miércoles. 24.04.2024

Mayorías

Resulta ser un problema de aritmética elemental determinar en un conjunto la mayoría de una clase de elementos. Basta saber contar...

Resulta ser un problema de aritmética elemental determinar en un conjunto la mayoría de una clase de elementos. Basta saber contar. Otra cosa es interpretar qué conjunto examinar y el significado de elementos a considerar. Es muy fácil observar lo que queremos decir, si lo ejemplificamos con ese caso frutal, al que recurren con mucha facilidad miembros capitalinos del PP. Si tenemos una cesta con peras y manzanas y éstas últimas están en número superior a las primeras, se acaba de conformar una mayoría de manzanas cuando preguntamos por especies diferentes, ya que el concepto de especie implica que no se puede obtener una a partir de la otra (por eso un oriental pertenece a otra raza, pero la especie a la que pertenece es la misma, la humana). Si preguntamos por frutas, en cambio, contestaríamos que la mayoría coincide con la totalidad. Dos preguntas, pues, con dos contestaciones para el interrogante mayoría, diferentes.  Si el interés al formular el interrogante que nos lleva a cuantificar la mayoría es el interés de la conservación de la fruta, tendremos que pensar en algo válido para peras y manzanas. Por el contrario si solamente queremos fabricar sidra de la fruta mayoritaria, hay que elegir de otra forma.

La cuestión de fondo es la vigencia de la mayoría que se pronuncia en un proceso electoral a favor de una formación política permitiendo que, como consecuencia del proceso electoral, llegue al poder, y la utilización de ese respaldo para otros menesteres. Recientemente se ha pronunciado la vicepresidente del gobierno, descalificando a los ciudadanos que protestan porque no están de acuerdo con las iniciativas políticas que toma el gobierno del PP, aludiendo a que en la situación actual en que TODO VA BIEN, no casa con que los ciudadanos puedan protestar. La verdad es que supone un paso adelante que no se juzgue con los parámetros del ínclito Wert, que descalificaría, atribuyendo la iniciativa de la protesta a una posición política radical, orquestada por el oro de Moscú.  En el ejemplo frutal, la vicepresidente del gobierno del PP habla por la mayoría manzanas, sin reparar que el problema de gobierno no es de manzanas, sino frutal. No falla la aritmética, sino el ámbito de aplicación. Aunque, es de suponer que con lo que ha caído a estas alturas, un recuento de nuevo, bien podría suponer nueva respuesta de la aritmética, que puede haber cambiado sustancialmente. Si mirara los sondeos, igual opinaba diferente a lo que manifiesta.

Los acontecimientos del Gamonal nos están abriendo los ojos porque expresan el desconsuelo de los ciudadanos frente al abuso y autismo del poder. La mayoría  que llevó al poder al PP en Burgos, no ampara una iniciativa del gobierno de la ciudad que parece perjudicar los intereses de los ciudadanos. Si las iniciativas se alejan de los intereses colectivos, la ciudadanía se moviliza para decidir lo que quieren.

Sorprende, que en nombre de la democracia se hayan producido iniciativas que suponen una calidad democrática muy baja, insuficiente, autoritaria, despótica y caciquil.  La política de recortes del gobierno central preocupa en Europa, donde nuestro Presidente de Gobierno ha comprometido un recorte a los ciudadanos, que todavía alcanzará un 21% más. Todas las iniciativas gubernamentales recientes han supuesto un aumento de las desigualdades, que es motivo de preocupación para Europa. Los gobernantes actuales no reparan en que, en el mejor de los casos, hacer lo que quieren sus votantes no es hacer lo que quieren o necesitan todos. No se puede planificar una obra sin contar con sus ciudadanos y suponer que porque en su día alcanzaron el poder por una mayoría en la votación correspondiente, es apropiada la iniciativa. Intervenir el espacio público fue un signo de democracia, lo que se llamó recuperar la calle. Hoy se vuelve a hacer porque los ciudadanos se han visto abocados a ello, en vista de lo que decide el que está en el poder. Los movimientos ciudadanos se dan porque no pueden convocar a los poderes públicos, porque se han alejado, resultando  autistas para las necesidades de los ciudadanos a los que representan. Detrás de todo ello hay una deficiente interpretación de la mayoría.

Una vez que las aritméticas están bien orientadas, es decir, son significativas para el problema, están bien establecidas y resultan bien caracterizados sus intereses, pudieran éstos resultar encontrados. Es aquí donde el poder establecido tiene que actuar con la sabiduría pertinente, porque tiene que decidir. Para ello debe  ponderar su respuesta equilibrada y proporcionada al problema. Si todos los miembros de un colectivo han disfrutado de libertad sin límites para opinar, proponer, sugerir en un debate amplio, sin restricciones y confrontando posiciones, pero se ha llegado a un punto en el que hay que decidir una posición, tiene que pesar la aritmética como peso decisivo para la toma de posición. Es el significado de mayoría, no es otra cosa. Y en democracia, la mayoría decide y lo democrático es aceptar la decisión de la mayoría. No hay paliativos, ni posiciones de calidad, ni cosas por el estilo, a las que se acude, cuando las razones democráticas no bastan para convencer a los irreductibles que no aceptan las mayorías. Claro que las mayorías, como hemos dicho, se ejercen, no se apela a ellas virtualmente.

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