jueves. 28.03.2024

No renunciar a formar gobierno

Ahora ya está claro, no fue una buena idea, apostar por la celebración de nuevas elecciones ha resultado ser un fiasco. Ninguna de las ventajas que esperaban alcanzar los que jugaron desde el principio a la repetición de las mismas se ha materializado.

Por desgracia las pocas voces que se alzaron alertando del riesgo que tenia de dar otra oportunidad al PP quedaron sepultadas por los que quisieron leer erróneamente que se trataba de una segunda vuelta de donde solo se podía salir mejor que de la primera.

Algunos no quisieron asumir las complicaciones inherentes a un resultado electoral, el del 20-D, que obligaba a negociar entre las tres opciones que podían conformar una clara mayoría alternativa a la del PP, esto es,  PSOE, Podemos y Ciudadanos.

La falta de disposición de Podemos a negociar con el PSOE y Ciudadanos por una parte y la falta de consideración del PSOE hacia la necesidad de sumar a Podemos al acuerdo, buscando únicamente su abstención, por otra, dieron al traste con una solución que además de permitir la investidura posibilitaba una cierta estabilidad  al asentarse la misma en el reconocimiento real de la actual correlación de fuerzas.

Pero que la gestión tras el 20-D no haya sido la más adecuada, por parte de quienes tenían la obligación de anteponer los intereses que decían representar a los suyos propios como partido, no quiere decir que tenga que pagar obligatoriamente como tributo la renuncia a formar gobierno.

Tras el 26-J al igual que tras el 20-D corresponde al PP la iniciativa para intentar sumar a los suyos los apoyos necesarios para alcanzar la investidura, parece que en esta ocasión aupado por la mejora de los resultados y por la campaña publicitaria de los medios de la derecha lo intentará, con un resultado incierto a día de hoy. Tras dicho intento, de no prosperar, volverá a corresponder a Pedro Sánchez intentar su investidura, salvo que renuncia a ello como ya hiciera Mariano Rajoy tras el 20-D.

La única opción que Pedro Sánchez y el PSOE tienen de alcanzar la investidura y formar gobierno nuevamente es un acuerdo entre Ciudadanos, Podemos y PSOE.

Es evidente que de nuevo los que no están interesados, por distintos motivos, ni en la investidura de Pedro Sánchez ni en la formación de un gobierno que se asiente en estos apoyos, pondrán palos en las ruedas, los barones más derechistas del PSOE con Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara a la cabeza, los que dicen que no se fían del PSOE y temen que dentro de Podemos los problemas internos se agudicen y quienes en Ciudadanos piensan que ellos no están en política para esto.

Pero a su vez, de no intentarlo todos serán copartícipes de entregar el gobierno al PP sin contar este con la mayoría suficiente y serán responsables igualmente de las nefastas consecuencias de otro gobierno de la derecha extrema que de forma inmediata será requerido por la UE para practicar nuevos recortes en orden a rebajar el déficit público.

Pero no solo sería nefasto para los trabajadores y las clases populares, un nuevo gobierno del  PP minusvaloraría el peso de las fuerzas democráticas y provocaría una profunda frustración que alejaría del interés por la política a amplios sectores sociales que han buscado en estas elecciones atención hacia sus problemas y mejoras concretas en sus condiciones de vida, empujándolos irremediablemente hacia la extrema derecha y el fascismo. Resultaría inconcebible que los que han venido para cambiar tantas cosas no se han capaces de ponerse de acuerdo para cambiar algunas.

Estamos hablando de una investidura y un futuro gobierno que contaría con un apoyo de 13,5 millones votos frente a los 7,9 millones del PP y dispondría de 188 escaños frente a los 137 de los populares, una opción claramente  mayoritaria en la sociedad española que reclama otra forma de gobernar, regeneración política y reforzamiento de la democracia.

No son pocas las iniciativas que un gobierno de estas características podría sacar adelante desde la defensa de los intereses generales, educación, sanidad, justicia, atención a la dependencia y a la infancia, igualdad de género, ciencia, protección del medio ambiente, lucha contra la pobreza y revalorización del trabajo.

Permitir por acción o por omisión un nuevo gobierno del PP sin mayoría, traería aparejada una gran inestabilidad política, si el Congreso de los Diputados rechaza parte de sus iniciativas, tratarán de gobernar por decreto-ley alegando que no se les permite ejercer con libertad su labor de gobierno, lo que terminaría obligando a la presentación de una moción de censura, que siempre será más difícil de articular que la investidura, cuando no la convocatoria de elecciones anticipadas de incierto resultado.

No renunciar a formar gobierno