viernes. 29.03.2024

14N: Algo más que un paro

Esta afirmación, en boca de un líder sindical, que encabeza y da significado a la huelga general convocada por los sindicatos y otros movimientos sociales para el día 14 de noviembre, supone un gran salto progresista, intelectual y político de esta convocatoria.

Esta afirmación, en boca de un líder sindical, que encabeza y da significado a la huelga general convocada por los sindicatos y otros movimientos sociales para el día 14 de noviembre, supone un gran salto progresista, intelectual y político de esta convocatoria. Con la huelga no se reivindican solo mejoras salariales, derechos laborales y cívicos, más servicios públicos y universales, sino que se plantea como una masiva protesta frente a una política que al amparo, bajo el camuflaje de una lucha contra una crisis financiera y económica, cierta y dramática, está aplicando una ofensiva ideológica, perfectamente consciente y organizada por la derecha (neoliberal?) encarnada, en nuestro caso, en el gobierno de Mariano Rajoy aliado, cuando no servil, con otras instituciones europeas en Bruselas, Francfort o Berlín. Ofensiva dirigida a desmontar, anular, borrar del diccionario, la conquista de un estado del bienestar, aún insuficiente, ganada en los últimos años, decenios y casi un siglo, con sangre, sudor y lágrimas de la clase trabajadora, aliada y apoyada, en mayor o menor medida y convicción, por las clases medias asalariadas o autónomas.

Es un gran salto cualitativo en el significado de una huelga general. Avance en amplitud y profundidad si en la convocatoria no solo se llama al paro laboral, sino que se convoca, con igual importancia, a una suspensión del consumo en la jornada de lucha. ¡¡Paréis o no paréis, no compréis!! Superada la consigna entusiasta de unos primeros pasos revolucionarios que exijan el dominio obrero de los medios de producción, seguramente hoy es más eficaz y revolucionario romper la corrupción consumista, base de la explotación económica y machaconamente incrustada en nuestros cerebros por una propaganda ininterrumpida e incansable. Al menos, cerremos nuestros bolsillos durante unas horas.

Y, por fin, el retorno a una llamada y una práctica internacionalista por parte de los sindicatos, superando fronteras y siglas frente a unos poderes económicos cada día más globalizados. Con una voz acordada y una acción conjunta, multiplicada por muchos países de esta vieja Europa, quizás podamos recuperar las profundas raíces de una cultura socialdemócrata como el símbolo más visible y digno de una futura Europa, unida por la solidaridad y guiada por unas fuerzas políticas dignas y eficaces, apoyadas por un movimiento ciudadano insumiso ante esa siniestra palabra instalada en el lenguaje de los actuales políticos y constantemente repetida: inevitable.

Podemos y debemos exportar como europeos nuevos no solo “mercedes”, sino la dignidad de una sociedad culta y cultivada, cimentada en los principios, aún vigentes, de la libertad, la igualdad y la fraternidad.

14N: Algo más que un paro
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