miércoles. 24.04.2024

La neurosis de la gran coalición

Sin duda, una gran coalición es lo que Europa, la banca y el poder empresarial van a exigir a nuestro país bajo la amenaza de convertirnos en una nueva Grecia.

candidatosTras un repaso post electoral a la prensa y una atenta escucha a las tertulias radiofónicas (incluyendo una valoración del lenguaje microgestual de las televisivas), así como por las impresiones recabadas de las personas que ayer me hablaban del difícil acople de piezas que supone el actual puzzle post electoral, mi deformación profesional me ha llevado a la conclusión de que son muchos quienes hoy deben sufrir un  trastorno neurótico al no poder conciliar dos sentimientos contradictorios que les abruman.

Es por ello que, una vez más, con el teléfono en una mano y el café con leche en la otra, he escrito a través del móvil una reflexión de desayuno que ahora publico como artículo de opinión.

Vayamos con esos dos sentimientos contradictorios que acabo de mencionar:

1- Por un lado nos encontramos con el miedo a las repercusiones económicas inherentes a la falta de estabilidad y de confianza que hoy ofrece España (la caída bursátil de ayer habla por sí sola), una incertidumbre que podría repercutir severamente en las clases trabajadoras por la fuga de capital de los inversores que nunca confiarán en un gobierno inestable y aun menos inexistente.

2- En segundo lugar habría que considerar la lealtad debida a unas promesas electorales y a unos principios (en el caso del PSOE, condicionada por el miedo a que el partido se hunda) que obliga a algunos políticos a rechazar una Gran Coalición al estilo de Alemania (un país donde pueden gobernar, coyunturalmente, el centro derecha y el centro izquierda sin que nadie llame traidor a nadie).

Sin duda, una gran coalición es lo que Europa, la banca y el poder empresarial van a exigir a nuestro país bajo la amenaza de que, en caso contrario, la pequeña recuperación de la crisis tan cacareada por el PP, revierta convirtiendo a España en una nueva Grecia. Es algo que los políticos saben bien y que muchos de ellos han valorado desde una perspectiva teórica e incluso aceptarían como salida provisional del actual atolladero (recordemos que Felipe González se mostró partidario de una gran coalición «si el país lo necesita»).

En el extremo opuesto encontramos a otros políticos que intentan ser consecuentes y se sienten moralmente obligados a rechazar tal opción por un supuesto respeto a su electorado y también por miedo a quemarse políticamente.

En psiquiatría es bien sabido que cuando dos tendencias contradictorias conviven en una misma mente —sobre todo si ambas se desean por igual— la dualidad entre "lo que quiero" y "lo que no quiero" suele abocar a un conflicto neurótico como el que ahora debe afectar a muchos políticos, sobre todo del PSOE.

Tras comentar esta reflexión con Juan Carlos de Manuel, colaborador y tertuliano en la cadena SER de Alicante, me ha preguntado que tratamiento psiquiátrico le recomendaba para esta neurosis, y le he respondido que sólo haría falta un poco de coherencia, decencia y que cada político pensara en el bien de la ciudadanía antes que en asegurarse una buena carrera con amplias puertas giratorias y un hermoso senado aguardándole al final del camino.

La neurosis de la gran coalición