martes. 23.04.2024

¿Se encuentran brotes verdes a la vista?

NUEVATRIBUNA.ES - 25.5.2009PARA FUNDACIÓN SISTEMAAlgunos dirigentes políticos y gobernadores de bancos centrales están planteando con cierto optimismo que observan en el horizonte de la economía mundial brotes verdes de esperanza, que suponen una cierta luz en la oscuridad en la que se encuentran sumidas las economías actualmente.
NUEVATRIBUNA.ES - 25.5.2009

PARA FUNDACIÓN SISTEMA

Algunos dirigentes políticos y gobernadores de bancos centrales están planteando con cierto optimismo que observan en el horizonte de la economía mundial brotes verdes de esperanza, que suponen una cierta luz en la oscuridad en la que se encuentran sumidas las economías actualmente. De modo que anuncian que la crisis puede ir finalizando a finales de este año o primeros del siguiente. No se sabe muy bien en qué se basan sus predicciones, pues los datos de la evolución de la economía europea en el primer trimestre de este año no pueden ser peores. Tal vez estén confundiendo los deseos con la realidad.
Lo único que sabemos es que parece que la caída de la economía se ha frenado y se señala que ha tocado suelo y ahora, a partir de aquí, cabe esperar mejoras. Pero esas mejoras no vienen por sí mismas y pueden suceder dos cosas. Una, que efectivamente la economía comience su recuperación, aunque ésta será lenta, o bien que la economía marche a ras del suelo durante muchos años, como sucedió en Japón. En España, lo más probable es que suceda esto último, pues en el caso hipotético de que se produjera la ansiada recuperación, en nuestro país no cabría pensar que la senda del crecimiento se asentara como en el periodo expansivo en el peso excesivo de la construcción.

Llevar a cabo el cambio de modelo económico y productivo, necesario por otra parte, no es cosa de meses, sino de años, y tampoco se observan decisiones claras y efectivas en este terreno. La dependencia excesiva de la economía española del sector inmobiliario tendrá sus repercusiones negativas a la hora de iniciar una senda de crecimiento y generación de empleo. En ello hay que evitar a toda costa cometer los errores que condujeron a una creciente burbuja especulativa en este sector, aun cuando las tentaciones pueden ser muy fuertes, y apostar por aquellas actividades en las que nuestra economía puede ser relevante, como son, entre otras, las energías renovables. En esta línea se ha manifestado con contundencia el ministro de Industria, y esperamos que los enunciados se conviertan en realidades prácticas, a pesar de los problemas que se derivan de la insuficiencia de recursos económicos en tiempos de crisis.

Se desvanecen, por otra parte, las necesarias reformas que hay que hacer a escala internacional en el sistema financiero, y no digamos por lo que se refiere a la creación de un nuevo orden económico. Los grandes órganos de decisión que operan a escala mundial parece que se conforman con que las cosas no vayan a peor, y que el desempleo pueda ser contenido, sin reflexionar suficientemente que lo que hay que hacer es un cambio de modelo para que éste sea más equitativo, y en el que el crecimiento no sea el único indicador que sirva para medir el éxito económico y social.

Espero que la crisis que estamos padeciendo, unos más que otros, suponga una oportunidad para cambiar, como también confío en que los economistas que tienen capacidad de decisión o de influencia con sus ideas, y que marcan el paradigma dominante, aprendan de esta experiencia tan amarga que estamos viviendo. Si no tiene lugar un cambio del modelo de desarrollo actualmente vigente y una modificación de las ideas económicas principales, no habrá esos brotes verdes que algunos ven ya en el horizonte cercano. Se podrán dar recuperaciones coyunturales, pero esa ilusión no nos debe conducir a confundir momentos concretos de mejora con la recuperación total del enfermo y, sobre todo, con la necesidad de ir implantando a escala mundial un modelo de desarrollo más humano en los términos que lo define el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

No se puede olvidar, tal como nos enseña la historia y economistas ilustres han teorizado, que dentro del ciclo general se producen otros ciclos, tanto si estamos en expansión, como en una recesión o una depresión. Las crisis estructurales son profundas y duran varios años. Se podrán corregir los problemas del sistema financiero, lo que tampoco resulta evidente a corto plazo, pero reparar los daños causados lleva su tiempo. Sentar unas bases firmes para lograr un desarrollo sostenido y sostenible a largo plazo es más complejo. A su vez, los problemas alimentarios, energéticos, ecológicos, de desigualdad, de pobreza, de hambre y de tantas privaciones seguirán estando presentes si no se actúa, que es lo que está sucediendo en la actualidad.

Hay que pedir a economistas y políticos que tengan una mayor amplitud de miras y no se dejen llevar por el corto plazo. Aunque, por lo que leo, no parece que las cosas vayan a cambiar en este terreno. Las ideas del pasado pesan mucho y esclavizan al pensamiento de hoy. La pereza intelectual también influye en este terreno, y en lugar de indagar nuevas vías se siguen recetando medicinas del pasado, que no sólo no valen para el presente, sino que en muchos casos han causado los males actuales.

Carlos Berzosa es catedrático de Economía Aplicada y rector de la Universidad Complutense de Madrid desde el 23 de junio de 2003, tras ser Decano los catorce años anteriores de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de dicha Universidad.

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