viernes. 19.04.2024

Millás, Ayuso y Belén Esteban

Millás, Ayuso y Belén Esteban (1)

Esta mañana, Juan José Millás, en su programa matutino dominical de la SER, con su socarrona lógica habitual, ha opinado sobre los apologéticos elogios que se brindan a los responsables de la exitosa campaña de la candidata  Isabel DíazAyuso. Ha dicho Millás que le parecía como si la campaña la hubiera desarrollado el equipo de Sálvame, aludiendo a la estrategia de reiterar lo que a determinada gente le gusta escuchar, para concluir diciendo que la vencedora de los comicios ha sido Belén Esteban, inocente chanza que gran parte de la derecha maldecirá por falta de sentido del humor.

La reflexión de Millás, escritor y periodista valenciano a quien admiro sobre todo como persona y con quien comparto alguna que otra neurosis, tiene su gracia pero también también su miga, pues más allá de la guasa de identificar la técnicas de captación del programa de Jorge Javier Vázquez con la campaña de Ayuso, lleva implícita  una crítica al cansino argumento que esgrimen los fervientes adoradores de la presidenta madrileña al decir que “la izquierda tiene muy mal perder ya que a esa excelente mujer la han elegido la mayoría de los votantes de la comunidad madrileña, y tanta gente no se puede equivocar cuando vota a la mejor” (reproducción textual de un acalorado mail que estos días he recibido de un fanático adepto al ayusismo)

“Pues sí señor”, he dicho mentalmente como si hablara con mi otro yo. Primero: la mayoría de los votantes ha elegido a la señora Ayuso como presidenta. Muy bien. Segundo: Haciendo un esfuerzo (sólo por no entrar en polémica) podría hasta aceptar que tan inmensa mayoría difícilmente haya podido equivocarse aunque su infalibilidad se justifique sólo por ser mayoría, algo que como silogismo no es más que una pifia ante la que haré la vista gorda. Pero —y ahora vienen los peros— en la historia reciente del pasado siglo tenemos demasiados ejemplos de cómo la mayoría de votantes de una nación eligió a un líder que luego les salió rana, demostrando el paso del tiempo que se equivocaron al escoger a su adalid. Ergo, lo único que hoy por hoy podríamos considerar incuestionable es que la elección de Isabel Díaz Ayuso ha cumplido los requisitos de unos comicios democráticos; que su presidencia es tan legal como legítima; que el PSOE ha seguido una equivocada estrategia y su batacazo ha sido antológico; que Ciudadanos ha desaparecido del mapa; y que el PP de Madrid ha subido un 101, 40% en escaños respecto a los que tenía hasta ahora, mientras que el PSOE ha bajado casi en un 40%.

Pero aunque todo parezca diáfano, flota en el aire un fleco aún por resolver. Un fleco que convierte en sofisma la aseveración de que “lo mejor” es aquello que ha elegido la mayoría, algo del todo inexacto porque confunde cantidad con calidad. Intentaré esclarecerlo regresando de nuevo a Sálvame. Imagine el lector que proclamo que desde hace trece años, Sálvame es uno de los programas televisivos más vistos de todas las televisiones de España. ¿Estaré diciendo la verdad? Por supuesto que sí. Pero si de refilón añado que los millones de seguidores confieren al programa una calidad equiparable a las tertulias de la BBC británica, estaré mintiendo como un bellaco. Y si además argumento que el pedigrí de televisión culta de Sálvame se fundamenta en que millones de televidentes “no se pueden equivocar”, seré yo quien esté equivocado, o bien manipulando a quienes tienen la deferencia de leerme. 

Concluiré con tres  breves notas.

Uno: Isabel Díaz Ayuso ha ganado democráticamente las elecciones a la presidencia de Madrid, la izquierda lo ha admitido, y sería todo un detalle que abandonaran su actitud despótica, altiva y soberbia propia de malos ganadores.  

Dos: haber ganado no hace de la señora Ayuso la mejor presidenta de la comunidad, aunque no se descarta que tal vez lo sea. 

Tres: solo el tiempo nos dirá si los madrileños se equivocaron o no.

Millás, Ayuso y Belén Esteban