viernes. 29.03.2024

Populista moción de censura de Podemos

pablo iglesias
Foto: Flickr Podemos

En una buena praxis política, una moción de censura es la consecuencia de unas motivaciones políticas, pero también el resultado de un proceso en el que la oposición dialoga, plantea estrategias y llega a la conclusión de presentarla o no, proponiendo un candidato y un proyecto real, factible y viable para gobernar.

Según Pablo Iglesias «vivimos en un estado de excepción democrático, con un saqueo público permanente», y tiene más razón que un santo, sobre todo cuando hay dudas, incluso de que algunos sectores de la Justicia estén poniendo impedimentos para evitar ciertas investigaciones a los corruptos.

La situación es insostenible, es cierto, pero no es serio que Podemos, unilateralmente, haya decidido promover una moción de censura contra Mariano Rajoy, y lo haga sin proponer candidato ni fecha, no elija un foro institucional adecuado sino una rueda de prensa encabezada por el propio líder morado, y el objetivo no sea proponer una alternativa seria a Rajoy sino poner en evidencia al PSOE (y de paso a Ciudadanos) forzándoles para que, al no apoyar su absurda moción, se vean en la tesitura de permitir de nuevo que el partido más corrupto de Europa gobierne el España.

De entrada, el PSOE, Ciudadanos y el PNV han rechazado la propuesta de Iglesias, mientras que los otros partidos del arco parlamentario han decidido pensarse la jugada. Todo apunta a que, por defectos de estrategia y por sospecha de «trampa», la moción de Podemos está condenada al fracaso. Incluso, el PSOE ha declarado que Podemos actuaría de «mala fe», mientras que Ciudadanos califica la moción como un «circo» en el que no están dispuestos a participar.

Llama la atención el apresuramiento de Iglesias. Que sin consultar con las bases y sin debatir siquiera con sus diputados la propuesta, (tan sólo los avisó de su decisión a través de un mensaje), se pusiera una americana y compareciera ante la prensa sin una opción de alternativa al Gobierno aunque, menos mal, esta vez sin llevar una lista de “me pido estos ministerios” previamente preparada.

El candidato a las primarias socialistas Pedro Sánchez ha considerado que la moción de censura de Podemos no es un «planteamiento serio», sino un intento de «aprovecharse de la situación» que sufren los socialistas. Y todo apunta a que lleva bastante razón.

Como vemos, la vida sigue igual. Podemos se sigue comportando como cuando hace décadas debatíamos en las asambleas de las facultades durante el franquismo. No asumen que la política real tiene unos protocolos y una formas cuyo acatamiento no tiene por qué ser denigrante. Y mientras ellos lanzan fuegos de artificio, las turbulentas aguas de la política española bajan cada vez mas sucias. Y como es sabido que "a río revuelto ganancia de pescadores", es previsible que Mariano Rajoy aguarde inánime a hacer "lo que le toca", como siempre hace, o sea, nada más que poner la red y esperar a recoger los frutos de la mar. Sin embargo, lo que ahora toca -o debería tocar- es que Rajoy compareciera en el Congreso, y diera la cara como un hombre de partido y de Estado asumiendo sus responsabilidades por la carroña de corrupción que descompone al partido que preside.

Populista moción de censura de Podemos