viernes. 19.04.2024

¡El dietario de las moscas del Moha!

Cuando volvía de vacaciones del verano, como de costumbre me acercó uno de mis hermanos al puerto de Ceuta para coger el barco hacía Algeciras. Cruzando la frontera se coló una mosca por la ventana del coche. Mi hermano empezó a achucharla para que saliera, dejando con ello de atender a lo que correspondía en ese momento que era conducir. Estaba empeñado en expulsarla.

Cuando volvía de vacaciones del verano, como de costumbre me acercó uno de mis hermanos al puerto de Ceuta para coger el barco hacía Algeciras. Cruzando la frontera se coló una mosca por la ventana del coche. Mi hermano empezó a achucharla para que saliera, dejando con ello de atender a lo que correspondía en ese momento que era conducir. Estaba empeñado en expulsarla. Y mientras estaba siguiendo el enredo de mi hermano con el bichito que quería escapar, pero no sabía cómo, pasábamos delante de unos subsaharianos retenidos en tierra de nadie. Por un lado, los marroquíes que no les dejaban regresar y por otro, los españoles que no les dejaban avanzar, mientras la mosca cruzaba la frontera dentro del coche y, si no fuera por mi hermano, lo hubiera hecho a su antojo y gratis. En seguida me puse serio y le dije que dejara de atosigar al pobre bicho y que mirara por donde circulaba y pensaba para mí (puesto que si lo hiciera en voz alta mi hermano pensaría que había perdido definitivamente el juicio): ¿cuántas personas querrán cruzar esta frontera, aunque sea como una mosca?, ¿cuántas moscas cruzan todo los días las fronteras de la manera más natural y los hombres y mujeres no pueden, ni siquiera, intentarlo porque precisamente son seres humanos?, ¿qué tiempos son éstos en que los seres humanos envidian a las moscas y quieren convertirse en bichos para pasar despreocupados?

Hablando de moscas, Rajoy, el de los hilillos, anda últimamente con la mosca tras la oreja porque teme que la Presidenta, aquella que llega con dificultad a final de mes, anda a su vez mosca porque piensa que Gallardón ya tiene asignada una cartera ministerial en el futuro gobierno, ¡ya tienen al oso cazado! De hecho, y según radio macuto, Esperanza ya le ha advertido a Rajoy que si le concede alguna cartera al Alcalde de Madrid, ella no se contentaría con menos de una vicepresidencia. Rajoy que creía que lo tenía todo encarrilado, hasta el punto que no le hacía falta ni siquiera opinar sobre lo que atañe a este país y sobre los colosales problemas a los que nos enfrentamos, resulta que ahora le crecen los enanos, o mejor dicho las moscas, por donde menos lo esperaba. Y que no se despiste porque los globos sonda que lanza la Presidenta a los profesores, enturbiando el ambiente, en realidad el destinatario principal es Rajoy, que está viendo como se le está enredando la cosa.

El sprinter Rubalcaba, que anda rezando a Dios para que le cuide de los suyos, tiene la posibilidad de buscar las cosquillas a Rajoy con todos estos asuntos, pero a la que le va a hacer más gracia es a Esperanza, la de la buena estrella, y con ella a la Señora Botella, la de las peras y las manzanas, y al Vicepresidente del viaje a Sudáfrica. Si a Gallardón le nombran ministro (espero que no sea de economía), Botella se convertirá en alcaldesa de la Villa, y si a Esperanza la nombran Vicepresidenta, González se convierte de facto en presidente de la Comunidad de Madrid. Viendo este hipotético panorama con otra perspectiva, sin duda tendrá su parte positiva, por lo menos algo se moverá en esta Comunidad, aunque sólo sea a nivel de caras, a la espera de otro cambio más profundo y con mejores augurios. Y si siguen así las cosas, lo que está claro es que entre el Alcalde y la Presidenta emergerán tantas moscas y moscardones alrededor, que no habrá insecticida en el mundo que pueda con ellas. Y esto a Rajoy si que le mosquea y le recuerda la nefasta premonición de la pitonisa amiga de Buenafuente. Advertido estás Señor Rajoy y reza mucho a Dios para que te cuide de tu amiga, porque de tus enemigos y de los problemas del país y de los españoles, te basta con seguir callado.

¡El dietario de las moscas del Moha!
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