jueves. 18.04.2024

¡Todos a espiar!

NUEVATRIBUNA.ES - 19.7.2010Ya lo ven, a partir de ahora barra libre para espiar. Porque ¿qué cosa hay más divertida que enterarse de la vida de los otros? Es lo que siempre han hecho los que mandan aquí y en Pernambuco.
NUEVATRIBUNA.ES - 19.7.2010

Ya lo ven, a partir de ahora barra libre para espiar. Porque ¿qué cosa hay más divertida que enterarse de la vida de los otros? Es lo que siempre han hecho los que mandan aquí y en Pernambuco. Se sabe que quien fue el personaje más influyente en la vida política norteamericana durante casi cincuenta años, Edgar Hoover, jefe del FBI, contaba con un archivo completísimo con datos confidenciales de todos los que eran algo en los EE.UU. de la época, en el que figuraban amistades, tendencias sexuales, aficiones, creencias, odios, amores y hasta cuándo hacían costillas a la barbacoa. Los servicios secretos, más o menos chapuceros del Este y del Oeste, acumularon durante la Guerra Fría inmensas cantidades de información, unas veces sobre temas relevantes y otras sobre nimiedades. Claro que para lo que luego les sirvió, que ni unos ni otros se enteraron de que la cosa soviética se venía abajo o de que unos fanáticos les iban a tirar las Torres Gemelas…

Y aquí, entre nosotros, lo de saber con quién, cuándo y dónde come o se acuesta cada cual, parece que es una afición que se ha extendido mucho en los últimos años y no por los servicios de inteligencia de toda la vida o de la “prensa de investigación”, que de esos se espera, sino por los nuevos aparatos de chismorreo (o “gestapillos”) que algunos /as dirigentes /as políticos /as han montado bajo el paraguas de esa palabra enigmática y misteriosa que se denomina “contravigilancia”. Fíjense la cantidad de gente que tenía Aguirre para contravigilar a los de su partido que revoloteaban en torno a su gran leviatán del Palacio de Cibeles. Pero nos hacemos cargo de que es muy difícil saber exactamente lo que nos han costado al erario público. ¡Uf! ¡Como para ponernos a hacer recuento de nóminas, horas extraordinarias, facturas de móviles, gasolina de coches camuflados, tiques de aparcamiento o de gastos en bocatas y en cervezas (sin alcohol, que estaban de servicio), consumidos por los espías, durante las largas horas de tediosa espera a que Cobo terminase la comida con un hombre gordo y calvo o a que Prada saliese de dormir la siesta en su casa! Y bueno, si en Madrid es complicado, imagínense lo que debe ser conocer qué hicieron algunos ertzainas que en Vitoria, parece que en sus ratos libres, contravigilaban para el “batzoki”. Así que lo mejor es que todo el mundo se espíe como quiera, que se espíe a gusto y cuanto más mejor. ¡Barra libre de espionaje! Porque si todos sabemos todo de todos, pues todos tan contentos.

Lo único que hay que cuidar es que no conste que se ha hecho con dinero público y que no se haga con fines delictivos. Así que acabo de ir a la Tienda del Espía y he comprado (con mi dinero, oiga) el “kit” completo de “Anacleto agente secreto”: un montón de adminículos para escuchar, grabar y observar desde la lejanía a quien me pete (eso sí, les juro que jamás fijaré mi binocular de visión nocturna en ninguna vecina maciza, que eso es inmoral). Ya verán cuando empiece a publicar en estas páginas cosas de la vida pública o privada de cualquiera de ustedes. Y comiencen a conocerse cenas, a resquebrajarse armarios y a salir a relucir corpiños (nunca espiaré a nadie que use tirantes, por si acaso, que eso sí que debe ser delito). Les aseguro que este será el diario digital más ávidamente visitado a primera hora de la mañana (ya lo es por la tarde), todos los días del año.

Pedro Díez Olazábal participó en la fundación del Sindicato de Enseñanza de CC.OO y ha estado siempre vinculado a los movimientos sociales. Ha desempeñado los cargos de Alcalde de Arganda del Rey, diputado de la Asamblea de Madrid y Vicepresidente Tercero, portavoz en la Comisión de Medio Ambiente y Presidente de la Asamblea de Madrid.

¡Todos a espiar!
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