jueves. 28.03.2024

Sobre la organización de Podemos

Los dirigentes de Podemos piensan que solo tienen una oportunidad para crear un partido: los meses que van de las europeas a las generales.

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Lo que buscan los promotores de PODEMOS es que en esta formación pueda estar cualquiera, sea de izquierdas o de derechas

Imaginemos que la dirección del PSOE en vísperas de un Congreso decidiera enviar a las bases no un proyecto de Estatutos sino un “documento de principios organizativos” anunciando que una “comisión técnica” (nombrada por la dirección) redactará los Estatutos después de recibir las aportaciones de los afiliados al mencionado documento. Probablemente, oiríamos acusaciones de opacidad y de intentos de manipulación. Por ver el lado positivo de las cosas, el que PODEMOS haya puesto a debate un “documento de principios organizativos” tiene la ventaja de ahorrar a sus afiliados el tedioso procedimiento de enmienda de un texto articulado. La “gente común” no tiene tiempo ni ganas de leer estatutos. Así es que esta ingrata tarea se delega en la dirección de PODEMOS y sus “técnicos”.

A la luz de los mencionados principios organizativos se trata de analizar qué novedades aporta PODEMOS en relación a la organización de los partidos existentes, duramente descalificados en su funcionamiento. Se trata de ver cómo se plasma el empoderamiento de los ciudadanos y en qué medida se incorporan las ideas asamblearias y de crítica a la democracia representativa (“no nos representan”) que expresó el 15M.

Cabe concluir esta introducción recordando declaraciones de Pablo Iglesias en esta materia. Junto a una defensa de la participación, Iglesias ha venido defendiendo con enorme contundencia la idea de eficacia, preocupado por el riesgo de crear una organización que, a fuerza de participación y asamblearismo, resulte que no sea capaz de funcionar. Esta obsesión por la eficacia impregna todo el documento organizativo.

El grueso del documento se dedica a cómo se organiza el poder dentro de PODEMOS. El organigrama de PODEMOS se puede comparar con el del PSOE mediante una tabla de traducción de órganos:

Desde luego, hay innovación en los nombres. Destaca el nombre del máximo líder de PODEMOS, que será el de Portavoz;  pero si se miran las funciones de estos órganos resulta una estructura muy parecida a la del PSOE y, en general, a la de cualquier organización basada en la democracia representativa. El tamaño sí que es distinto, ya que el Consejo de Coordinación será de 10 a 15 miembros y el Consejo Ciudadano de 80. Aquel será el equipo del Portavoz y se elige a propuesta de éste (como en el PSOE). Dicho de otro modo, en PODEMOS mandará el Portavoz  y su equipo.

A diferencia del PSOE, PODEMOS no será un partido federal. Seguramente aquí se revela el peso madrileño y también el dato de que aún no tienen representación autonómica. En todo caso, el poder interno no está compartido con las federaciones territoriales. De modo que el poder interno está centralizado y muy concentrado en pocas manos.

A lo cual ayuda el método de elección de los cargos orgánicos. El procedimiento elegido es el de listas abiertas corregidas por género. Como todo sistema electoral tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Tiene la ventaja de que cada cual puede votar individualmente a quien mejor le plazca en lugar de votar a un conjunto de candidatos. Este método tiene buena prensa. Parece novedoso, pero en el viejo PCE, partido en el que he militado largos años, se elegía al Comité Central por listas abiertas, con el resultado de que siempre salían elegidos aquellos que recomendaba la comisión electoral (la llamada lista oficial). En otras organizaciones donde este sistema se ha probado, la experiencia dice que una mayoría (si se organiza bien no hace falta que sea absoluta) copa todos los puestos y deja fuera a las minorías. En definitiva, el método de lista abierta es malo para la pluralidad. Prueba de ello es que las organizaciones que valoran la pluralidad interna usan el voto proporcional al menos en algunas elecciones.

Claro que la regulación de la pluralidad no es algo que preocupe a los redactores del documento porque no le dedican ni una línea, salvo una genérica alusión al principio. Entiéndase bien de qué hablamos. En PODEMOS (y en cualquier partido) hay una pluralidad social (se afilia gente de todo género y condición), pero aquí hablamos de pluralidad política, aquella que se expresa en forma de tendencias formales o informales, estables o transitorias. No parece que los dirigentes de PODEMOS sean muy aficionados a esta pluralidad.

El panorama que esbozan estos rasgos es el de un partido no solo basado en la democracia representativa (como los demás) que, además, se dota de una dirección fuerte, más fuerte que los demás, sin contrapesos territoriales ni pluralidad política. Entonces ¿Dónde queda la crítica a la democracia representativa?

La participación de las bases y de los ciudadanos se concreta en un par de cosas: el método referendario y la elección directa de algunos cargos. El referéndum interno para decidir algunas cuestiones de especial interés es una novedad en España. Pero no en Alemania: el SPD acaba de someter a referéndum de sus afiliados la decisión sobre el gobierno de coalición. El referéndum de los afiliados es una idea interesante siempre que se concrete qué decisiones (pocas e importantes por razones prácticas) se someten a este sistema.  En todo caso, creo que la fórmula referendaria ni es un contrapeso al poder de la cúpula ni empodera particularmente a las bases.

El énfasis en la participación telemática es constante. Los jóvenes, sobre todo, utilizan masivamente estas tecnologías. Los demás partidos y organizaciones sociales harían bien en desarrollar mecanismos de participación telemática. Sin embargo, un mecanismo dirección–base, sin un debate estructurado (por mor, ahora sí, de rechazar la “delegación”) puede derivar en una notable instrumentalización. La “gente normal” recibe la opinión de una cúpula que se dirige a las bases a través de los medios de comunicación y a ellas pide la ratificación referendaria vía telemática.

En un partido con un poder tan concentrado, sin tendencias ni poderes territoriales, el debate estará dirigido y el resultado será muy previsible. En una organización democrática el referéndum ha de verse como un complemento de la democracia representativa. Creo que la democracia representativa, donde el principal poder de las bases es el de elegir a sus representantes y controlarlos, es bastante superior a la llamada democracia referendaria, en la que, como se ha visto, tampoco se basa PODEMOS. Lo cual no significa que los partidos tradicionales no deban revisar las formas de participación de sus bases y la relación con los votantes.

En cuanto a la selección de candidatos, la cosa no queda muy clara ya que, por un lado se dice que elaborar las listas para las elecciones corresponde a los afiliados y en otro lugar se señala que se utilizarán formas referendarias y abiertas para seleccionar a los candidatos. Habrá que esperar a que la “comisión técnica” concluya sus trabajos para saber a qué atenernos.

Pero sí que importa destacar que, en realidad, no hay gran diferencia entre ser o no ser afiliado a PODEMOS, un partido que, según los mencionados principios organizativos, se define por la defensa de la democracia y los derechos humanos, algo que seguramente comparten la Patronal, la Conferencia Episcopal o el Estado Mayor del Ejército.  Lo cual no es casual, ya que los promotores de PODEMOS quieren un partido sin un perfil ideológico definido. Y eso tiene su traducción en la afiliación. Para ser afiliado a PODEMOS basta con suscribir una declaración de principios éticos (nótese que no es un compromiso político y mucho menos ideológico). Lo que buscan los promotores de PODEMOS es que en esta formación pueda estar cualquiera, sea de izquierdas o de derechas.

Es más, la preocupación de Iglesias es que PODEMOS se convierta en “un parque temático” de militantes de izquierda (se entiende a la izquierda del PSOE) y de activistas del 15M. En realidad no quieren ni activistas ni militantes, sino “gente común” que no tiene tiempo de militar ni de hacer activismo.  Pero las cosas son como son: PODEMOS se está poblando de ese tipo de activistas y militantes. Y aunque algunos de ellos se ha integrado con el grupo dirigente de PODEMOS, aceptando sus posiciones, muchos otros no. En un círculo de PODEMOS, el tono político lo darán, probablemente, los activistas, creando una no pequeña contradicción en un partido que se quiere sin perfil ideológico. Es probable que haya círculos que deriven enseguida hacia posiciones revolucionarias, antisistema y de extrema izquierda. Algo parecido se puede decir de la gente que viene del 15M, con una carga de prejuicios anti-líderes, partidarias del asamblearismo y del consenso como método. De hecho, las contradicciones ya han aflorado por este lado (con la aparición de documentos alternativos) y aunque el indudable prestigio de Iglesias y su grupo permite predecir que sus posiciones serán las que prevalezcan, puede que no sea para siempre ni en todas partes.

Los dirigentes de PODEMOS piensan que solo tienen una oportunidad para crear un gran partido: los meses que van desde las elecciones europeas hasta las generales. Es lo que llaman una ventana de oportunidad, que se puede cerrar enseguida si el PSOE se recupera o la crisis remite. Por eso tienen prisa para lanzar un partido de la “gente común” en el que quepa cualquiera, con independencia de su ideología. Saben que PODEMOS es hoy solo una sigla exitosa y un liderazgo reconocido, algo que, por cierto, recuerdan al PSOE del 77. Intentan crear rápidamente un partido grande, con la vista puesta en las generales. Y no les importa quién lo componga, porque creen que un fuerte aparato central y un liderazgo incuestionado es garantía de que las cosas no se les vayan de las manos.

Sin embargo las cosas no son tan fáciles. Es muy notable que los promotores de PODEMOS hayan renunciado a presentar candidaturas municipales ante la evidencia de que no pueden controlarlas. Dicen que el sueño de un ratón es estar sentado en un queso comiendo de otro. Los que han diseñado el esquema organizativo de PODEMOS quieren crear un sólido y eficaz poder central a la vez que aparentan un empoderamiento de las bases y los ciudadanos. Quieren un partido sin ideología a la vez que el partido se puebla de militantes sobre-ideologizados. Puede que el indudable peso del equipo promotor saque adelante el proyecto. Pero las contradicciones ya están ahí y crecerán.

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