viernes. 29.03.2024

Sobre los resultados electorales de Podemos

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Los resultados de Podemos no han generado tanta insatisfacción porque se venía de unos augurios que situaban a la formación en los treinta diputados y compitiendo con Vox

El suspiro de alivio que recorrió buena parte de España tras ver que los bárbaros se quedaban muy lejos de poder conquistar nuestra pequeña e imperfecta Roma, no debe esconder que Podemos parte, de cara a una posible negociación, con mucho menos peso y, sobre todo, a una distancia mayor en votos y escaños del PSOE. El partido morado sigue siendo necesario, pero sabiendo como sabe el equipo de Sánchez que no se puede permitir un nuevo No a su investidura, lo más probable es que trate de gobernar solo. Y puede que lo consiga.

Los resultados de Podemos no han generado tanta insatisfacción porque se venía de unos augurios que situaban a la formación en los treinta diputados y compitiendo con Vox. No ha sido así, pero también es cierto que mientras Ciudadanos ha aguantado el desgaste a izquierda y derecha y ha crecido fuertemente en escaños -que no le sirva de nada es otro cantar-, Podemos ha quedado casi en la mitad de escaños y ha perdido casi un par de millones de votos. Dónde han ido a parar esos dos millones de votantes y por qué, debería ser la gran pregunta ahora en Podemos.

Del mismo modo, quienes en estas elecciones generales han optado por desvincularse del partido de Iglesias -Compromís, Mareas, BNG y otros- deberían preguntarse cómo les ha ido sin el paraguas de la marca Podemos, a quién benefician estas estúpidas disputas internas y si no había forma de canalizar, dentro de la formación, el legítimo disgusto y el legítimo hartazgo hacia unos modos de organización que, ciertamente, son también bastante responsables de este resultado. Porque una cosa es remontar desde la previsión de las encuestas y otra no darse cuenta de que dicha remontada no hubiera sido necesaria si se hubieran hecho las cosas bien durante los últimos doce meses.

Sabemos que con las municipales y autonómicas a la vuelta de la esquina, nadie va a cambiar un ápice su discurso, pero después quizás haya llegado el momento de recomponer Podemos en torno a nuevos liderazgos, para que vuelvan todos aquellos que se fueron: nombres propios -Alegre, Errejón, las Mareas,...-, pero también anónimos, como los dos millones de votantes que se han quedado por el camino pese al aumento de la participación.

Lo contrario, encastillarse en la conservación de las esencias, en ser la garantía de que el PSOE no gire a la derecha o practicar el victimismo -cierto, pero intrascendente- de que la patronal y los poderes económicos no quieren a Podemos en el poder, conducirá a un resultado cada vez peor y, en todo caso, a abandonar cualquier aspiración de Gobierno y conformarse con el rol de la vieja Izquierda Unida: el de botijero del PSOE. 

Sobre los resultados electorales de Podemos