viernes. 29.03.2024

Su señoría Juan Cortés

Juan-José-Cortés

Si me he decidido a escribir esta breve crónica es porque presiento un panorama nada alentador, muy representativo del pobre nivel que penaliza a la actual política española

Apenas dio comienzo la campaña electoral previa a las elecciones  generales del próximo 28-A, el número uno del PP por Huelva, Juan José Cortés, acusó a Pedro Sánchez de tener pacto «firmado con los independentistas y los terroristas» así como de «sentarse a la mesa no sólo con este tipo de partidos, sino también con asesinos, criminales, violadores y pederastas, que va a intentar dejar salir a la calle cuando quite la prisión permanente revisable».  Tras estas duras declaraciones, lejos de enmendar el desliz, la candidata popular a la alcaldía de Toledo, Claudia Alonso, alabó a Cortés considerándolo un «icono de nuestra sociedad, un emblema […] un referente en España situado entre los grandes líderes políticos con solvencia acreditada en la sociedad civil que lleva el PP en sus listas».

Llama mi atención la prudencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al limitarse a pedir a Cortés «moderación y educación», mientras que el Partido Socialista exigió de inmediato una rectificación y disculpas por tan «repugnantes acusaciones». Por su parte, destaca que Pablo Casado se solidarizara con «la desazón de las víctimas de delitos terribles, como mi amigo Juanjo Cortés, cuando ven que dice que hay que derogar la prisión permanente revisable, ¡qué pena!».

Independientemente de la desgracia personal que Juan José Cortés sufrió hace diez años al perder a una hija a manos de un asesino, deberíamos considerar que no todo vale en política, y aun menos para alguien a quien habrá que llamar señoría durante la próxima legislatura sin que se le conozca más mérito que su desgracia personal, su  reivindicación de la prisión permanente revisable a través de una plataforma, y su obsesión por ser el perejil de todas las salsas mediáticas. Recordemos la reciente y empalagosa presencia de Cortés en los medios, siempre pegado a un micrófono y dando su opinión en el caso del niño Julen Jiménez, haciendo casi suyo y del PP el dolor de los padres del pequeño tras su desaparición al caer dentro de un pozo.

Si bien no era mi intención perder el tiempo enjuiciando falta de clase de Juan José Cortés, y lo que es peor, que un garrulo como él sea el número uno de la lista de candidatos de una importante formación política, ha podido más mi malestar al contemplar lo que pronto será un Congreso de los Diputados ocupado no sólo por el perfil habitual de los políticos usuales desde la instauración de la democracia (excelentes diputados en un alto porcentaje), sino ahora también por un heterogéneo conglomerado de toreros, nostálgicos militares de alta graduación y también un predicador evangélico con escasa capacidad oratoria que no va más allá de lo ordinario.

Si me he decidido a escribir esta breve crónica es porque presiento un panorama nada alentador, muy representativo del pobre nivel que penaliza a la actual política española, algo que tolerarlo o impedirlo dependerá sólo de los votos de quienes acepten o no  las expectativas de tan nefasto horizonte.

Ya como despedida, quisiera  dejar constancia de que el señor Cortés acaba de exigir una indemnización de 60.000 euros al diario digital El Plural, a través su equipo de abogados encabezado por el mediático Marcos García Montes, archiconocido defensor de casos muy sonados como fueron los de  Rafi Escobedo, Ruiz Mateos, Luís Roldan, el profesor Neira o la madre de Rocío Wanninkhof. El candidato a diputado del PP por Huelva amenaza con una querella a El Plural por haber publicado información sobre un lance del que salió absuelto aunque el tribunal que lo juzgó manifestara sus sospechas. El problema en cuestión data de 2011, cuando Juan José Cortés fue detenido, junto a otros miembros de su familia, tras ser acusados por un tío de Cortés de ser los responsables de un tiroteo. En su día, esta noticia fue publicada en varios medios (Público, El Mundo y El País…) pero es ahora cuando el interesado se siente perjudicado y arremete contra  El Plural, al sentirse vulnerado en su derecho al honor por el contenido de dos recientes artículos de este diario. Y si hago referencia a este asunto  es por mi curiosidad al preguntarme cuanto debería exigir como resarcimiento el presidente Pedro Sánchez al futuro diputado popular por Huelva por la presunta injuria de acusarle de sentarse con asesinos, criminales, violadores y pederastas: ¿60.000 euros, una cantidad superior, o una cantidad inferior?

Su señoría Juan Cortés