viernes. 29.03.2024

¿Por qué Evo Morales pone tan nerviosa a la derecha?

NUEVATRIBUNA.ES - 15.9.2009La visita de Evo Morales a España, muestra la cara más rancia de una derecha que no está a la altura de la historia. Bolivia, en 2006, vivió un hecho sin precedentes: por primera vez en América Latina fue elegido un indígena como Presidente de una república, un hecho histórico que permitió recuperar la autoestima de los pueblos indígenas que representan el 62% de la población.
NUEVATRIBUNA.ES - 15.9.2009

La visita de Evo Morales a España, muestra la cara más rancia de una derecha que no está a la altura de la historia. Bolivia, en 2006, vivió un hecho sin precedentes: por primera vez en América Latina fue elegido un indígena como Presidente de una república, un hecho histórico que permitió recuperar la autoestima de los pueblos indígenas que representan el 62% de la población. Bolivia, en 2006, ocupaba la posición 111 en el índice de desarrollo humano siendo unos de los tres últimos países de América, con la más baja esperanza de vida del continente, 66-67.5 años, una tasa de analfabetismo entre 80 y 90% y con la lucha contra la pobreza como uno de sus objetivos prioritarios. Que España cambie deuda por educación no es una herejía. Es el compromiso que adquirió el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en 2004, durante la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno, cuando anunció la intención de que España abriera procesos de conversión de deuda por educación con los países que le son deudores.

La idea no era nueva ya que desde 2003 los ministros de Educación de Argentina y Brasil venían proponiendo a la UNESCO que liderara un movimiento mundial para impulsar esta iniciativa. Dicha gestión prosperó con la creación en enero de 2006 del Grupo de Trabajo de Canje de Deuda para el Financiamiento en Educación, que nos recordó en Leganés Mayor Zaragoza durante su intervención. No creo que sea difícil de entender para la ultramontana derecha, a menos que se deba a su mala fe, que la existencia de 776 millones de personas en el mundo, o sea 1 de cada 5 adultos, no tengan comprensiones lectoras y de escritura. Es un dato que nos envilece como civilización y por ello el segundo objetivo de desarrollo del milenio es llegar a 2015 logrando la enseñanza primaria universal. Este logro nos dignificaría, sobre todo a quienes hemos tenido la suerte de nacer o llegar a vivir en sociedades donde no se muere de hambre. Porque en Bolivia la desnutrición es una de las grandes causas de la muerte infantil, algo éticamente intolerable con cuya erradicación está seriamente comprometido Evo Morales, que para eso se ha empeñado en conseguir superávit fiscal, algo nunca antes alcanzado.

Echarse las manos a la cabeza porque el presidente de Bolivia dice que “quiere socios, no patrones” sólo molesta a una derecha que añora el pasado, un pasado ya superado. El momento exige relaciones multilaterales y Bolivia y España son dos estados con intereses comunes en múltiples aspectos. Un lugar destacado lo ocupa la relación económica que permite a las empresas españolas explotar recursos naturales de aquel país. Pero tampoco hay que olvidar el flujo migratorio existente, con un colectivo de bolivianos y bolivianas residenciados en España superior a las trescientas mil personas. Hablar de Responsabilidad Social Corporativa hacia estas multinacionales no es nuevo. Lo hace el tercer sector en España. ¿Por qué, entonces, le altera tanto a la derecha cuando lo hace un indígena presidente, al referirse a empresas implantadas en el territorio que gobierna?

Esta realidad, que Bolivia sea un país estratégico para la inversión española y que España sea país de destino de miles de bolivianos, pone en una íntima relación a estas dos sociedades y obliga a un mayor diálogo y respeto, a más acuerdos y confianza mutua para hacer de ello algo beneficioso para las dos partes. Junto a estos intereses comunes de entendimiento se encuentran, obviamente, otros de signo político: España y la Unión Europea apuestan por la integración regional y promueven canales de concertación política e institucional en varios frentes que, lógicamente, necesitan de apoyos decididos para lograr consolidarlos. Es por ello que Evo Morales está en contra de la cesión de las bases militares en América Latina a Estados Unidos. Es coherente con la Unión de Naciones Suramericanas percibir una pérdida de respeto a la soberanía nacional y sentir los temores de extender el conflicto colombiano. Es una preocupación legítima para la paz en la región.

Que en estas condiciones Evo Morales visite España y dialogue con el gobierno no sólo es razonable, sino que es algo natural y deseable, sea cual sea el criterio político de los gobiernos de uno y otro lado. Por eso no se entiende la crispada reacción de la derecha mediática española, que se muestra tan airada por la visita de Evo Morales a España. Y sobre todo no se entiende teniendo en cuenta que el gobierno español actual, con escrupuloso respeto a la neutralidad institucional que se debe exigir a cualquier estado, intenta alimentar con una actitud diplomática y de ayuda al desarrollo en el área andina la construcción del diálogo y de la paz allí donde los gobiernos de derechas, en contra incluso de los intereses españoles en la región, buscan atizar fuegos y pugnas inadmisibles.

Pero al margen de esto, lo que la población española no conoce es la tremenda relevancia que el proceso de cambio en Bolivia promovido bajo la presidencia de Evo Morales ha tenido en cuestiones tan básicas como la integración en el proceso de construcción del consenso político boliviano, integrando a las poblaciones indígenas, tradicionalmente relegadas y marginadas política y socialmente. O el importante papel social que han tenido sus políticas de seguridad alimentaria, de lucha contra la pobreza y la exclusión. O sus avences en materia educativa. O el activo papel que está teniendo en la modernización de su economía la recuperación de la iniciativa y de la titularidad de las materias primas bolivianas. O la importante modificación política y territorial que la nueva constitución boliviana establece. O la preocupación por la naturaleza y los derechos de la madre tierra en la visión política de Bolivia.

Son logros reconocidos tanto por el PNUD como por Naciones Unidas, hasta el punto de que le merecieron a Evo Morales la candidatura para el premio Nobel de la Paz, otra de sus señas de identidad. Pero no sólo es esto. El Presidente Morales ha promovido cambios tan radicales en la práctica política de su país como la incorporación de la revocatoria del mandato para apartar del poder a aquellos cargos que no cumplen, a juicio del pueblo, con su mandato. Es más, él mismo se sometió a estas reglas de juego consiguiendo mayor apoyo popular del que había obtenido en su elección presidencial.

Siendo todo esto así, no parece comprensible este recelo tan asombroso de los medios de comunicación conservadores españoles hacia la figura de Evo Morales. ¿Se desprecia al personaje, se desprecia su procedencia indígena, se desprecia la supresión de intereses particulares o se desprecia su política de solidaridad? No está claro. A no ser que bajo esta denostada protesta se esté configurando una preferencia política por la derecha boliviana en el contexto de las elecciones que tendrán lugar en diciembre de este año en Bolivia.

Tal vez es que la derecha española, consciente del papel de los inmigrantes bolivianos en el proceso electoral que próximamente tendrá lugar en Bolivia, quiere promover el voto a la derecha boliviana y ya se ha puesto en campaña. Tal vez esa derecha debería haber oído a Mayor Zaragoza en el acto que tuvo lugar en Leganés, el encuentro entre Evo Morales, la comunidad latinoamericana y múltiples organizaciones sociales. Ël no es sospechoso de un izquierdismo radical, ni tampoco de ninguno de los epítetos con los que ciertos medios de la derecha radical se han despachado contra el Presidente Morales. Zaragoza decía que por fin en Bolivia se había conseguido democratizar el poder y repartirlo entre todos los bolivianos y bolivianas. Habló de los logros del gobierno boliviano en términos de calidad democrática, avance de los derechos humanos, tanto los personales como los sociales, y de y los llamados nuevos derechos humanos (a la paz, ecológicos, etc.). Son logros obvios ante los que no cabe sino el reconocimiento. El mismo que merece la comunidad latinoamericana, la muy plural y variopinta red de asociaciones y organizaciones sociales, de movimientos cívicos y de partidos políticos.

Mayor Zaragoza, presente en el acto de reconocimiento del Presidente Evo Morales, es un referente ético y político para todos los que aspiramos a un mundo mejor e inclusivo para todos y todas.

Yolanda Villavicencio M. es diputada Socialista Asamblea de Madrid. Es licenciada en Económicas y Ciencias Empresariales, especialista en Cooperación Internacional al Desarrollo, especialista en Mujer y Desarrollo, máster en Migraciones y Relaciones Intracomunitarias y en los últimos ocho años ha dirigido la entidad AESCO, especializada en migraciones, cooperación al desarrollo y codesarrollo.

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