sábado. 20.04.2024

Regalos federales

A estas horas falta poco para que a las casas más afortunadas de muchos lugares de España y también de Latinoamérica se llenen de regalos. Como ya es sabido, en es este tiempo de solsticio y perihelio de invierno, la Iglesia católica se apropió de una fecha tan laica como humana. Se apropió de la llegada de la luz.  

También intercambiar regalos en estas fechas viene de la Antigüedad, coincidiendo con el solsticio y el cambio de año. Hubo un tiempo en que era obligatorio regalar a dioses y monarcas e intercambiar con vecinos y amigos. El acto de regalar es algo que produce bienestar, igual que recibir regalos, y está repleto de simbolismo. Con el regalo se mostraba y agradecía  públicamente que el año había sido propicio y se demandaba a los dioses que la cosa en el futuro fuera igual, o mejor. Sin necesidad de enloquecer con el consumismo, el regalo une, tiene algo mágico…

Y luego vino San Nicolás, y Santa Claus y se convirtió en Papá Noél y por ahí andaba El Tió, y el Olentzero, y los Reyes Magos…y tantos mitos y ritos que envuelven estos días. Mitos, ritos y tradiciones que cada uno acopla según mejor le interesa. España, en su espíritu federal se une en el regalo a través de mil formas diferentes.

Pepe Rey, que sabe mucho de ritos y mitos navideños explica, por ejemplo, que el tió de Navidad es asociado a Cataluña, pero es una práctica ancestral que se venía realizando por toda la franja pirenaica española, y en zonas de Mallorca, Andalucía, Francia, Gran Bretaña, Alemania y algunos países eslavos.

El tió de Navidad es un trozo de tronco al que se atribuyen virtudes sorprendentes y milagrosas. Es quizá la tradición pagana más antigua de cuantas han sobrevivido en estas fechas, aunque la industrialización la ha desvirtuado. La familia se reunía en torno a la chimenea y encendía el tió (tizón o leño). La versión urbanita y moderna consiste en que un trozo de leño, que puede ser de cartón, termina cagando las chuches con las que ha sido “alimentado” durante el inicio de diciembre. Ahora es una fiesta infantil…

En Guipuzkoa también se ponía en el fuego del hogar el Olentzero-emborra o tronco del Olentzero. Pero el Olentzero, parece que surgió en Navarra. Se trata de un carbonero. Un tipo gordete, borrachín, comilón y tiznado de carbón.

El Olentzero es anterior a la cristianización de Navarra y las celebraciones del solsticio en el País Vasco. Por eso es un carbonero. Un buen tipo que quema “lo viejo” y deja paso al tiempo que comienza con un renovado Sol. Luego llegó la Iglesia y consideró que lo más oportuno era que el Olentzero anunciara la llegada de Jesús. En fin…

Buen perihelio. A encender hogueras. A quemar lo malo. A que el Sol nos dé la vida. A dar y recibir regalos de los Reyes Magos o de quien sea, pero de buen rollo. Que nadie imponga quién tiene que regalar en esta España variopinta. Que nadie tenga que “no perdonar nunca” que un rey mago vista más de reyezuelo campechano que de majestad medieval. Que nos encontremos en nuestra infancia con renovada inocencia.

Regalos federales