viernes. 19.04.2024

El continuismo gana en las primarias socialistas en Valencia

Con su victoria, Ximo Puig, tiene en sus manos recuperar el apoyo de quienes no le han votado...

Cuando se convocaron elecciones primarias para elegir al candidato del PSPV-PSOE a la Generalitat Valenciana, todos daban por seguro que el ganador sería Ximo Puig, aspirante oficialista tanto del PSOE autonómico como de la madrileña sede de la calle Ferraz, como efectivamente ha sido

El derrotado y única alternativa, Toni Gaspar, era un casi desconocido que aportaba la juventud y savia fresca que tantos ansiaban y que supo transmitir ilusión de cambio con unas propuestas que podrían haber recuperado gran parte del electorado el PSPV-PSOE ha perdido durante los últimos años.

Pero la victoria de Ximo Puig ha sido aplastante, en gran medida porque es un político muy conocido y porque tiene el control del aparato, mientras Toni Gaspar ha sufrido las consecuencias de una convocatoria de primarias muy precipitada (a falta de más de un año para las elecciones autonómicas) que no le ha permitido darse a conocer ni visitar más de 130 de los 500 y pico pueblos que tiene la comunidad, lo que cuestiona que la contienda haya sido del todo igualitaria.

Frente a Ximo Puig (varias veces diputado desde 1983 y actualmente secretario general del PSPV-PSOE), Toni Gaspar ha tenido sólo 50 días para que los votante supieran quien era. Sin embargo, y pese a ello, sus propuestas han sido acogidas con entusiasmo por lo que de novedoso suponía qpretender acabar con el aforamiento de los parlamentarios, pedir un sueldo único para los políticos o limitar a ocho años los mandatos en la Generalitat para desprofesionalizar a quienes viven de la política

Es muy probable que de haber durado dos semanas más la precipitada campaña –o de haberse retrasado unos meses la convocatoria de la misma–, los apoyos a Toni Gaspar hubieran sido mla acató ponendose a disposición del candidato electo para trabajar con él “en un mismo proyecto”. Sin embargo, es harto improbable que el aparato socialista valenciano cuente con él y, ni por asomo, le ofrezca algún día un cargo de relevancia como aquella secretaría de Estado con que Obama premió a su rival Hillary Clinton por su fiel ayuda al Partido Demócrata tras unas elecciones primarias en 2008, infinitamente más agresivas que esta réplica en miniatura en la que apenas si ha habido debate ideológico y el electorado no ha llegado a percibir claras diferencias entre él aspirante David y el Goliat Ximo Puig.

Pero las decisiones que emergen de las urnas deben acatarse siempre aunque resulten tan contradictorias como que los socialistas valencianos no confíen el cambio a quien propone soluciones nuevas pero lo dejen en manos de quienes no lo llevaron a cabo en los últimos veinte años.

En cualquier caso, con su victoria, Ximo Puig, tiene en sus manos recuperar el apoyo de quienes no le han votado y, sobre todo, de aquellos que dejaron de votar socialista y hoy se decantan por otras formaciones o por la abstención. Hay dos cartas mágicas que Puig tiene en su mano: una es contar con Toni Gaspar y  la otra adoptar al menos una de sus propuestas; o preferiblemente tres: renunciar al aforamiento de los políticos, reducir su mandato a un máximo de ocho años y proponer un solo sueldo para los servidores públicos acabando con la pluralidad de emolumentos que se perciben por diversos conceptos, tanto del partido como de distintos organismos públicos. Si a esto añadiéramos la firme propuesta de exigir la reforma de la ley electoral que tanto beneficia hoy al nefasto bipartidismo, el señor Puig contaría con mi credibilidad y respeto.

El continuismo gana en las primarias socialistas en Valencia