jueves. 28.03.2024

Living things (o la falacia del bilingüismo en la escuela)

Salvo contadísimas excepciones, la abrumadora mayoría de padres, madres, profesorado y autoridades en la materia (psicólogos, lingüistas, pedagogos, sociólogos…) se han manifestado en contra de esta norma...

Bilingüe (del lat. "bilinguis") adj. En dos idiomas: "Diccionario bilingüe" De dos idiomas: "Comarca bilingüe". Se aplica al que habla con igual facilidad dos idiomas.

Bilingüismo m. Cualidad de bilingüe. Circunstancia o fenómeno de ser bilingüe un país.

(Del Diccionario del uso del español de María Moliner)

Durante las últimas tres semanas hemos asistido a la lucha, que aún continúa, de la comunidad educativa balear en su conjunto contra la ley del gobierno del popular Bouza que establece la obligatoriedad del trilingüismo (catalán, castellano e inglés) en los centros de enseñanza.

Salvo contadísimas excepciones, la abrumadora mayoría de padres, madres, profesorado y autoridades en la materia (psicólogos, lingüistas, pedagogos, sociólogos…) se han manifestado en contra de esta norma. Los representantes políticos, toda la oposición, aunque también un considerable número de ediles populares, han manifestado su abierto rechazo a lo que todo el mundo considera más una maniobra de “escaparate” que una medida encaminada a la mejora de la calidad de la enseñanza; mucho menos que esta controvertida ley venga a reparar el secular déficit en el aprendizaje de idiomas que padece el conjunto de nuestro país.

Resulta cuando menos chocante el que estando inmersos en una espiral austericida en la que los recortes y la exponencial reducción del gasto público  está retrotrayendo a nuestros servicios públicos, en especial al educativo y al sanitario, a niveles preconstitucionales, los dirigentes del PP pongan en marcha proyectos destinados a convertirse en leyes como el que nos ocupa. Porque incluso en el hipotético caso de que pedagógicamente fuesen acertados (que no lo son), la cantidad necesaria de inversión que habría que dedicar para asegurar su éxito debería ser tal que resulta vergonzosa en un momento en el que un inmenso número de familias no dispone de recursos ni para asegurar el sustento diario de sus hijos. Para rizar el rizo de la ignominia, el MEC ha anunciado la desaparición de las partidas que se destinaban a las CCAA para la adquisición de libros.

En este contexto desolador, al que habría que sumar la destrucción de empleo en el sector educativo, la no reposición de las jubilaciones, la disminución de plantillas, el aumento del horario lectivo en detrimento del de atención a tutorías, formación, etc. del aumento del número de alumnos y alumnas por aula en todos los niveles, una no menos importante disminución de los derechos laborales conquistados a lo largo de las últimas décadas, la disminución salarial, por más que el ministro Montoro se empeñe en lo contrario, el recorte en permisos y licencias por estudios… Pues, en esta situación, las consejerías de Educación de Castilla-La Mancha y de la Región de Murcia han manifestado también su intención de subirse al carro del bilingüismo (no me extrañaría, conociendo al personal como lo conozco, que a mis paisanos no se les pasase por la cabeza hacer una inmersión lingüística en el panocho). En el caso concreto de Murcia, el flamante consejero de Educación, Pedro Antonio Sánchez, ha manifestado su intención de que en cinco años todos los colegios de la Comunidad sean bilingües.

Creo que en las actuales circunstancias, y en otras más halagüeñas también, la ciudadanía en su conjunto; pero, sobre todo los usuarios del sistema: padres, madres y profesionales de la enseñanza, se deberían hacer una serie de preguntas o reflexionar sobre algunos aspectos. Vayamos por partes. Fundamentalmente, desde el mundo de la docencia, el profesorado especialista en idiomas es mayoritariamente, por no decir absolutamente, reacio a los llamados “programas bilingües”; por una sencilla razón: o se enseña un idioma o se enseña una materia. Todo el mundo coincide en señalar que la complejidad de conceptos de determinadas materias o la especificidad de determinados contenidos, sobre todo en etapas tempranas de escolarización, es un inconveniente que ya resulta complicado de superar cuando se imparten los mismos en el idioma nativo. Existe por lo tanto el riesgo real del “adelgazamiento” de conceptos y contenidos y, por lo tanto, lo que se pueda ganar en el conocimiento de una segunda lengua (no mucho más que lo que se puede adquirir en una clase específica de idiomas con las garantías de calidad que se le debería suponer) va a ir, por el contrario, en detrimento de la adquisición de conocimientos básicos. Por poner un ejemplo, el manual de la asignatura de Conocimiento del Medio en inglés de la editorial Santillana “Essential Science Plus” de 5º de Primaria tiene 118 páginas y una media de 8-10 páginas por tema, donde el 60% aproximadamente lo ocupan ilustraciones. El manual de la misma editorial, para el mismo nivel y la misma asignatura en su versión "para todas las comunidades" en castellano, consta de 196 páginas, con una media de 12-14 páginas por tema y bastante menos espacio dedicado a la infografía, que se puede completar con otros recursos.

Otra reflexión que se debería afrontar es qué es lo que se requiere a nivel de profesorado: ¿profesorado especialista en inglés (que es lo único que se oferta; que esa es otra) con conocimientos de la materia que se oferte en ese idioma o profesorado especialista en esa materia con conocimientos de inglés? y, en este caso, ¿Qué nivel exigimos: B1, B2, C1?

Item más, ¿Existen en nuestros centros de Primaria y Secundaria docentes con la titulación y preparación suficiente para llevar a cabo un programa bilingüe? En caso contrario, y ante la necesidad de contar con el profesorado debidamente cualificado ¿podrá significar esto que se produzcan desplazamientos y supresiones de aquel profesorado que no pueda acreditar la requerida competencia lingüística, perdiendo así los derechos adquiridos mediante Concurso General de Traslados?

Por si alguien tiene dudas de por dónde pueden ir los tiros, en la edición de 13/10/2013 del diario digital Público.es se recoge el que la consejería de Educación de Madrid, al frente de la cual se encuentra la incalificable, Lucía Figar, está contratando a profesorado interino suspenso de la especialidad de Inglés, con notas por debajo del 2 y sin experiencia docente.

Pero ¿qué ocurre en nuestro entorno cercano? en esa Europa con la que debemos converger. Centrémonos en cuatro países: Alemania, Francia, Reino Unido y la envidiada Finlandia.

Alemania. Las experiencias bilingües se remontan a finales de la década de los sesenta. En general la enseñanza de los idiomas se cuida bastante; aunque, no es hasta el principio de la década de los 90 cuando empieza a impartirse en las escuelas primarias, a partir de tercer curso. La enseñanza depende de los Länder. Existe un programa bilingüe, Europa Schulen, en el Länder berlinés. El alumnado que asiste a este programa es ya bilingüe. Otro programa bilingüe es el Franco-Alemán, que se remota a un convenio firmado a mediados de los sesenta para favorecer la inmersión lingüística de los extranjeros y emigrantes. En general, en Alemania, lo que se cuida con esmero es el aprendizaje de segundos y terceros idiomas por los conductos normales: centros específicos y como segundas o terceras lenguas en los centros oficiales .

Francia. Además del mencionado programa Franco-Alemán, las experiencias bilingües se llevan a cabo en las llamadas Secciones Europeas o clases européennes y a partir del curso equivalente a nuestro 4º de la ESO. El objetivo es el refuerzo del aprendizaje del idioma por medio de la enseñanza total o parcial de determinadas asignaturas. Después de varios años de experiencia, se han detectado tres problemas fundamentales: el bajo número del alumnado que sigue el programa, el poco nivel de competencia lingüística del profesorado y la escasez de recursos.

Reino Unido. Gran Bretaña es uno de los países con menor índice de conocimiento de una segunda lengua extranjera de toda Europa (quizá del mundo). La oferta de una segunda lengua solo es obligatoria en el Keystage3 (11-14 años), de los 14 a los 16 (Keystage4) se ofrece como opcional. En el año 2002, y dentro de la Estrategia Nacional de Lenguas para Inglaterra, el Departamento de Educación estableció la introducción de una materia de lengua extranjera en la etapa Keystage2 (7 a 11 años) que sería obligatoria a partir de 2010. Por su parte, el gobierno de Gales introdujo, dentro de su propia Estrategia Nacional de Idiomas, un proyecto piloto de enseñanza de un idioma extranjero en la etapa Keystage2 que funciona de forma experimental desde el año 2003. Lo más destacado son los Languages Colleges, centros especializados en idiomas que llevan sus experiencia a los Specialist Colleges, centros de secundaria especializados en idiomas.

Finlandia. Por último, el caso finlandés, como en casi todo, es imposible de comparar con nadie. Finlandia tiene una larga tradición de bilingüismo, en parte debida a su antigua pertenencia al Reino de Suecia. Destacar  que las primeras experiencias de educación bilingüe se remontan a los años 80 del siglo XX, cuando se introducen en algunos centros las prácticas canadienses de inmersión. El Gobierno Central establece los planes de estudio pero la normativa existente otorga muchas competencias a los propios centros educativos. La mayor parte de los centros ofrecen estos programas en el marco del plan de estudios nacional. El inglés es el idioma extranjero más demandado. Otras lenguas optativas son el alemán, el francés y el ruso. En la segunda etapa educativa básica (de los 13 a los 15 años), y en los centros que ofrecen Enseñanza Bilingüe se imparten en una segunda lengua, ordenadas según su demanda, las asignaturas de Economía Doméstica, Biología, Geografía e Historia y Ciencias Sociales. En Bachillerato (de los 16 a los 19 años), las asignaturas que, con mayor frecuencia, se imparten en otro idioma son: Historia, Ciencias Sociales, Geografía, Biología, Química y Psicología. El número de alumnos va disminuyendo conforme avanzan en su escolarización debido a que deben afrontar un examen final de carácter estatal en finés al finalizar sus estudios. Cabe destacar que las escuelas no reciben financiación adicional por parte del Estado y que es difícil encontrar material de enseñanza en inglés, francés, alemán o ruso. El nivel de competencia exigido es el equivalente al C1 en el marco común europeo.

Tras este repaso, breve pero significativo, podríamos además reflexionar sobre la influencia de nuestros hábitos sociales y culturales a la hora de aprender una segunda lengua, tales como la inexistencia de proyecciones cinematográficas en versión original, de programas televisivos que sigan esa tónica y de un sistema bastante trasnochado, por lo menos hasta hace unos años, en la enseñanza oficial de idiomas. No menos importante ha sido el secular aislamiento de nuestro país durante décadas, donde solo un reducido grupo de privilegiados tenían acceso a viajar y conocer idiomas in situ, algo que ya ha empezado a paliar el gobierno de Rajoy enviando a cientos de jóvenes a “emprender la aventura de la emigración exterior”.

En estas circunstancias, las propuestas impositivas de conversión de nuestros centros de enseñanza en bilingües no solo son un brindis al sol, una mera política de escaparate para ocultar las miserias a que nos conducen los recortes, sino que se dan de bruces con lo que es la tónica general de la Europa con la que queremos converger y con aquella parte de Europa a la que ni podemos ni deberíamos de gastar muchas fuerzas en querer parecernos.
___________________________________________________________

*El título de este artículo juega precisamente con la traducción de “seres vivos” al inglés, living things, (seres vivientes) Uno de los temas iniciales de Conocimiento del Medio en 5º de Primaria. Más de uno que esté leyendo esto, que seguramente tenga un nivel aceptable de inglés, puede que haya traducido la expresión por “cosas vivas”; ese es uno de los inconvenientes con que nos podemos encontrar cuando no dominamos una lengua a nivel mucho más que elevado.

Living things (o la falacia del bilingüismo en la escuela)