jueves. 25.04.2024

Madrid, sin luces

Madrid ha hecho un esfuerzo por alegrarse en Navidad pero no lo ha conseguido. En las calles del Centro y el barrio de Salamanca lucían las mismas luces...

Madrid ha hecho un esfuerzo por alegrarse en Navidad pero no lo ha conseguido. En las calles del Centro y el barrio de Salamanca lucían las mismas luces de todos los años y no mucho más baratas. La denuncia realizada por toda la oposición en julio para dar cabida a otras empresas más pequeñas, para dar oportunidades a otros de diseñar luces aunque fuera repartiendo recorridos, no ha sido escuchada por el Ayuntamiento, que publicó el pliego en octubre sin dar tiempo a que nadie pudiera concursar garantizando tener las luces listas para Navidad, salvo el fabricante que ya las tiene hechas.

El mismo adjudicatario ha colocado las mismas luces y lo único que hemos conseguido es que se le baje en algo el pago por la colocación y desmontaje, poca cosa teniendo en cuenta que las luces de Madrid vienen costando mucho más que las de París en los últimos siete años. Así que la decisión del Ayuntamiento no ha sido abrirse a nuevos diseños, abrirse a la creatividad, a otras propuestas para iluminar la ciudad o incluso para decorarla de otra forma en estas fiestas. El Ayuntamiento ha querido gastar en  repetir una y otra vez lo que ya venía colocando.

El PP es así; y mientras tanto se sigue pagando a los mismos que, han ganado tanto, que por mucho que les rebajen siguen ganando, sobre todo si han pasado años cobrando un diseño que sólo se hizo la primera vez.

Mirando el fin de año en Londres, los madrileños sentimos vergüenza de nuestro Ayuntamiento. Conocemos la distancia que nos separa de Londres y su bonanza económica que se visualiza perfectamente en su pirotecnia musical con la que han vuelto a dar la imagen de la Navidad al mundo al despedir al 2013. Madrid, al menos, se podía haber planteado opciones para que el aspecto de la ciudad ofreciera algún atractivo que no fuera el de un gasto inútil en luces que no podían fomentar el comercio en unos vecinos asfixiados.

Todavía recuerdo que desde el equipo de Gobierno me dijeron que se gastaba tanto en iluminación navideña para competir con Londres. No sé si reírme o llorar.

La creatividad se está haciendo cada día más necesaria en la ciudad; la imaginación para suplir con la cabeza lo que el monedero no puede alcanzar; pero este Gobierno prefiere gastarse el presupuesto público en mantenerse en sus trece aun cuando todos los signos indican que el resultado es malo.

Y lo que con una mano gasta con la otra lo recauda, poniendo todas las plazas a disposición de las propuestas más feas y repetitivas que imaginarse pueda: sean pistas de esquí o carpas de ferias que se llaman artesanas sin serlo.

Madrid ha estado triste y antigua esta Navidad. La tristeza no podrá solucionarse colocando otras luces pero toda capital debe exigir un mínimo de estética en sus calles e innovación en sus propuestas.

Los madrileños merecemos más, merecemos que la ciudad luzca más de lo que ha lucido estos días en que el turismo ha podido sentir su tristeza y su marcha atrás, en lo estético y en lo ético. Y si no, que nos dejen a oscuras, que apaguen las luces de Navidad, que sería la metáfora perfecta de como estamos.

Madrid, sin luces