jueves. 28.03.2024

Seamos serios por favor, ministro Illa

salvador illa

Viajar de una comunidad autónoma a otras está actualmente prohibido en España (salvo en situaciones muy especiales y justificables) por razones preventivas en la lucha que desde la primavera mantenemos contra el coronavirus. Sin embargo, me sorprende que el ministro Illa y su equipo hayan propiciado que se autorice este tipo de desplazamientos para estar con nuestra familia en ciertos días señalados  navideñas, una medida que el Gobierno y las comunidades autónomas acaban de acordar el miércoles 2 de diciembre a través del Plan de Navidad que regula las medidas y restricciones para las fiestas que se avecinan.

Esta disposición me ha desconcertado, planteándome algunas preguntas: ¿Al desplazarse un vehículo lleno de pasajeros de una comunidad a otra, como podrán estos justificar que lo hacen sólo para pasar la Navidad con su familia? Segunda pregunta: ¿Bastará la palabra de honor del conductor si le dan el alto en un control de tráfico y le preguntan a donde se dirige? Tercera pregunta: ¿Habrá que mostrar al policía de tráfico la invitación de nuestros padres, hijos o hermanos como certificado-visado de “vuelve a casa vuelve por Navidad"?  

Seamos serios por favor.

¿Por qué nos hacen creer que se adoptan medidas restrictivas para estas fiestas, y al mismo tiempo se propicia que en Nochebuena, Navidad y Nochevieja, millones de hogares españoles se llenen de familiares y allegados con el agravante del trasiego de unas  comunidades a otras, justo lo mismo que nos piden que no hagamos? ¿No ha quedado suficientemente claro que estas navidades serán distintas por imperativos de salud pública, y que no pasa nada si vemos a los abuelos o a los tíos y hermanos por videoconferencia, aumentando así las probabilidades de que podamos juntarnos como queramos y con vida en las próximas navidades?

No debería propiciarse ninguna excepción que lleve implícito un riesgo de contagio. Al menos eso es lo que dicta el sentido común y proclama también la OMS, cuyo director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha declarado que «este es el momento de quedarse en casa y seguros [porque] estar con la familia y los amigos no vale la pena si les ponemos en riesgo».

Es lamentable que las autoridades sanitarias incurran en contradicciones que ponen de manifiesto un reticencia a adoptar medidas preventivas rotundas. En Italia, por ejemplo, se han aprobado unas restricciones para la Navidad mucho más severas que las de España, y también más acordes con la gravedad de la segunda ola que atravesamos y el riesgo de que ceder a las tradiciones y/o tratar de evitar las repercusiones socioeconómicas de la pandemia propicie un aumento de enfermos y de muertes. Los italianos han decidido mantener el toque de queda a las 22 horas (a nosotros se nos ha ampliado hasta la 1:30 de la madrugada en las noches más significativas); no podrán reunirse de más de seis personas en un hogar (en nuestro país se acaba de aumentar a diez); y no se autorizará que los ciudadanos se desplacen entre regiones con motivo de las fiestas navideñas. La autoridades italianas han sido contundentes y coherentes, mientras la disposición del Gobierno de España es permitir “desplazamientos a territorios que sean lugar de residencia habitual de familiares o allegados del desplazado, únicamente aplicable en días determinados”, lo que equivale a una autorización encubierta a todos los efectos. Pese a todo, resulta curioso que aun haya descontentos, como el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, que se plantea ampliar el toque de queda en la Comundad de Madrid hasta las 6 de la mañana en Nochebuena y Nochevieja.

Entiendo que todos queramos estar con nuestros seres más queridos en las próximas celebraciones, pero compartir mesa y mantel con familiares y amigos en plena pandemia es someterlos —y someternos— a un riesgo innecesario. Que el coronavirus obligue a que cambiemos el modo tradicional de celebrar la Navidad no impide que podamos disfrutarla de un modo distinto e imaginativo. No reunirse con la familia este año podría ser el mejor regalo para nuestros seres queridos, máxime cuando es seguro que transcurrido un tiempo habrá acabado la pandemia y tendremos de nuevo seguridad.

Lo más deseable hoy por hoy es hacer todo lo que esté en nuestras manos para conseguir  llegar vivos y sanos a las navidades de los años venideros.

Seamos serios por favor, ministro Illa