martes. 16.04.2024

¡Todos contra Obama!

NUEVATRIBUNA.ES - 11.3.2009Confieso que cada día me siento más atraído por la personalidad del Presidente Barack Obama. En realidad, me temo que mi simpatía por el actual inquilino de la Casa Blanca tendrá una relación inversamente proporcional con la que el paso del tiempo, con su inevitable desgaste, vaya dejándole aminoradamente en los Estados Unidos y en el resto del Planeta.
NUEVATRIBUNA.ES - 11.3.2009

Confieso que cada día me siento más atraído por la personalidad del Presidente Barack Obama. En realidad, me temo que mi simpatía por el actual inquilino de la Casa Blanca tendrá una relación inversamente proporcional con la que el paso del tiempo, con su inevitable desgaste, vaya dejándole aminoradamente en los Estados Unidos y en el resto del Planeta. Hay algunos hechos recientes que me impulsan a ser un obamista convencido. Me gustaría citar tres, que lamentablemente han pasado bastante desapercibidos para la opinión española, a diferencia de la subrayable repercusión que han tenido para el público norteamericano, británico y, en general, angloparlamente.

El primero se refiere a la descomunal y durísima campaña de desprestigio del Presidente a la que se han lanzado buena parte de los dirigentes republicanos, especialmente los situados en la derecha y la extrema derecha del partido, incluyendo derrotados candidatos en las primarias. El mensaje de ese esfuerzo de propaganda nada despreciable es sencillo: Obama está cumpliendo casi al pie de la letra sus promesas electorales. Es decir, ha puesto en marcha un ambicioso plan de rescate económico, ha comenzado a afrontar la inexistencia de seguro médico para buena parte de los ciudadanos estadounidenses, ha aprobado la investigación con células madre o, por supuesto, ha establecido un calendario (un poco más moderado en el tiempo y en el número de efectivos, es cierto) para la retirada de Irak. En otras palabras, ha dejado perplejos a quienes -incluso en el campo demócrata- auguraban un súbito acceso de donde-dije-digo-digo-Diego. Perplejidad que ha venido seguida de una acusación ligada al cumplimiento de la palabra dada: tenemos un socialista al frente del país, alguien capaz de aprobar cosas que (es literal) "ni Lenin y Stalin se hubieran atrevido a hacer".

Puede parecer ridículo o grotesco, pero tales afirmaciones no han dejado indiferente ni al propio Obama, que ha empezado a preocuparse por que puedan impactar negativamente en amplios sectores de la sociedad norteamericana. Este es el segundo hecho que me ha aproximado a Obama: su honestidad y su estilo directo, impropio (afortunadamente) de un cargo tan acorazado como el de Presidente de los Estados Unidos. El caso -siguiendo el relato del International Herald Tribune- es que concedió una entrevista a bordo del Air Force One a dos periodistas del New York Times, que le preguntaron durante la misma "¿es Usted socialista?", a lo que respondió "yo diría que no". Pues bien, hora y media después, cuando había llegado al despacho Oval, descolgó el teléfono y llamó a los entrevistadores para decirles que estaba preocupado por la pregunta, que si esta había sido formulada en serio, que qué les había impulsado a hacerla y subrayarles que no, que no era socialista y que para socialista Bush, que en su etapa había empezado con el rescate bancario, dirigiendo así la primera crítica directa a su antecesor. Esta pequeña historia me ha parecido sinceramente entrañable y, al tiempo, significativa: lo primero, por demostrar que Obama no es el típico político de zapatos de cordones y suela gruesa que suele pisar los pasillos del poder, y lo segundo, por poner de manifiesto lo difícil que va a ser en el futuro llamar al pan, pan y al vino, vino cuando lo peor de la crisis haya pasado, esto es, en el momento en que los defensores del neoliberalismo terminen acusando de "socialistas" (en USA: comunistas de viejo cuño) y de creadores del entuerto a quienes hayan tenido que solucionarlo.

Lo que me lleva al tercer suceso que me ha obamizado un poco más: el que se haya sumado al II Foro de la Alianza de Civilizaciones (tan denostada todavía hoy por el PP como una "ocurrencia" del Presidente del Gobierno español que sus diputados siguen votando contra cualquier mención a la misma en el Parlamento Europeo), que protagonizará a principios de abril en Estambul junto al Primer Ministro Erdogan y a Zapatero, los dos inspiradores de una iniciativa que ya lo es de la ONU, cuyo Secretario General, Ban Ki-moon, también asistirá a la cita. Se trata de una buena muestra de soft-power que, a buen seguro, le garantizará que a la acusación de "socialista" se una la de islamista.

Me da la impresión de que al buen hombre que está sentado al lado del retrato de Lincoln en una oficina estatal de la Avenida Pensilvania -ese "Zapatero global" en palabras del Vaticano- vamos a tener que apoyarle todos los progresistas, porque los del lado oscuro se lo van a poner difícil al grito de guerra (nunca mejor dicho) de ¡todos contra Obama!

Solo espero que los europeos estemos, esta vez sí, a la altura de las circunstancias, pues nos va mucho en ello, ¿verdad?

Carlos Carnero es eurodiputado y Vicepresidente del PSE

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