viernes. 19.04.2024

A ritmo de tambores

En agosto las noticias siempre escasean. Parece un mes decidido a pasar desapercibido para aquellos que no han decidido ya desconectar de la rutina y sumergirse en sus vacaciones. Es un mes para aprovechar las últimas oportunidades de asistir a una obra teatral que lleva meses en cartel, refugiarse del calor en una sala de cine o disfrutar del sonido de tambores del lejano oriente que traen a nuestras ciudades el ritmo y parte de la esencia de Japón.
En agosto las noticias siempre escasean. Parece un mes decidido a pasar desapercibido para aquellos que no han decidido ya desconectar de la rutina y sumergirse en sus vacaciones. Es un mes para aprovechar las últimas oportunidades de asistir a una obra teatral que lleva meses en cartel, refugiarse del calor en una sala de cine o disfrutar del sonido de tambores del lejano oriente que traen a nuestras ciudades el ritmo y parte de la esencia de Japón.

Nacido con la idea de formar parte de rituales tradicionales japoneses, su presencia comenzó a ser requerida en espacios muy diferentes, como colegios o residencias de ancianos, hasta que en 1998 comenzaron sus giras mundiales, que les han llevado por los cinco continentes y que este año les han hecho recaer en pleno mes de agosto en nuestra capital. 3 días de actuaciones como parte del programa de los Veranos de la Villa en un largo fin de semana que llenará sus calles de visitantes y habitantes dispuestos a buscar nuevas actividades con las que llenar su tiempo.

Tambores e instrumentos tradicionales japoneses que, con su ritmo y coordinación, pretenden “transmitir el ritmo del latido del corazón, la sonora esencia de todos los seres vivos”. 15 años, más de 1.800 actuaciones y cerca de 2 millones de espectadres en todo el mundo avalan el buen hacer de este grupo fundado en 1993 por Masa Ogawa en Nara, donde se dice tuvo lugar el nacimiento de la cultura japonesa. Gracias a ellos los tambores tradicionales nipones (wadaiko o taiko) han hecho vibrar los cimientos de lugares tan dispares como el Casino de París, el teatro Peacock de Londres, el Koninklijk Theater Carre de Ámsterdam o el GW Linser Auditorium de Washington DC.

Ritmo y percusión que parecen destruir barreras culturales a cada compás, dejando sólo lo que nos une, el latido de un corazón que no entiende de idiomas ni fronteras, que celebra por igual todas las medallas de oro de Pekín, que llora por cada afectado de la locura de Georgia, que no necesita unas Olimpiadas para decretar un periodo de paz y convivencia como hermanos porque es a lo que aspira cada día del año.

Y si los wadaiko no le parecen atrayentes, los Veranos de la Villa siguen repletos de actividades llenas de encanto. Alejandra Torray, Alberto Closas, Pablo Alonso y Cristina Palomo seguirán hasta el 31 de agosto bajo la dirección de Manuel Canseco en el clásico de Calderón “No hay burlas con el amor”. Y hasta el 28 de agosto podrá disfrutarse de “Las Troyanas”, con dirección de Mario Gas y magníficas interpretaciones de Gloria Muñoz, Clara Sanchis, Anna Ycobalzeta, Mia Esteve, Ricardo Moya en este texto de Eurípides sobre las consecuencias del rearto de mujeres como botín de guerra tras el enfrentamiento entre Troya y Grecia.

Y para los más pequeños sigue adelante “Un verano de cuento”, un espectáculo-taller que cada martes, gracias a marionetas y autores de literatura infantil y juvenil, contará una historia sobre el agua. Serán cuentos modernos, tradicionales, inéditos o improvisados sobre el líquido elemento que, afortunadamente, se ha convertido no sólo en tema de actualidad, sino también en motivo de celebración.

Y entre versos de Eurípides y tambores japoneses, agosto va tocando a su fin, acercándonos a un septiembre lleno de novedades, estrenos y aventuras.

A ritmo de tambores
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