viernes. 19.04.2024

¿Por qué ha ocurrido?

NUEVATRIBUNA.ES - 15.7.2009La muerte de una persona siempre es un hecho trágico. Cuando además se trata de un infortunio como el del niño Ryan y de todo el contexto en que éste ha tenido lugar, alcanza la dimensión,-ya diferente- de un ejemplo social de lo que nunca debió pasar, de lo que debemos reparar y de lo que no podemos tolerar.
NUEVATRIBUNA.ES - 15.7.2009

La muerte de una persona siempre es un hecho trágico. Cuando además se trata de un infortunio como el del niño Ryan y de todo el contexto en que éste ha tenido lugar, alcanza la dimensión,-ya diferente- de un ejemplo social de lo que nunca debió pasar, de lo que debemos reparar y de lo que no podemos tolerar.

En primer lugar quiero mostrar mis condolencias personales y el apoyo de tanta gente de esta sociedad a la familia de Ryan y de Dalila, su difunta madre, y de Mohamed, el padre y esposo respectivamente. Nosotros queremos estar especialmente con vosotros en esta situación y compartimos la tristeza. Por descontado el Estado de Derecho tiene que tener alguna respuesta reparadora, y desde aquí la exigimos sin paliativos.

Pero en segundo lugar quiero situar la muerte de Ryan en el contexto de generalizado deterioro de nuestro sistema público de salud que, por las políticas aplicadas por parte de la Comunidad Madrileña, se viene dando. Y ello no quiere decir excusar los comportamientos responsables que hayan podido existir, pero sí encuadrarlos e individualizarlos.

Todos y todas sabemos que inyectar cualquier sustancia en vena de un ser humano es una práctica suficientemente delicada que requiere capacitación y control minucioso, y en un niño prematuro de especial manera. Al decir de los sanitarios del propio centro hospitalario, un centro modélico al parecer en estas disciplinas, la explicación viene de la parte de las reducciones de personal y por las políticas precarias que en la sanidad aplica nuestra comunidad autónoma.

No queremos decir que la culpa, toda la culpa, sea de la comunidad autónoma al establecer sus directrices y políticas sanitarias, o de la administración hospitalaria al proveer sus recursos de una determinada manera para atender a la demanda sanitaria, ni siquiera de los profesionales al actuar sometidos a un régimen incomprensible de traslados, sustituciones y ratio de pacientes, como bien expresa Antonio Díez, secretario de Acción Sindical del Sindicato de Auxiliares de Enfermería: “Hay que analizar la constante rotación a la que se somete a los trabajadores, y la presión bajo la que trabajan, que te hace trabajar mal y cometer errores”. Y así, podríamos ampliar la cadena. Pero es cierto que todo ello influye en un suceso como éste. Lo honesto es revisar el funcionamiento de todo el sistema y no cebarse únicamente con el eslabón más débil de la misma. Por ello debe investigarse conciencuzadamente para establecer las responsabilidades.

Es preciso someter a investigación el funcionamiento de la sanidad madrileña porque, precisamente se trata de evitar estos sucesos en el futuro. Un solo caso, el caso de Ryan, es mucho, excesivo e inaceptable. La opinión generalizada es que algo va mal en la sanidad madrileña. Los indicadores objetivos indican el proceso de deterioro que viene sufriendo. La sanidad española tiene buena fama y merece la pena mantener este logro social en condiciones aceptables, no dejemos que llegue a un deterioro de no retorno.

Yolanda Villavicencio M. es diputada Socialista Asamblea de Madrid. Es licenciada en Económicas y Ciencias Empresariales, especialista en Cooperación Internacional al Desarrollo, especialista en Mujer y Desarrollo, máster en Migraciones y Relaciones Intracomunitarias y en los últimos ocho años ha dirigido la entidad AESCO, especializada en migraciones, cooperación al desarrollo y codesarrollo.

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