miércoles. 17.04.2024

Rajoy da un golpe de Estado a plazos

21/10/2017. Consejo de Ministros extraordinario
Rajoy
EFE/Juan Carlos Hidalgo

Podemos decir que ante una amenaza secesionista basada, a la fecha actual, en declaraciones e intenciones, el Gobierno de Rajoy pasa instrucciones al Senado para dar un golpe de Estado contra “las autoridades existentes”

Define la RAE que “golpe de Estado” es “actuación violenta y rápida, generalmente por fuerzas militares o rebeldes, por las que un grupo determinado se apodera o intenta apoderarse de los resortes del gobierno de un Estado, desplazando las autoridades existentes”. Nuestra RAE no suele tener mucho olfato definitorio cuando se trata de sexo o de política, y lo digo en este caso por la ambigüedad de lo de “grupo determinado”, porque parece querer excluir de las fuerzas militares a las del propio Estado. Supongo que es un error porque, de lo contrario, no serían golpes de Estado los de Franco y sus secuaces en el 36, los de Pinochet, Videla, etc. Pero quizá lo determinante de la definición, lo significativo es lo de “desplazando las autoridades existentes”, sea cual sea el método y lo haga quien lo haga. Retengamos eso y vamos al caso Cataluña. Rajoy y su Gobierno han mandado al Senado la aplicación del 155 con medidas como las de la sustitución de todo el Govern, la limitación del Parlament en su libertad de discusión, la financiación de Cataluña (ya estaba en marcha) y, lo que es quizá más significativo del golpismo de Rajoy y los que le apoyan, el intento de controlar TVE3. El colmo del cinismo son las razones que esgrime Rajoy para nombrar un comisario político en esta televisión: “se garantizará una información veraz, objetiva y equilibrada, respetuosa con el pluralismo político, social y cultural, y con equilibrio territorial”. Vamos, como lo viene haciendo la RTVE desde que el PP cambió la ley para poder ser elegido el máximo responsable con solo una mayoría absoluta, coincidiendo esa mayoría con la absoluta en el Congreso del PP la pasada legislatura. Rajoy y sus secuaces en el Gobierno estás desnudos de moralidad como para dar lecciones de qué es la veracidad, objetividad y equilibrio en los medios públicos de comunicación.

Rajoy también se quiere asegurar el control total de las pistolas militarizando a los Mossos porque sabe que en estas partidas quien tiene la razón de la fuerza tiene las de ganar, al igual que sus ancestros ideológicos lo hicieron en el 36 del siglo pasado. Pero vayamos a la situación jurídico-constitucional a la fecha que esto escribe, es decir, al día 23 de octubre porque este es el hecho jurídico determinante. A esta fecha y a esta ahora (en torno a la una de la madrugada) no debiera sorprender la afirmación de que, en estos momentos, Cataluña se rige por el Estatut y por la Constitución del 78. La razón de ello es que leyes como las del referéndum y las de transitoriedad aprobadas por el Parlament han sido recurridas por el Gobierno de Rajoy y declaradas nulas (ya estaban en suspenso) por el Tribunal Constitucional, por lo que no hay ninguna ley en el boe catalán en vigor a la hora y fecha de hoy contraria al orden vigente. Es verdad que existe una declaración de Puigdemont y una intención de declarar la independencia según se cumpla o no determinadas condiciones, pero eso son declaraciones, intenciones, importantes políticamente, pero no son determinantes jurídicamente. Pues bien, en una situación jurídico-constitucional en Cataluña donde las leyes en vigor son acordes con la Constitución y el Estatut, el gobierno de Rajoy manda al Senado unas medidas que suponen, de facto, la suspensión de la Autonomía de Cataluña. El colmo del cinismo –y quizá la ignorancia supina- es decir que eso no lo supone. Anular el Govern y sustituirlo por uno de Madrid es un ataque al Parlament catalán porque el Govern ha surgido de su mandato. Es más, el Gobierno desde Madrid que va a sustituir al Govern tiene en Cataluña menos del 9% de los votos, que son los que tiene el PP catalán en el Parlament. En Cataluña habrá un Gobierno a distancia que no ha sido elegido ni directa ni indirectamente por el pueblo de Cataluña. Y eso es una de las características de la definición de “golpe de Estado” de la RAE puesto que se “está desplazando a las autoridades existentes”. Es verdad que falta la violencia para cumplirse la definición de la RAE, pero no nos preocupemos porque llegará en el momento que se presente en Cataluña la guardia civil y la policía armada y saquen sus porras y sus pelotas de goma.

Resumiendo, podemos decir que ante una amenaza secesionista basada, a la fecha actual, en declaraciones e intenciones, el Gobierno de Rajoy pasa instrucciones al Senado para dar un golpe de Estado contra “las autoridades existentes”, autoridades existentes en Cataluña que han sido elegidas con legitimidad y dentro de la legalidad. ¿Debería quedarse con los brazos cruzados el Gobierno de la Nación ante declaraciones y amenazas secesionistas? No podemos pedirle eso, pero podría actuar con racionalidad, olvidarse de sus posibles votantes y quedarse en los aspectos jurídicos-constitucionales, que son los únicos que debe medir un Gobierno para, a su vez, actuar jurídicamente. Un Gobierno democrático formado por demócratas podría lanzar todo tipo de advertencias sobre cualquier actuación fuera de la ley, y sobre cualquier ley emanada de uno de los territorios del Estado mandaría al Tribunal Constitucional la ley para que el alto tribunal la valore y actúe en consecuencia. Y si la declara anticonstitucional o fuera de la Constitución entonces, y sólo entonces el Gobierno debería actuar contra la posible aplicación de esa ley en uno de los territorios del Estado sin necesidad de suspender la Autonomía. ¿Por qué Rajoy no actúa así? Por tres motivos: porque piensa que ir contra Cataluña, contra lo catalán, contra los catalanes, le da votos fuera de Cataluña dado la miserable consideración que tiene el PP de sus propios votantes; porque de actuar ahora racionalmente, con racionalidad jurídica, dejaría sin justificación la brutalidad policial del 1-O, y porque entonces quedarían ridículas las palabras del Rey dando por hecho que se estaba fragmentando el Estado español. Fue un discurso golpista el del Rey y Rajoy no puede desairarle.

Pero Rajoy y sus secuaces no están solos. El PSOE ha apoyado su actuación, en la práctica le ha dado un cheque en blanco, con lo que es corresponsable de lo que perpetre Rajoy, su Gobierno y las fuerzas de represión del Estado en Cataluña. En cuanto a Ciudadanos ha dicho su jefe que apoya las medidas que tome Rajoy “aunque no sepa cuales son”. La deriva neo-falangista de Ciudadanos es cada vez más evidente y patética, pareciendo su joven e inexperto líder querer emular a Primo de Rivera (hijo). Pero tiene competidores con Pablo Casado y Rafael Albiol, ambos del PP. Y, por último, el otro corresponsable de lo que ocurra con el 155 es el ciudadano Felipe VI, aún Jefe del Estado, porque se ha puesto la venda de su juguete (la Corona heredada) antes de tener la herida (la independencia de Cataluña).

No se puede olvidar tampoco la responsabilidad de los partidos soberanistas catalanes de querer la independencia por métodos fuera de la Constitución y el Estatut. Tienen derecho a defender esas ideas, inclusos esas intenciones y no pueden ser aporreados, detenidos ni suspendida su Autonomía por esas intenciones, esos deseos por más firmes que sean. ¡Ni siquiera aún el Parlament ha votado la independencia! Es inaceptable jurídicamente, políticamente, actuaciones de un Gobierno de la Nación en modo minority report, es decir, antes que ocurran los hechos. Si el Senado aprueba lo que le ha enviado el Gobierno ¡suspenderá una Autonomía cuando aún está dentro de la legalidad! Si las medidas enviadas al Senado se toman antes de una posible declaración de independencia por parte del Parlament será un golpe de Estado de Rajoy, su Gobierno y sus cómplices (el Rey, PSOE y Ciudadanos); si se toman después serán medidas dentro de la Constitución. Otra cosa será valorar si esas hipotéticas medidas servirían para solucionar el problema o para agravarlo. Todo tiene marcha atrás hasta que aparezca algún muerto fruto de la represión. Ahí se acaba la partida de ajedrez, ha de cambiarse también el tablero y los actores, y si no se cambian que los hospitales y tanatorios de Cataluña vayan haciendo hueco porque lo de la brutalidad policial del 1-O serán caricias comparado con lo que vendrá.

Rajoy da un golpe de Estado a plazos