viernes. 26.04.2024

¡El tercer problema!

Nuestra clase política institucional, ha sido catalogada por la ciudadanía, nada menos que como el tercer problema más importante que tiene nuestro País. ¿Cómo se ha llegado a este dislate? La verdad es que nuestros representantes institucionales vienen mostrando una ausencia de sensibilidad muy preocupante.

Nuestra clase política institucional, ha sido catalogada por la ciudadanía, nada menos que como el tercer problema más importante que tiene nuestro País.

¿Cómo se ha llegado a este dislate?

La verdad es que nuestros representantes institucionales vienen mostrando una ausencia de sensibilidad muy preocupante.

Que en unos tiempos en los que tantos ciudadanos lo están pasando tan mal, ellos vivan metidos en sus burbujas asépticas, con jubilaciones a la carta, o aprobándose cesantías para cuando terminan el mandato (en lugar de cotizar también -mediante el convenio oportuno con la Seguridad Social- para el desempleo como el común de los mortales), la verdad es que son actuaciones que ayudan poco.

Y si además ocurre, que quienes han presidido este País, cobran más de 80.000 euros de pensión anual (amén de otras prebendas), y resulta que eso es entendido por los políticos, como compatible con cobrar “fichajes millonarios” de empresas privadas… La verdad es que escandaliza bastante y ayuda poco a mejorar la imagen de los políticos.

Como ayuda poco el que los partidos (principalmente el Partido Popular pero no solo) vayan a presentar en sus listas electorales, a más de cien candidatos y candidatas, imputados o implicados en causas judiciales que tienen que ver con corrupción, prevaricación urbanística…, o tráfico de influencias. Dando toda la impresión de que se trata de un órdago de los corruptos hacia sus partidos para no tirar de la manta y dejar al aire algunas vergüenzas…

Y todo esto a la par de los malos tiempos que corren para demasiadas personas, a las que se les ha ido apretando tanto el cinturón, que ya no les queda espacio ni siquiera para nuevos agujeros.

Por eso escandalizan, todavía más, comportamientos como los señalados, o como lo último de los señores eurodiputados que con la que está cayendo para el conjunto de la ciudadanía, ellos se resisten a aprobar ni siquiera tímidas propuestas de congelación de sus suculentos salarios.

Alguien, con la suficiente dosis de ironía, me decía hace unos días, que es para opositar a ascender en la categoría de los problemas que reflejan las encuestas. Que nuestros políticos son bastante inconformistas y quieren ascender otro peldaño entre los problemas que más nos preocupan a los ciudadanos.

Y digo yo, ahora más en serio, que en algún momento habrá que comenzar a hablar de alternativas y soluciones; porque nos ha costado demasiados esfuerzos y sacrificios llegar hasta aquí, para que algunos oportunistas y unos cuantos corruptos, quieran poner en solfa, el matrimonio (en este caso indisoluble) que deben formar la ética y la política.

Y hoy, no me detendré en ese otro cáncer de la política que representa el cinismo político, y que resulta casi tan indignante y duro como lo anterior.

Desde la izquierda, cada vez somos más los ciudadanos que queremos escuchar propuestas y ver comportamientos acordes a las ideas que se dicen defender.

¡Estamos hartos del “y tú más” imperante! Y echamos en falta un comportamiento más consecuente con el discurso de la izquierda.

Y ahora las elecciones…

¡El tercer problema!
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