jueves. 25.04.2024

Rajoy como Rambo

rajoy-galicia

Conviene no engañarse: echar al PP de la Gürtel y los otros mil o dos mil casos aislados, no es tarea fácil. Rajoy es el Rambo de la política

Aunque, como siempre, los grandes medios le han echado un capote aplaudiendo su lectura de la situación, lo cierto es que la moción de censura ha pillado a Ciudadanos en fuera de juego. El partido de Rivera, que sobreactuó su sorpresa por la sentencia de la Gürtel —debía de ser el único colectivo español que aún no se había enterado de lo que había pasado en Génova trece los últimos 20 años—, va a tener que mojarse en una moción de censura que, por más que ellos señalen con su dedo nacionalpopulista a Cataluña, versará sobre el PP y sus dirigentes.

Tampoco le ayuda mucho, creo, ese relato cínico por el cual Ciudadanos no quiere apoyar ni al Partido Popular de la Gürtel ni al PSOE de los EREs, como ha dicho alguno de sus dirigentes estos días. Lo que sería más fácil de creer si no llevaran un par de años siendo la muleta del PP en el Parlamento nacional y del PSOE en el de Andalucía.

Además, su salida de que Rajoy convoque elecciones y, si no, forzarle con una moción presentada por ellos mismos, tiene un «pero» de no poco calado: Ciudadanos no dispone del número de diputados necesarios para presentar una moción. Y dadas sus relaciones actuales con los demás grupos de las cámara, ¿quién les iba a prestar los tres diputados que les faltan? ¿Se los prestaría el PSOE después de que Ciudadanos vote que No a su moción de censura? ¿Podemos, PdCat, Esquerra, Bildu? Cuesta imaginarlo.

La realidad es que aunque todo el mundo mira a los de Rivera, a quien cree que ahora hay que mirar al PNV, que después de apoyar, de nuevo, los presupuestos de Rajoy —donde se bendice un aumento del cupo vasco del que Rivera tampoco parece haberse dado cuenta— se ha sacado de la manga un estatuto en el que diferencia, a saber cómo y para qué, entre nacionales vascos —o sea, el vasco-vasco— y meros residentes o vecinos. Un PNV que parece estar más cómodo al lado del PP, aunque simule su decepción continua con este partido, que con otros grupos políticos más proclives, en principio, al diálogo y menos a la confrontación territorial.

Sin el concurso del PNV, y su influencia, es difícil que la moción del PSOE salga adelante. Máxime cuando el PdCat, que también parece sentirse cómodo con el PP en el Gobierno, ha dicho que venderá caro su apoyo. El fracaso, de todos modos, tampoco tiene que ser necesariamente malo para Sánchez, que sin un escaño en el Congreso llevaba varios meses de capa caída y sin dar un rumbo claro a su formación. Ahora, el PSOE se erige en cabeza visible de la oposición al PP, gane o no gane esta batalla. Lo que no es poco según anda el patio de Podemos.

Así que conviene no engañarse: echar al PP de la Gürtel y los otros mil o dos mil casos aislados, no es tarea fácil. Rajoy es el Rambo de la política. Si el personaje de Stallone era capaz de sobrevivir en la selva vietnamita con sólo una cantimplora y un puñal, el gallego es capaz de aguantar en Moncloa con toda la Cámara en contra, los medios pidiendo elecciones en cada editorial y su propio partido echando humo. Y si la moción del PSOE no sale adelante y a Ciudadanos nadie le presta 3 diputados para echar a Rajoy, éste tiene presupuestos, cara dura y pachorra suficientes para aguantar hasta 2020.

Dos años de parálisis que, de paso, desgastarían bastante a Ciudadanos, su principal rival; pues el partido de Rivera sufriría el ataque de la izquierda por sostener a Rajoy y el de éste por no estar ayudando a la gobernabilidad del país. Y con la volatilidad actual del voto, dos años dan para mucho. Hasta para que el PP se recomponga y Rajoy repita como candidato. Hasta para que nos pase otra crisis por encima.

Así que quizás no convenga echar las campanas al vuelo. Porque si la sentencia de la Gürtel podría cambiarlo todo, Mariano es un experto en conseguir que no cambie nada. Para empezar, ahí sigue. Aferrado al sillón pese a haberse hecho el loco en el Parlamento y ante el juez, pese a los sobresueldos y la caja B, pese a Lezo y la Gürtel, pese a Zaplana, Rato y toda la ristra de investigados, imputados y detenidos. Y con la cara dura suficiente para decir que son los demás los que quieren el poder a cualquier precio. No como él, claro, que se agarra al cargo por responsabilidad. Y no dimite por el bien de España.

Y es que Mariano, sobre todo, es un patriota. Un patriota y un superviviente. Rajoy, ya lo he dicho, es como Rambo. No conviene darle por muerto.

Rajoy como Rambo