jueves. 25.04.2024

¿Es posible un Presidente de la Comisión Europea progresista?

NUEVATRIBUNA.ES - 19.6.2009Los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en el Consejo Europeo de Bruselas han dado luz verde a la reelección de José Manuel Durao Barroso como Presidente de la Comisión Europea. Es un puesto importante, ya que es precisamente la Comisión, la institución que ejerce de guardiana de los Tratados y tiene en exclusiva el derecho de iniciativa.
NUEVATRIBUNA.ES - 19.6.2009

Los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en el Consejo Europeo de Bruselas han dado luz verde a la reelección de José Manuel Durao Barroso como Presidente de la Comisión Europea. Es un puesto importante, ya que es precisamente la Comisión, la institución que ejerce de guardiana de los Tratados y tiene en exclusiva el derecho de iniciativa. Sin embargo, es una responsabilidad que ha venido a menos desde que el socialista Jaques Delors abandonó el cargo en 1995. Ninguno de sus sucesores, Jaques Santer, Romano Prodi, ni por supuesto Barroso, han logrado dar lustre y prestigio a una institución que debe ejercer de motor del proyecto europeo. Tampoco los gobiernos están por la labor, y prefieren de tener un Presidente de la Comisión débil para poder “controlar” la acción comunitaria. Una vez enmarcado el asunto, la cuestión ahora es saber si es posible una opción de izquierdas.

El Parlamento Europeo debe ratificar al futuro Presidente de la Comisión. Pero el resultado de las elecciones europeas de junio de 2007 ha supuesto un duro golpe de legitimación democrática del Parlamento Europeo y en general de las Instituciones Europeas. Nunca como hasta ahora el Parlamento Europeo había tenido tantas competencias –ampliadas cuando entre el vigor el Tratado de Lisboa- y la participación electoral en las diferentes citas electorales desde 1979 había sido tan baja (43%). Los ciudadanos se sienten cada vez más alejados de las instituciones europeas. Una progresiva decadencia en la participación en los comicios europeos que es especialmente preocupante, en un momento en que es necesaria la máxima concertación y coordinación entre los gobiernos, instituciones y actores económicos y sociales para dar una respuesta común a la crisis.

El resultado electoral nos obliga a reflexionar sobre la forma en que construimos y comunicamos Europa con los ciudadanos. Las causas son complejas y profundas, y requieren de un delicado y minucioso análisis para regenerar y reactivar el tejido y el músculo democrático de la Unión. Las amenazas que atenazan la Europa comunitaria de hoy, no son menores ni despreciables, ya que la otrora beneficiosa maquinaria de la unidad europea, que unía y hacía converger movimientos y voluntades de gobiernos, instituciones, empresas y ciudadanos, parece estar averiada. Hoy una minoría política, administrativa, económica y mediática en muchos países europeos, han visto la oportunidad de recuperar el control en muchos temas frente a la burocracia de Bruselas. Éstos, cuentan con la pasividad y en algunos casos la complicidad de algunos gobiernos nacionales, que han visto la oportunidad de de recuperar sus “pucheros” nacionales y el terreno cedido a Bruselas en el proceso de integración europea de los últimos años.

Los resultados electorales, dejan un panorama político complejo para poder desarrollar una política en clave progresista y europeísta. A la amplísima mayoría de centro-derecha en el seno del Consejo (21 gobiernos de 27 Estados Miembros), y de la actual y futura Comisión Europea, hay que sumar la ampliación de la mayoría de centro-derecha y conservadora en el seno del Parlamento Europeo. De los 736 escaños del PE, el proceso de conformación de los Grupos políticos a fecha de hoy, hacen prever la siguiente composición:
  • 264 escaños el Partido Popular Europeo (PPE)
  • 185 escaños los socialistas europeos (PSE) que cambiará de nombre y pasará previsiblemente a llamarse Alianza de los Socialistas y Demócratas Europeos, tras sumar al Partido Democrático italiano y a algunos otros diputados del este de Europa.
  • 81 escaños los liberales (ALDE)
  • 66 escaños los derechistas y euroescépticos Unión por la Europa de las Naciones (UEN)
  • 53 los Verdes (GREENS/EFA)
  • 33 la Izquierda Unida Europea (GUE/NGL)
  • 30 el Grupo Independencia y Democracia (IND/DEM)
  • y 24 diputados no inscritos.

Así, de los previsibles 7 Grupos políticos del Parlamento Europeo, 4 tendrán una orientación de centro-derecha o derecha extrema, sólo 2 serán de orientación progresista (PSE y GUE). El Grupo de los Verdes, suele alinearse con unos o con otros según los temas, aunque casi siempre en posiciones europeístas. La mayoría absoluta en el Parlamento está fijada en 368 escaños, por lo que para sacar adelante los temas más importantes incluida la elección del Presidente de la Comisión, requerirá de constantes y permanentes acuerdos con el primer Grupo de la cámara (PPE). Ni una eventual suma de escaños de socialistas, liberales, verdes e izquierda unida europea conseguiría una mayoría suficiente. Además, aunque la mayoría de diputados europeístas sigue siendo abrumadora, la nueva cámara contará con una importante presencia de diputados euroescépticos y eurofóbicos que sin duda no dejarán pasar la oportunidad de hacer ruido y amplificar las dificultades y contradicciones de la Unión.

En ese contexto, y mal que nos pese, no es posible elegir un Presidente de la Comisión de izquierdas. Si no es Barroso, será otro conservador. La estrategia menos mala a falta de candidato alternativo y votos suficientes para frenar a Barroso, es atraerlo hacia posturas más progresistas. Exigirle que presente un programa que recoja algunas de las propuestas progresistas y europeístas más importantes y vincular el apoyo a su candidatura a ello. Si por el contrario se levanta una virulenta campaña en su contra, sin una alternativa real, posible y coherente, lo empujaríamos a echarse solamente en los brazos del PPE y de los grupos de centro-derecha. Así pues, no hay hoy una alternativa real a Barroso. La izquierda debe desplegar una estrategia inteligente a corto y medio plazo que permita ejercer influencia en un contexto dominado por la derecha y ganarse a los ciudadanos para que vuelvan a confiar en su proyecto en las sucesivas elecciones. Hay que ponerse las pilas.

Pau Solanilla es asesor en temas europeos. Ha sido Secretario General de los Jóvenes Socialistas Europeos.

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