jueves. 18.04.2024

¿Patinazo de Pedro Sánchez?

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El Presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, durante su comparecencia de ayer en la 113ª Reunión del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial del Turismo, declaró que «La recuperación turística empieza con el plan de vacunación y la recuperación total será la vacunación total y masiva», para luego añadir que «España va a ser el faro de la resurrección del turismo».

Escuchar estas declaraciones me ha preocupado por la mala interpretación a que se puede prestar por parte del subconsciente de la ciudadanía, pues incita a relacionar ‘vacuna’ con ‘turismo’, así como a considerar el turismo como un objetivo prioritario de la lucha contra la pandemia. Sin duda, la recuperación del turismo será una consecuencia de la campaña de vacunación contra el coronavirus, pero no es un objetivo prioritario, ni tampoco el más adecuado para sacarlo a colación (aunque sea en un acto de la Organización Mundial del Turismo) en un momento en que lo preeminente es aminorar las muertes y los contagios.

En el pasado verano ya fuimos víctimas de una nefasta asociación subliminal cuando la mejoría de los datos de la pandemia tras el confinamiento, propició un verano de descontrolada normalidad tras una desescalada apresurada. Como consecuencia de aquellos polvos (y también por querer salvar la Navidad o disfrutar el puente de la Constitución) nos han llegado unos lodos de contagios y muertes, así como un ascenso casi vertical de esa curva que tanto cuesta de doblegar.

Con el respeto que me merece Pedro Sánchez —y lo digo sin un ápice de ironía— le rogaría al presidente del Gobierno de España que fuera más cauto y se abstuviera de enfatizar en el turismo o en la recuperación económica como metas, ni tampoco como faro de referencia aunque en la práctica lo sean.

¿Por qué no es aconsejable lanzar mensajes alusivos a la crisis del turismo o a la recuperación de la crisis económica de la pandemia? Sencillamente porque el subconsciente funciona con unos códigos propios y propicios a jugarnos una mala pasada si utilizamos estos referentes de un modo inadecuado e inoportuno, y los convertimos en las premisas de un silogismo cuya conclusión no siempre beneficiará al objetivo de la salud pública como primera y primordial meta.

Todos tenemos nuestros objetivos de referencia, como ir a un concierto cuando nos apetezca, viajar libremente, no usar mascarilla, abrazar a nuestros seres queridos, o que se atienda presencialmente y no por teléfono a quienes sufren una patología crónica que durante casi un año no está siendo controlada como quisiéramos. Es por ello que apenas he escuchado a Pedro Sánchez decir que «España va a ser el faro de la resurrección del turismo», algo ha chirriado en mi interior al considerarlo una inoportuna alusión a salvar el turismoen el peor momento de los diez largos meses que llevamos sufriendo los devastadores efectos del COVID-19. Pedro Sánchez está sometido a un intenso estrés y es un hecho que no ha tenido aún ocasión de gobernar con normalidad desde que accedió a la presidencia del Gobierno, pero precisamente por la delicada situación en la que tiene que manejar las riendas de la gobernabilidad, tendría que ser exquisitamente cuidadoso dada  la influencia que sus palabras pueden ejercer en el subconsciente de la ciudadanía y, consecuentemente, en su modo de actuar.

¿Patinazo de Pedro Sánchez?