¿Crisis?, war for territory

La mayoría de animales y algunas plantas, tienen entre sus instintos naturales la defensa de su territorio  y de su familia. Es algo biológico. En España, los seres humanos cumplen con estas necesidades básicas mediante el uso de una vivienda en la que vivir. Desde la prehistoria hasta nuestros días, el hombre ha muerto y matado por la propiedad de su territorio.

La mayoría de animales y algunas plantas, tienen entre sus instintos naturales la defensa de su territorio  y de su familia. Es algo biológico. En España, los seres humanos cumplen con estas necesidades básicas mediante el uso de una vivienda en la que vivir.

Desde la prehistoria hasta nuestros días, el hombre ha muerto y matado por la propiedad de su territorio. Desde las invasiones bárbaras, romanas o francesas, pasando por la lucha de los jornaleros, los pueblos celtíberos como casi todos, han luchado por un hogar.

Actualmente, la propiedad de la vivienda es la fórmula mayoritaria que los españoles utilizan, muy por encima del alquiler, siendo una característica propia de nuestra cultura, quizás asumida por los siglos de pobreza y penuria de campesinos y trabajadores y la acumulación de la propiedad privada en manos de solo de unos cuantos. O simplemente por cuestión de precio.

El acceso a la vivienda es una necesidad básica y por lo tanto uno más de los derechos humanos, esté reconocido o no como tal. Este derecho  constitucional, que exige además que la vivienda sea digna, no deja de ser una cuestión de dinero. Y siendo así, la propiedad para la clase trabajadora solo es posible por la intermediación de los bancos o por la lotería, haya más, menos o ningunas ayudas sociales. En países del Tercer Mundo y en algunos países en vías de desarrollo los individuos se construyen sus propias viviendas, algo imposible en las ciudades occidentales.

La estafa económica actual, y el chantaje de los acreedores/responsables de la burbuja inmobiliaria nos ha llevado a unas elevadísimas tasas de desempleo que impiden a los trabajadores pagar la mensualidad pactada con el Banco. La legislación hipotecaria, hecha a medida de los intereses bancarios es demoledora y provoca que en caso de impago, además de expropiarse la vivienda, se sigue debiendo la deuda, los intereses y se desaloja al propietario. Todo ello, sin descontar los intereses que haya podido haber pagado.

Y es una estafa y no una crisis económica porque los culpables están ganando dinero con ella. Porque lo que realmente ocurre es un traspaso de dinero desde los trabajadores a quienes les prestaron dinero hacia los prestamistas que quieren recuperarlo integro, con sus intereses y lo más pronto posible. Los culpables de la burbuja son al mismo tiempo los acreedores y en lugar de asumir responsabilidades o reconocer que inflaron los precios, se enriquecen en lugar de asumir las pérdidas por no poder cobrar al precio que ellos impusieron.

En los países europeos intervenidos por la Troika de manera oficial o por la vía de hecho como el caso de España, los bancos-constructores solicitaron préstamos de dinero para la construcción de viviendas a bancos centroeuropeos. De esta forma, construyendo y vendiendo viviendas dignas a los trabajadores, ganaron mucho dinero y los bancos centroeuropeos también, al cobrar los  intereses correspondientes. Pero cuando ya existían tantas viviendas compradas en unas condiciones que los banqueros habían acordado con los trabajadores a los que estos no pudieron hacer frente (hipotecas subprime), a los banqueros-constructores les entró el pánico a conceder más hipotecas. Y así explotó la burbuja. Los banqueros-prestamistas centroeuropeos quieren lo acordado y al controlar los gobiernos y las economías de la Unión Europea, imponen las reglas del juego para garantizarse el cobro.

No es otra cosa que recuperar rápidamente el dinero y los intereses que en su día prestaron a los  bancos constructores y estos a los trabajadores para que se compraran una vivienda, el principio y la madre de toda la política económica actual de la Unión Europea.  Les va mal el negocio y  no quieren asumir las pérdidas. Las pérdidas o activos tóxicos de los banqueros-constructores se las endosan a los Estados y se las quitan de sus balances con ¡un¡ banco malo. No es una crisis, es una estafa.

Pero su negocio no es un negocio cualquiera, se trata de nada menos que de la vivienda de seres humanos, por lo que su actuación como estafadores es delictiva.

Lejos de asumir responsabilidades, se garantizan el cobro del dinero que prestaron a los banqueros-constructores, haciendo a los Estados, responsables de la deuda (rescate financiero) con la pérdida de los servicios públicos y prestaciones sociales (recortes) que disfrutaban los trabajadores. Cuadran los presupuestos generales de los Estados para garantizarse el cobro de las deudas, detrayendo los gastos sociales.

Y esto es posible porque tienen el control del dinero, con él, el de la economía y con ello el de los Gobiernos propios y ajenos. Y con tanto poder, no están dispuestos a condonar deudas, quitas ni a perdonar ni un duro.

Después de tantos siglos de civilización y progreso, volvemos al mismo estadío: La guerra por un lugar donde vivir, la lucha por la dignidad frente a la avaricia, la usura y la dominación de pueblos extranjeros. La guerra entre los poseedores y los desposeídos.

La guerra civil ya existe desde el momento en el que a un gran número de ciudadanos libres se les arrebata el lugar en el que viven, se les desahucia, se les expolia, se les priva de su dignidad. Pero esta guerra no es entre estados, controlados todos por el poder financiero, esta guerra es entre el poder financiero hegemónico para seguir siéndolo y la clase trabajadora por su supervivencia.

Y la bomba atómica hace tiempo que la tienen en sus manos, cada hipotecado ha firmado concedérsela, pende también de la cabeza de cada ciudadano que reciba prestaciones sociales de cualquier Administración. Sus consecuencias para conservar una vivienda digna pueden ser más devastadoras que cualquier orda bárbara, romana o napoleónica. Se llama euríbor y lo deciden ellos.

El Euribor (acrónimo de European Interbank Offered Rate, es decir, tipo europeo de oferta interbancaria) es un índice de referencia publicado diariamente que indica el tipo de interés promedio al que las entidades financieras se prestan dinero en el mercado interbancario del Euro. El Euribor se aplica a las operaciones entre bancos de Europa partiendo de los precios de oferta de los préstamos que se hacen entre sí; esto significa que es el porcentaje que paga como tasa un banco cuando otro le deja dinero. la responsabilidad final del cálculo y publicación del dato recae sobre Reuters (información de opeuriobor.es).

Actualmente está en torno al 0,65 % y ya hay miles de desahuciados. Si subiera a un 2 o un 3 % cual sería el precio de las hipotecas y cuantos serían los desahuciados?. ¿Qué pasará cuando los bancos estén saneados con el dinero de los trabajadores? ¿Subirá el euríbor ?.

Con esto quiero poner de manifiesto que la superación en su caso de la crisis financiera, no garantiza, salvo al poder financiero, resultados positivos. El ser humano en general y la clase trabajadora en particular deberá seguir luchando como lo viene haciendo desde el principio de los tiempos por su espacio vital y que esta estafa no es sino al fin y al cabo una lucha por la propiedad, una guerra animal por el territorio. El ser humano casi siempre ha defendido con su vida, su casa y su familia, una guerra que siempre se ha saldado con vidas humanas y que no que se saldará de otra manera, máxime cuando el poder financiero gobierna con el beneplácito de los votos de los desposeídos y dispone de todas las armas legales, atómicas y convencionales.

Palabras de Unamuno escritas en el siglo XIX recobran su actualidad:

A esta pobre España de hoy ni vil podemos llamarla. No llega a la vileza; no es sino desvergonzadamente ramplona y ñoña. Está comida, como por piojos, por cucos vividores. Y la pobre, emparedada en tradiciones de ladrillo y yeso, corre riesgo de morir podrida por sus propias deyecciones.