jueves. 28.03.2024

¡Quo vadis Cascos!

El artículo 25.3 del Estatuto de Autonomía asturiano, faculta al Presidente de la Comunidad para que una vez reunido y oído el Consejo de Gobierno, este pueda disolver la Cámara y convocar elecciones, de esta prerrogativa ha hecho uso por vez primera en la historia del parlamentarismo actual, el presidente asturiano D. Francisco Álvarez Cascos, convocando elecciones para el día 25 de marzo.

El artículo 25.3 del Estatuto de Autonomía asturiano, faculta al Presidente de la Comunidad para que una vez reunido y oído el Consejo de Gobierno, este pueda disolver la Cámara y convocar elecciones, de esta prerrogativa ha hecho uso por vez primera en la historia del parlamentarismo actual, el presidente asturiano D. Francisco Álvarez Cascos, convocando elecciones para el día 25 de marzo. Poco más de 6 meses ha aguantado al frente de la Presidencia del Principado, quien accedió a ella de forma sorprendente después de haber protagonizado un desencuentro con la cúpula del PP que le llevo a formar un nuevo partido político en menos de medio año y a ganar las elecciones aunque no por mayoría absoluta. Esta situación que desde de mano se aprecio no gustaba al ganador, ha llevado a que Asturias se encuentre en una situación mucho peor de lo que estaba y no solo por mor de la crisis o la falta de pulso de la política nacional, la paralización de la acción política local es tan evidente que solo la inercia de la Administración impide que se colapse la misma, en estos más de seis meses el gobierno de FAC, solo ha sido protagonista de desencuentros y no ha sido capaz de ofrecer alternativas a la sociedad asturiana, escudándose en un supuesto acuerdo entre el PSOE y el PP FAC, ha justificado su incapacidad de gobernar en minoría, su incapacidad de buscar alianzas que le permitiesen ofrecer a la sociedad asturiana un camino diferente tal y como preconizaba en la campaña electoral. La convocatoria de elecciones no hace más que agravar la situación pues unida a la crisis general se une la falta de de políticas internas, si ya se constata un desanimo generalizado en la sociedad asturiana, tres procesos electorales en un periodo de tiempo tan corto no ayudan precisamente a generar ilusión, FAC va a tener que explicar mucho el porqué de de la decisión, su estrategia de presentarse como víctima es posible que no le sirva tanto como para poder ampliar su mayoría o ni tan siquiera para poder repetir los resultados anteriores. Es cierto que tiene a favor el hecho de que a sus dos contrincantes más directos (PSOE y PP) estos comicios les coge a contrapelo pues por un lado el PP. a pesar de que tiene todo a favor, en Asturias está inmerso en un proceso de cambios internos que le tiene que llevar a la búsqueda de un líder del que adolece, en las circunstancias actuales donde el resultado previsible es muy esperanzador para esta formación, no parece que la anterior candidata Sra. Espinosa tenga fácil repetir como cartel del partido conservador, a buen seguro que la carrera para situarse como número uno de la lista va dejar más de de un cadáver por el camino, Asturias tradicionalmente tiene un comportamiento electoral cuasi mimético al del Estado, comportamiento que se rompió en las pasadas elecciones con la aparición el partido del Sr. Álvarez cascos que dividió el voto de la derecha, pero que es muy posible se haya comenzado a resituar, con lo que las perspectivas electorales cambian sustancialmente lo que sin duda va provocar muchas apetencias difíciles de solventar sin resquemores.

En cuanto al PSOE, no cabe duda de que tampoco está en su mejor momento, la perdida de las pasadas elecciones generales, ha puesto en tela de juicio no solo a una cúpula dirigente que se resiste a reconocer su responsabilidad, si no que ha puesto también en duda la vigencia del proyecto socialdemócrata, en el actual proceso congresual ha quedado patente el cierre de filas del aparato más preocupado de cómo gestionar la parcela de poder interno, que en dar respuestas contundentes a la actual situación, aunque bien es cierto que se comienza a vislumbrar avances en la recuperación de un mensaje más nítido en defensa de políticas socialdemócratas, lo que puede contribuir a recuperar el espacio perdido.

En esta situación lo más lógico es que el anterior candidato Javier Fernández repita como cabeza de lista, aunque no sea un candidato que encandile, tiene a su favor la seriedad, el rigor y la constancia, valores que pueden contribuir a que su candidatura coja más fuerza ante los electores asturianos.

Este escenario que el Sr. Cascos conoce a la perfección, es en el que se van a dilucidar las próximas elecciones asturianas, el reto para el actual presidente es de tal calibre que si no le sale bien la jugada, es decir si no gana por mayoría absoluta, no le queda otra salida que la de abandonar la política asturiana, pues si no ha sido capaz desde la posición de Presidente de consensuar políticas y dar alternativas mal va a ser capaz desde la oposición de resignarse a ser un mero comparsa. El camino que el Sr. Cascos ha emprendido supone una especie de “Obligatio ex Contractu” con la sociedad asturiana que irremediablemente solo le conduce hacia “La Muerte o hacia la Gloria”.

¡Quo vadis Cascos!
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