jueves. 28.03.2024

Han transcurrido siete años y sigue habiendo 0 responsables...

Fue hace siete años. Fue un caluroso 3 de julio de 2006. Algo más de mediodía, la Cadena Ser interrumpió su programación y, como deshilachadas, fueron saltando a trompicones noticias sueltas...

Fue hace siete años. Fue un caluroso 3 de julio de 2006. Algo más de mediodía, la Cadena Ser interrumpió su programación y, como deshilachadas, fueron saltando a trompicones noticias sueltas.., eran flashes que se sucedían atropelladamente, sin poder explicar qué había sucedido exactamente. Daba la sensación de que algo muy grave estaba sucediendo en Valencia... o había ocurrido ya. Se oía sirenas de ambulancias, sí, cada vez en mayor cantidad y más cercanas unas a otras. Algo y grave había tenido lugar en la linea 1 metro de Valencia.

Nadie en esos momentos podíamos imaginar la enorme magnitud de lo ocurrido. Se dijo que había heridos, después hablaron de muertos, también había muertos... La cosa se iba complicando por momentos hasta que pudimos, ya en muy poco espacio de tiempo, ser conscientes de la magnitud de la tragedia.

43 personas habían fallecido y 47 estaban seriamente heridas.

La televisión valenciana, Canal 9, al servicio del poder del PP no alteró su programación: Sólo  más tarde, en las "noticias" nombraron el suceso sin detenerse demasiado en lo acontecido. El silencio fue el primer paso que los mandatarios utilizaron en su estrategia de escurrir el bulto ante el grave problema que se les venía encima.

A los pocos días, el 8 en concreto, iba a venir a esta ciudad el papa Ratzinger al V Envuentro Mundial de las Familias. La ciudad había echado los restos por la ventana en la preparación de esta recepción. Juan Cotino era el coordinador de este evento. Valencia lucía la bandera blanquigualda por doquier. Las manadas de oligofrénicos llenaban la población con cantos infantiloides y una alegría estúpida que más bien daba pena se paseaba por nuestras calles. Muchos comercios confiaban en "hacer su agosto" con este evento. Después se confirmó que no fue así.

En medio de tanto festejo venían unos muertos a fastidiar la grandiosidad esperada. Había que acabar con esta situación cuanto antes, hacer de ella un obligado paréntesis lo más breve posible, y retornar a los fastos tan huecos.

Un luto rápido, ficticio, por parte de las autoridades. El intento de confusión por parte de Rita al hablar de un atentado en la estación de metro de Jesús obligaron al entonces subdelegado del Gobierno a explorar el túnel del siniestro y clarificar ante la población toda la verdad de lo acontecido, un terrible accidente cuyas causas había que analizar.

Llegó el sepelio, ofició García Gasco en la Catedral. Las únicas lágrimas auténticas y el dolor que traspasaba los corazones  fueron los que brotaban de los familiares de las víctimas. Se palpaba en el ambiente, el resto -máxime las autoridades- solo tenía prisa, mucha prisa, demasiada, para quitarse de encima a los muertos, que venía Ratzinger...

Y con Ratzinger llegaban los negocios. Aquí se hallaba el "amigo del alma, al que se quiere un huevo", aquél que ya obró y bien en aquella boda que se realizó en El Escorial, con fastos reales y regalos millonarios de un tal Correa, amiguito del yernísimo Agaj y de su suegro, Presidente del Gobierno por aquel entonces. La Gürtel "medió" en la visita de Ratzinger, y de ella obtuvo no pocos beneficios económicos sacados de los bolsillos de los valencianos.

Entre crucifijos y corruptelas Juan Cotino intentó sobornar a las familias de las víctimas. Les prometió el cielo para que no se querellaran ante las autoridades. Como cobarde con una sonrisa ortopédica rehuyó las inteligentes preguntas de Jordi Évole que, en un magistral programa de Salvados consiguió neutralizar todos los esfuerzos que los medios serviles al PP hicieron para acallar las responsabilidades políticas de unos mandatarios cuya indignidad no tiene nombre. Por fin no solo el País Valenciano todo, sino España entera supo de la brutal tragedia que arrasó 43 vidas e hirió muy seriamente a otras 47, sin que hasta el momento haya habido ni una solo responsabilidad política.

Las familias, en su dolor, han sabido mantener su dignidad. Ahí tenemos la admirable ASOCIACIÓN VÍCTIMAS DEL METRO 3J que paciente pero firmemente mantienen vivo el recuerdo de sus familiares injustamente muertos por la desidia, abandono e irresponsabilidad de unos mandatarios que, con una simple baliza que costaba la nimiedad de 3.000 euros, hubieran evitado esta tragedia. Porque sabían del problema y de su solución para evitar riesgos, pero no actuaron en consecuencia.

Otro 3 de julio, este coincide con el séptimo aniversario de la matanza, volveremos a estar con la Asociación, honrosamente presidida por Beatriz Garrote, para junto a ellos reivindicar las responsabilidades políticas y judiciales a que hubiere lugar. Y ahí estaremos hasta que se produzcan las respuestas adecuadas y justas. tanta vileza e inmoralidad es absolutamente inconsentible.



Han transcurrido siete años y sigue habiendo 0 responsables...