25 de octubre de 2010, 6:36
NUEVATRIBUNA.ES - 18.10.2010
Después de ver la agitación social en Francia contra la reforma de las pensiones y el debate suscitado aquí sobre si recoge Casillas el premio Príncipe de Asturias o se lo envían por Seur una vez amainado el no menos complejo sobre la presunta cornamenta de la Esteban uno se pregunta qué es exactamente lo que se celebra en España el día 2 de Mayo. No sé si Agustina de Aragón hubiera sido más de ‘Sálvame’ o más tirando a perroflauta antisistema pero lo que sí se antoja pertinente es plantearse en algún momento si el pulso ciudadano está a la altura de las circunstancias o ni está ni se le espera. Mal presagio es que las históricas y ejemplares movilizaciones contra la guerra de Irak no inviten a una nueva rebelión sino tan solo a una gran melancolía. La apatía sólo puede ser la antesala de la derrota.
Lo cierto es que, ya sea por esa resignación o por no calibrar en toda su magnitud la que nos viene encima, esa indiferencia se ha enquistado en las calles a la espera de que la Selección gane otro Mundial. Los jóvenes franceses, acaso despojados de la lírica que alumbró el mayo del 68, sí parecen haberlo entendido. Ese ‘no queremos vivir peor que nuestros padres’ no será una pincelada poética en los muros de Nanterre pero define de manera tan prosaica como certera cuál es la batalla y lo mucho que se juegan en ella. Ahora, aunque debajo de los adoquines estuviera la playa, daría igual porque quienes aspiran a tener un futuro no tienen para un tinto de verano en el chiringuito. Y desde luego nadie se lo va a traer en bandeja.
Está demostrado que la parálisis en los aledaños del recto, lo que viene a ser el no mover el culo, jamás procuró más que consolidar los agravios y las injusticias. Lo contrario, aunque no con carácter inmediato en la mayoría de las ocasiones, sirvió para que lo que hoy vemos normal tiempo atrás fuera una utopía. Que te paguen el mes de vacaciones no se debe a que un empresario llegó un día a su negocio de buen humor después de una óptima noche de desenfreno sexual. Ni las pensiones se obtuvieron en una tómbola ni los subsidios de paro formaban parte de las sorpresas de un huevo Kinder.
Estos y otros pequeños detalles no convendría olvidarlos con la misma facilidad que un paraguas en la barra de un bar. En suma, que los derechos nunca han sido sobrevenidos sino conquistados. Y uno asume que con este aserto, de tan obvio que debería ser, no le van a conceder el Príncipe de Asturias aunque Mourinho me dejara ir a recogerlo. Con la ilusión que me haría hacerle una genuflexión a Letizia para que viera mis progresos en el gimnasio.
Germán Temprano es escritor y periodista
Blog: JAULA DE GRILLOS
Después de ver la agitación social en Francia contra la reforma de las pensiones y el debate suscitado aquí sobre si recoge Casillas el premio Príncipe de Asturias o se lo envían por Seur una vez amainado el no menos complejo sobre la presunta cornamenta de la Esteban uno se pregunta qué es exactamente lo que se celebra en España el día 2 de Mayo. No sé si Agustina de Aragón hubiera sido más de ‘Sálvame’ o más tirando a perroflauta antisistema pero lo que sí se antoja pertinente es plantearse en algún momento si el pulso ciudadano está a la altura de las circunstancias o ni está ni se le espera. Mal presagio es que las históricas y ejemplares movilizaciones contra la guerra de Irak no inviten a una nueva rebelión sino tan solo a una gran melancolía. La apatía sólo puede ser la antesala de la derrota.
Lo cierto es que, ya sea por esa resignación o por no calibrar en toda su magnitud la que nos viene encima, esa indiferencia se ha enquistado en las calles a la espera de que la Selección gane otro Mundial. Los jóvenes franceses, acaso despojados de la lírica que alumbró el mayo del 68, sí parecen haberlo entendido. Ese ‘no queremos vivir peor que nuestros padres’ no será una pincelada poética en los muros de Nanterre pero define de manera tan prosaica como certera cuál es la batalla y lo mucho que se juegan en ella. Ahora, aunque debajo de los adoquines estuviera la playa, daría igual porque quienes aspiran a tener un futuro no tienen para un tinto de verano en el chiringuito. Y desde luego nadie se lo va a traer en bandeja.
Está demostrado que la parálisis en los aledaños del recto, lo que viene a ser el no mover el culo, jamás procuró más que consolidar los agravios y las injusticias. Lo contrario, aunque no con carácter inmediato en la mayoría de las ocasiones, sirvió para que lo que hoy vemos normal tiempo atrás fuera una utopía. Que te paguen el mes de vacaciones no se debe a que un empresario llegó un día a su negocio de buen humor después de una óptima noche de desenfreno sexual. Ni las pensiones se obtuvieron en una tómbola ni los subsidios de paro formaban parte de las sorpresas de un huevo Kinder.
Estos y otros pequeños detalles no convendría olvidarlos con la misma facilidad que un paraguas en la barra de un bar. En suma, que los derechos nunca han sido sobrevenidos sino conquistados. Y uno asume que con este aserto, de tan obvio que debería ser, no le van a conceder el Príncipe de Asturias aunque Mourinho me dejara ir a recogerlo. Con la ilusión que me haría hacerle una genuflexión a Letizia para que viera mis progresos en el gimnasio.
Germán Temprano es escritor y periodista
Blog: JAULA DE GRILLOS