Sorprende, por tanto, que un diario cuyas posiciones con toda seguridad tienen mayor incidencia exterior que la que pueden tener las afirmaciones del Sr. Montoso, del señor Pons o de la señora Cospedal haya utilizado una manera de actuar que los emula.

Más difícil de interpretar son los objetivos que persiguen ambos escritos. La tesis central que se defiende es el adelanto a ya mismo – noviembre se considera un horizonte demasiado tardío - de las elecciones generales. Lo que, dicho sea de pasada, parece prácticamente imposible hacer coincidir en los tiempos con la tesis de Cebrián de que el partido del Gobierno celebre un congreso extraordinario (se puede sobre-entender que con el fin de que el candidato Rubalcaba pase a ser también el Secretario General del PSOE) antes de las elecciones.

De tal premisa cabe sacar tres conclusiones: a) el adelanto electoral generaría mayor confianza y contribuiría a frenar los ataques de los mercados, que nunca habían llegado a ser tan virulentos como en los últimos días ni, sobre todo, habían atacado tan directamente a países con economías tan grandes como la española o la italiana; b) este Gobierno es incapaz de hacer, de completar o de repetir las reformas que están en camino, que hay que hacer o que deberían rehacerse; c) el adelanto electoral favorece a Rubalcaba en términos electorales y en la batalla por el control del partido.

2.- La tesis de que un cambio de gobierno vaya a mejorar el riesgo-país de España no parece nada evidente. Los cambios de gobierno en Portugal, en Irlanda e, incluso, en Grecia no han servido para ganar más confianza ni para frenar el deterioro económico de esos países. No hay razones para pensar que en España fuera a suceder algo distinto..

La solución a los problemas que afectan a cada vez más países europeos pasa por el ámbito europeo, por el diseño de la Unión Económica y Monetaria y por el cambio de la unilateral política de austeridad económica y de recorte social que guía las orientaciones que emanan de la Comisión y del Consejo de la UE. Ni los problemas nacionales son los que guían la actuación de los famosos mercados, ni las reformas que se han hecho han frenado para nada sus ataques. Lo que sucede es que los mercados, en su infinito afán de defensa de sus inversiones y de lucro, en lugar de atacar – con el concurso de los acreedores de los países con mayor volumen de créditos comprometidos, como Alemania y Francia – a la moneda, como hacían antes de existir el euro, atacan ahora las deudas de los países. Lo que es posible por la incapacidad de la UE para dar un salto hacia unas bases jurídicas, económicas, fiscales y monetarias acordes con la moneda común.

Tampoco se puede responder a esta crisis – como afirmaba Gordon Brown en el mismo diario – sin atacar, al mismo tiempo, al saneamiento y regulación del sistema financiero, a los déficits y al crecimiento económico y del empleo. Es decir, sin un cambio radical de la actual política europea.

No resulta creíble, por tanto, que un mero cambio de gobierno vaya a solucionar nada sustancial, cuando la solución no depende de cada Gobierno aisladamente. Otra cosa es que un conjunto de gobiernos formaran un frente común en la UE para obligar a que se operen los cambios necesarios y evitar, de esa forma, terminar en esa especie de desastre anunciado al que parece caminar la UE.

3.- El segundo objetivo que se vislumbra tras las posiciones del buque insignia del grupo Prisa es que con un adelanto electoral y, se entiende, con un Gobierno del PP será posible realizar reformas más profundas que la debilidad y el descrédito del actual Gobierno imposibilita llevar a cabo. A favor de tal razonamiento puede argüirse la ideología de los populares, las directrices europeas y las dificultades que el PSOE tendría para oponerse a dichas reformas desde la oposición, tras las políticas que ha realizado y el discurso que ha defendido desde el Gobierno.

También el hecho de que los dos grandes partidos han sido co-responsables del modelo económico basado en el ladrillo. El PP, porque fue su más decidido mentor: entre 1997 y 2005, la parte del sector inmobiliario en el PIB pasó del 11% al 17%, y la cuota de empleo en el sector del 9% al 14%. A su vez, el mayor error de Zapatero, en el campo económico, es haber seguido ese mismo modelo, considerándolo como una política de éxito. Así, en el momento culminante del boom (2055), los préstamos acordados a los promotores inmobiliarios aumentaron un 40%. Y las inversiones del sector llegaron a representar ese año el 54% de las inversiones del sector privado de la economía, cuando en 1997 representaban el 40%. Todo ello nos indica que la política basada en el ladrillo se inició en la última fase de los gobiernos de González, que se disparó durante los del PP y que fue mantenida por el primer Gobierno de Zapatero, incluso a pesar de que ya en 2006 se había denunciado por muchos expertos la irracionalidad a la que se había llegado.

Un Gobierno del PP, por tanto, podría encontrar un terreno abonado para seguir por la senda de las reformas duras. Además, ya se sabe que los ultraliberales siempre tienen razón: si una reforma o contra-reforma no da los resultados enunciados siempre es porque ha sido demasiado tímida y se han quedado a la mitad de lo que habría que haber hecho. No existe, sin embargo, ninguna seguridad de que reformas aún más radicales vayan a colocar en mejor situación a la mayoría del país. Lo más relevante que probablemente conseguirían es aumentar la exasperación social y que, como sucede en otros muchos países europeos, ante la falta de otra alternativa surjan fuerzas políticas de extrema derecha, antieuropeas y xenófobas.

4.- El anterior objetivo no tiene por qué ser contradictorio con el de desear que un adelanto electoral beneficie al candidato Rubalcaba. Y, en mi opinión, también al propio Partido Socialista. En primer lugar, debido a que los datos de paro serán, muy probablemente, mejores en el otoño que más tarde. Segundo, porque así no tendría el partido del Gobierno que sufrir el desgaste de profundizar negativamente, desde un punto de vista social, algunas reformas (como la de la negociación colectiva) o llevar a cabo otras que, por ejemplo, pueden afectar a la sanidad, el desempleo, a otra reforma laboral, a la reducción de cotizaciones empresariales a la Seguridad Social, etc. Y, tercero, porque prolongar la legislatura hasta marzo del año que viene podría conllevar una demanda social de que Rubalcaba exija al Gobierno de su partido que lleve a efecto antes de finalizar su mandato algunas de las medidas que está enunciando, en materia fiscal, social o institucional. Lo que no parece muy compatible con las exigencias que la van a plantear desde Bruselas y desde los socios políticos que le pueden dar la mayoría parlamentaria

5.- Adelantar las elecciones y nombrar a Rubalcaba Secretario General del PSOE en un congreso extraordinario, parece, por tanto, un escenario que beneficiaría al candidato. De esa manera, con una derrota menor que la anunciada, podría aspirar a dominar el Partido. Y ese es, una vez perdido gran parte del poder municipal, autonómico y si se pierde el Gobierno central, el mayor poder que puede quedar disponible.

Es por eso que el adelanto electoral no plantea solamente una cuestión externa, nacional, sino también interna, partidaria. Los partidos nacionalistas (y seguramente algunos sectores del propio PP) prefieren que la legislatura culmine: así, piensan, se desgastará más el Gobierno y su partido y podrán condicionar con sus exigencias a este super debilitado Ejecutivo. El PNV con sus propios objetivos y CIU con los suyos. La patronal y el PP tampoco ocultan sus intenciones

Pero no es nada evidente que todos razonen de la misma manera en el PSOE. Una parte del partido considera que es éste Gobierno y no uno del PP quien tiene que hacer esas reformas y re-reformas que demandan las instituciones europeas, las fuerzas del centro derecha y ya prácticamente toda la prensa. Seguramente piensan que así demostrarían que eso era lo que necesitaba el país, ya que estiman que para marzo las cosas van a mejorar de manera evidente y que podrán capitalizar esa política. Una capitalización que, más que el candidato, la podría realizar Zapatero. Y si ello fuera así ¿para qué buscar otro Secretario General?

Pero si las cosas no resultaran así, esos sectores del PSOE pueden estar haciendo el cálculo de que, alargando el proceso, el candidato saldría más debilitado para acceder a la cúspide del Partido y que, de cualquier manera, ellos tendrían más tiempo para preparar un candidato o candidata para la Secretaria General, en línea con el diseño que el actual Presidente de Gobierno y SG parecía tener en la cabeza cuando anunció su renuncia a ser el candidato del Partido en las próximas elecciones generales.

En suma, que esta cuestión del adelanto electoral puede tener más vertientes de las que afectan a la crisis

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