martes. 16.04.2024

Lincoln y Abascal

lincoln abascal

¿Por qué no tener confianza en la justicia del pueblo? ¿Hay en el mundo esperanza mejor o que pueda igualarla?
Abraham Lincoln  (1808-1865)


Esta tarde me he reencontrado con esta frase de Abraham Lincoln y, si bien en una primera lectura he sentido ganas de aplaudir, tras digerirla y reflexionarla con detalle, la justicia del pueblo a la que alude Lincoln me ha hecho pensar en esa justicia natural que emana de la ciudadanía y que, en ocasiones, se opone (con razón) a la justicia institucional que  tan cruel, lenta, manipulada, sometida a los poderes facticos y hasta injusta es muchas veces.

He acabado preguntándome si esta frase incitará a la rebelión. Si avivará el deseo de que el pueblo se tome la justicia por su mano y encarcele a los delincuentes poderosos que al amparo de sus cargos y gracias a sus fortunas (afrontar fianzas, abogados de alto standing) nunca ingresan en prisión?

Antes de iniciar cualquier análisis, se impone contextualizar y remitirnos a la época en que Lincoln pronunció estas palabras, justo en pleno fervor de la lucha por la igualdad, la defensa de los derechos humanos de los negros americanos y la abolición de la esclavitud. 

Sin embargo, hoy, al leerla de nuevo he sentido que los esclavos y los negros somos cada uno de nosotros mientras no tomemos conciencia del poder que nos otorga la razón y el Derecho Natural frente a la imposición de quienes nos acobardan, nos acorralan y nos mienten desde sus cómodas atalayas de poder empresarial, bancario y político.

No obstante, del mismo modo que la velocidad no debe confundirse con el tocino, tampoco recurrir a la fuerza de la razón y al atavismo de supervivencia que tantas veces emana del derecho natural, debería equipararse  a un desapego de las normas que rigen en una sociedad de derecho, una sociedad que aspira a basar la convivencia pacífica en el diálogo por encima de la violencia y el respeto por delante de la imposición. Y profundizando aun más, una sociedad en que sea la ley y las fuerzas del orden público quienes impongan el orden y luchen contra la delincuencia, en lugar de que una población civil de «españoles de bien» ande por las calles con una pistola en el cinto para defenderse de un posible ataque.

Viene esto a colación de que el presidente de Vox, Santiago Abascal, está empeñado en modificar las leyes vigentes de tenencia de armas, afirmando que «los españoles tienen derecho a defenderse con un cuchillo, un palo, un cenicero o un arma» y que «cuando le atacan y ven que violan a sus hijas, no deben pasar luego un infierno judicial» si disparan contra un delincuente sino, mas bien se les debería conceder «una medalla al mérito civil».

Me preocupa que en Congreso de los Diputados tenga su escaño un sólo miembro de un partido que estaría encantado con que España se convirtiera en un 'spaghetti western' donde la ley la aplicara por la fuerza quien primero desenfundara.

Me preocupa lo que pueda entender un filofascista por «defensa propia» y que un país con una delincuencia mínima en comparación con el resto de la Europa comunitaria, pase a tener un Puerto Hurraco en cada pueblo y en cada barrio de una ciudad.

Me preocupa, no ya que Vox esté a favor de la caza deportiva (eufemismo que disgusta a los animalistas) sino que lo esté a favor de la caza de feministas, de homosexuales, de inmigrantes o de las mujeres que se ven en la difícil tesitura de tener que abortar.

Me preocupa que el partido de Abascal esté en contra de derogación ley de violencia de género y de toda norma que discrimine a un sexo de otro.

Me preocupa la obsesión de Vox por la derogación de otra ley, esta vez la de Memoria Histórica, y que considere a quienes la defienden como unos «coleccionistas de huesos»

Y me preocupa que un partido nostálgico de los cuatro decenios más nefastos de la historia reciente de nuestro país (el mismo que ellos consideran su España) esté interfiriendo en la actualidad política con unos exabruptos rayanos en el el guerracivilismo.

Me preocupa que de Vox pueda depender las decisiones que tome la derecha en un hipotético gobierno a partir del 28-A.

Y ya por último, me preocupa que la ultraderecha haya acaparado tanto la atención de la actualidad e interfiera tan cansinamente en nuestro día a día hasta el extremo de haberme saboteado lo que tan sólo iba a ser una breve reflexión sobre una frase de Abraham Lincoln, reflexión que por mi cabreo pospongo para otra ocasión.

Lincoln y Abascal