viernes. 29.03.2024

¿Un Papa mal informado?

Yo no sé usted, querido lector, pero yo me quede de una pieza cuando el Papa pronunció unas palabras a su llegada al aeropuerto de Barajas correspondiendo a las de bienvenida del rey y en las que entre otras cosas dijo dirigiéndose a los jóvenes allí presentes: “¡No os avergoncéis del Señor!” Aún no me he recuperado del impacto que en mi produjo esa frase: “¡No os avergoncéis del Señor!”.

Yo no sé usted, querido lector, pero yo me quede de una pieza cuando el Papa pronunció unas palabras a su llegada al aeropuerto de Barajas correspondiendo a las de bienvenida del rey y en las que entre otras cosas dijo dirigiéndose a los jóvenes allí presentes: “¡No os avergoncéis del Señor!” Aún no me he recuperado del impacto que en mi produjo esa frase: “¡No os avergoncéis del Señor!”. Yo no sé si atribuir estas palabras al hecho de la edad del Papa, 84 años, y por tanto como ser humano que es, es un mortal como nosotros, con sus achaques y lagunas mentales propias de la edad, o a que alguien de su entorno, de sus asesores, le haya podido informar de que la juventud se avergüenza del Señor, si es esto último es evidente que lo que se pretende es que el Papa no se entere de que los jóvenes y los no tan jóvenes, los creyentes, en general, entre los que me cuento, de lo que se avergüenzan, nos avergonzamos, es de la falta de autoridad del propio Papa para poner orden en su casa y de haber propiciado el que la Iglesia en vez de adaptarse a los nuevos tiempos esté en periodo de franca regresión. Se avergüenzan de la actitud de sus cardenales y obispos, de los “príncipes” de la Iglesia que viven como tales y moran en palacios muy confortables con jardines y todo tipo de condiciones para que su calidad de vida alcance una nota alta. He tenido ocasión, como muchos otros, de ver unas imágenes televisivas del edificio y recinto de la Nunciatura en Madrid y francamente el lugar es envidiable para vivir en él. No lo conocía. Es un lugar que está muy por encima del huerto de Getsemaní, en el Monte de los Olivos, donde Jesús oró la última noche antes de ser arrestado. Y excuso el hablar de la residencia del Papa en Castelgandolfo, donde pasa su temporada veraniega. Los creyentes se avergüenzan también de la falta de honestidad, de ética y de principios que se da en los dirigentes de la Iglesia “tapando” las fechorías de la práctica de la pederastia, cada vez más extendida, que ejercitan muchos de sus clérigos a todos los niveles, jerárquicos y “profesionales”, que se suele solucionar con un cambio de lugar para los obispos y un cambio de parroquia si se trata de simples curas. Ocultando a la ley delitos de suma gravedad como es el abuso de menores.

Vuelvo al tema de que quisiera pensar que el Papa dijo lo de “¡No os avergoncéis del Señor!” por una información malintencionada por parte de sus colaboradores y asesores más cercanos porque la cosa sería muy grave si es que de verdad esta avergonzamiento lo hubieran detectado entre sus fieles seguidores. Si este fuera el caso, si que habría motivo para preocuparse y para investigar a que se debe y por quien esta vergüenza a la que se refiere el Papa. No creo que ningún creyente se avergüence del Señor. De todos modos quiero acabar como hace días finalizaba uno de mis comentarios: “¡Tan lejos está el cielo de la Tierra que Dios no alcanza a ver lo que está pasando en su Iglesia!”.

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