24 de noviembre de 2010, 15:58
NUEVATRIBUNA.ES - 24.6.2010
...y, de rondón, las fiestas de gigantes y cabezudos (por lo que respecta a los cabezudos que cumplen a rajatabla con las pretensiones prohibicionistas), la mayoría de las fiestas de haloween y otras fantasmadas de moda en los colegios.
Y es que, dice la moción retardataria, las vestimentas o accesorios en el atuendo que provoquen que el rostro quede completamente cubierto y dificulten así la identificación y la comunicación visual, suponen una discriminación contraria a la dignidad de las personas y lesionan la igualad real y efectiva de los hombres y las mujeres. Al parecer esto es así salvo en actos religiosos, donde ir con caperuzas y otros embozos, al margen de lo anacrónico del hecho, no supone ningún problema de dignidad, igualdad, ni seguridad.
Yo ya lo sospechaba: carnavales, embozos, fiestas y vestimentas son para ciertas mentalidades sospechosos de todo (que es como decir que todo es sospechoso por nada).
Me cabe la sospecha, pero no lo afirmo porque cabe siempre el beneficio de la duda y de la buena fe - no siempre reconocida - de los senadores, que los síes prohibicionistas (131) jugaban al electoralismo. Esa lacra que poco a poco va deslizando un pasional y reactivo discurso contra-inmigrantes e islamofóbico. Llama la atención, sin embargo, que en las bancadas del “no” faltasen tres votos, los tres que hubieran conseguido que la moción no saliera adelante. Tal vez tengamos que poner con letras de oro en la cornisa del senado el nombre de los ausentes. Por otra parte, tengo la sospecha que los “negacionistas” (en este caso los 129 que votaron en contra) no coinciden en sus argumentos y tal vez un gran número de ellos también jugaba al cálculo con su voto.
Quizás habría sido más oportuno un análisis más sesudo y menos oportunista del tema del Burka, pero sus señorías tienen prisa y desconocen que el Consejo de Europa descarta prohibir el uso de esta prenda.
Hace falta pedagogía política y tal vez esto debería ser parte del compromiso de los políticos para no generar debates falsos o innecesarios. Que en pueblos donde no hay nadie que use el burka se prohíba su uso es como prohibir que la cabra de la legión mee en ciudades donde la legión no está. Que una mayoría sociológica de españoles esté a favor de la prohibición, sin más, no es motivo de complacencia, sino de preocupación y para indagar los motivos de este posicionamiento y lo que de mala educación puede esconderse en ellos.
Educar, no enardecer, a la opinión pública es ahora más necesario que nunca.
Esperemos que otras instancias más competentes e informadas nos iluminen sobre los argumentos verdaderamente racionales que en torno a la igualdad efectiva de hombres y mujeres y la promoción de la dignidad humana deben hacerse, y que tarden poco en dictaminar y ayudarnos a pasar del ridículo a la cordura.
Juan Carlos Rois es vicepresidente del Foro de Integración de los Inmigrantes, y presidente de AESCO
...y, de rondón, las fiestas de gigantes y cabezudos (por lo que respecta a los cabezudos que cumplen a rajatabla con las pretensiones prohibicionistas), la mayoría de las fiestas de haloween y otras fantasmadas de moda en los colegios.
Y es que, dice la moción retardataria, las vestimentas o accesorios en el atuendo que provoquen que el rostro quede completamente cubierto y dificulten así la identificación y la comunicación visual, suponen una discriminación contraria a la dignidad de las personas y lesionan la igualad real y efectiva de los hombres y las mujeres. Al parecer esto es así salvo en actos religiosos, donde ir con caperuzas y otros embozos, al margen de lo anacrónico del hecho, no supone ningún problema de dignidad, igualdad, ni seguridad.
Yo ya lo sospechaba: carnavales, embozos, fiestas y vestimentas son para ciertas mentalidades sospechosos de todo (que es como decir que todo es sospechoso por nada).
Me cabe la sospecha, pero no lo afirmo porque cabe siempre el beneficio de la duda y de la buena fe - no siempre reconocida - de los senadores, que los síes prohibicionistas (131) jugaban al electoralismo. Esa lacra que poco a poco va deslizando un pasional y reactivo discurso contra-inmigrantes e islamofóbico. Llama la atención, sin embargo, que en las bancadas del “no” faltasen tres votos, los tres que hubieran conseguido que la moción no saliera adelante. Tal vez tengamos que poner con letras de oro en la cornisa del senado el nombre de los ausentes. Por otra parte, tengo la sospecha que los “negacionistas” (en este caso los 129 que votaron en contra) no coinciden en sus argumentos y tal vez un gran número de ellos también jugaba al cálculo con su voto.
Quizás habría sido más oportuno un análisis más sesudo y menos oportunista del tema del Burka, pero sus señorías tienen prisa y desconocen que el Consejo de Europa descarta prohibir el uso de esta prenda.
Hace falta pedagogía política y tal vez esto debería ser parte del compromiso de los políticos para no generar debates falsos o innecesarios. Que en pueblos donde no hay nadie que use el burka se prohíba su uso es como prohibir que la cabra de la legión mee en ciudades donde la legión no está. Que una mayoría sociológica de españoles esté a favor de la prohibición, sin más, no es motivo de complacencia, sino de preocupación y para indagar los motivos de este posicionamiento y lo que de mala educación puede esconderse en ellos.
Educar, no enardecer, a la opinión pública es ahora más necesario que nunca.
Esperemos que otras instancias más competentes e informadas nos iluminen sobre los argumentos verdaderamente racionales que en torno a la igualdad efectiva de hombres y mujeres y la promoción de la dignidad humana deben hacerse, y que tarden poco en dictaminar y ayudarnos a pasar del ridículo a la cordura.
Juan Carlos Rois es vicepresidente del Foro de Integración de los Inmigrantes, y presidente de AESCO